Desde que en el 2003 inició un elevado crecimiento, la economía peruana está experimentando este año una fuerte desaceleración, según los analistas nacionales e internacionales, quienes estiman, en promedio, que la expansión de la actividad productiva sólo llegaría a 1,7% en este año, es decir a menos de la mitad de la actual meta oficial optimista de 3.5%, derrumbada por perniciosas ondas de la crisis financiera y económica mundial que aun no se logra detener.
Las estimaciones de crecimiento económico para el 2009, efectuados por 12 analistas locales y extranjeros y recopiladas por Reuters (1), fluctúan entre 1,2% y 2,5 % y reflejan las difíciles condiciones que impone la referida crisis mundial. En el 2008 la economía se expandió en 9.8%, la mayor tasa alcanzada en los últimos 10 años.
El Gobierno peruano ha venido reduciendo reiteradamente sus estimaciones de crecimiento del PBI para el 2009, desde 6,5 % anunciado a fines del 2008 hasta 3.5 % al segundo trimestre. El pasado jueves el Ministro Carranza adelantó que haría un nuevo reajuste, por considerarla una meta 'sobreoptimista'.
La desaceleración económica se produce en circunstancias en que el presidente García, cuya gestión tiene una desaprobación del 68 %, según una reciente encuesta y enfrenta protestas sociales que llevaron a un cambio de su gabinete a inicios de julio pasado y continúan ahondándose con las recientes manifestaciones masivas de Paucartambo e Ica.
Desde el último trimestre del 2008, la economía peruana se viene contrayendo, luego de que la crisis mundial frenó el alza de los precios de los minerales, productos dominantes de las exportaciones peruanas y la contracción de la demanda interna de los Estados Unidos y Europa, lo cual está repercutiendo en una caída de la demanda interna y de la inversión privada.
Con el propósito de reanimar la economía y recuperar mayores ritmos de crecimiento este y el siguiente año, el Gobierno ha puesto en marcha un plan de estímulo para inyectar 3,200 millones de dólares en el 2009. Sin embargo la inversión pública viene registrando bajos niveles de avance y, como consecuencia, la inconformidad y los reclamos de los asalariados y del pueblo en general se expresan más y más en las calles.
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