El Producto Bruto Interno del país registró un crecimiento de 2,1%
en el primer trimestre de 2017 frente al 4,4 % observado en similar trimestre
de 2016, a pesar de la expansión de las exportaciones mineras derivadas del impulso
de la producción de cobre de las minas que entraron en la fase de operación
desde fines de 2015. Las causas parecen estar en la menor dinámica de la Demanda
Interna, es decir, en la caída de la inversión privada y pública, además del consumo
privado. Con este resultado, continúa la desaceleración del PBI iniciada en el
segundo trimestre de 2014.
Inversión y producción en la teoría económica
En la teoría económica, según
el método de la función de producción, una función de producción acumulada representa
formalmente a la transformación de los insumos en producción. En el modelo
estándar el nivel de producción depende de solo dos insumos, la mano de obra y
el capital, y de la tecnología existente.
Al modelo estándar de
producción se le denomina función de Cobb-Douglas, tanto por el matemático
Charles Cobb como por el economista Paul Douglas, quien fuera Senador de
Estados Unidos por el Estado de Illinois. Al comprobarse empíricamente, esta
función arroja estimaciones de la receptividad de la producción a la variación
en los insumos. Ampliamos esta especificación básica dividiendo el capital en
privado (de las empresas) y público (como infraestructura aportada por el
gobierno) que también incide en la producción (1).
Probables causas de la desaceleración económica peruana
El menor dinamismo de la
actividad económica del primer trimestre de 2017 parece explicarse esencialmente
por la caída de la Demanda Interna, es decir, por la desaceleración no
solamente del consumo privado, sino también a la caída de la inversión privada
y del gasto público (2).
El gasto de consumo privado
registró un bajo crecimiento como consecuencia no sólo de los eventos negativos
provocados por el fenómeno El Niño Costero, sino sobre todo porque la mayor
parte de los indicadores del consumo como el ingreso principal, la masa
salarial, el empleo y la confianza de los consumidores mostraron un deterioro
respecto a los niveles que se habían observado en los trimestres previos.
Por su parte, la inversión
privada registró una caída de 5,6 % en el primer trimestre, resultado de la
paralización de obras de infraestructura asociadas a los operadores brasileños
y a una caída de la inversión minera, aunque en menor magnitud a lo observado
en 2016. La confianza empresarial, que tiene una alta correlación (positiva) con
la evolución de la inversión privada, particularmente con la no minera, mostró
una moderación en el primer trimestre del año.
Es de resaltar que la
inversión privada del primer trimestre de 2017, como porcentaje del PBI nominal,
disminuyó a 17,3 %, es decir, 1,8% menos a la ratio observada en el primer
trimestre de 2016 (19,1 %) y el más bajo registrado desde 2009. Más aún, la
inversión privada no cesa de disminuir en los últimos 13 trimestres consecutivos
contados desde el cuarto trimestre de 2013, cuando alcanzó el 21,3% del PBI. En
total, la caída es del 4% del PBI, tal como puede verificarse en la información
de gráfico que antecede.
En cuanto a la a inversión
pública, ésta se retrajo de 3,5% del PBI nominal en el primer semestre de 2016
I a -0,7 del PBI en el mismo trimestre de 2017, conforme el ente emisor.
Expectativas de crecimiento rebajadas
Con todo lo antes señalado, las
expectativas de crecimiento macroeconómico, según los analistas económicos y el
sistema financiero, al mes de abril último, alcanza al 2,5% en 2017, mientras
que las empresas no financieras todavía apuntan al 3,2 %, según los datos del
BCRP, pero ambas cifras muy por debajo de lo esperado inicialmente.
Implicancias de política económica
Tanto el aumento de la inversión
privada como pública se vinculan directamente al del crecimiento económico. Los
efectos de corto plazo podrían ser significativas si están alineadas especialmente
al plan de reconstrucción y rehabilitación de los territorios afectados por El
Niño Costero, y podrían ser aún más intensos en el largo plazo para la economía
nacional y las regionales como la ancashina, con bajo stock de capital público
y privado, por tener sus economías en relativo abandono y descuido.
De éstas observaciones pueden derivarse
al menos dos consecuencias de política económica. Primero, es necesario y
oportuno debatir sobre los montos de transferencias de canon minero y el uso de
los saldos no invertidos en años anteriores para incrementar el presupuesto de inversiones
públicas en l nación y en las regiones. Segundo, nuestro país puede
beneficiarse del financiamiento externo, sean inversiones extranjeras directas
o endeudamiento, en condiciones no concesionarias para inversiones nuevas y
redirigirlas a sectores económicos que diversifiquen la producción atendiendo su productividad económica; aunque es probable que estas nuevas inversiones
solo permitan obtener beneficios tangibles recién con el correr del tiempo.
Referencias:
(2) BCRP, Notas de estudios N° 37 – 18 de
mayo de 2017 1, Informe Macroeconómico: I Trimestre de 2017.