China es el mayor 'fabricante del mundo', y también el principal
consumidor del planeta. En el año 2014, a pesar de la desaceleración de sus
economía, aportó con el 16.5% del PBI mundial; de manera que –parafraseando un
dicho popular- “si el gigante asiático se resfría”, los pequeños países de su
entorno pueden “contraer una pulmonía”. Efectivamente, los mercados
financieros del planeta están en zozobra. Lo ocurrido ayer fue denominado “lunes
negro” por la drástica caída de los precios de las materias primas; pero el
deterioro continuó hoy martes, al punto de que los precios del cobre bajaron hasta
su nivel mínimo de hace 6 años como efecto de la caída de los mercados
financieros Chinos. Las principales bolsas de valores del mundo registraron
importantes caídas. La preocupación mundial crece y sobre todo de los países
emergentes. En Perú, particularmente, el dólar siguió subiendo hasta S/.
3,29. ¿Qué está ocurriendo en la economía china? y ¿cómo está impactando el
desempeño económico de ese país en el resto del mundo?
La
depreciación del yuan, moneda de la República Popular China, obedece probablemente
a dos razones: 1) Se trata de una respuesta a la desaceleración que ese país
viene aquejando (sólo creció en 7% en los dos primeros trimestres de 2015), por
lo que un yuan más barato apunta a lograr una mayor competitividad de sus
exportaciones respecto a las de otros países del mundo; y 2) Es una medida estructural,
una reforma tal que el yuan sea aceptado por el FMI como una moneda de reserva
mundial junto al dólar, el euro, la libra esterlina y el yen japonés.
La
depreciación del yuan ayer martes y hoy miércoles ha generado, conforme las
noticias divulgadas, fuertes ventas de acciones asiáticas y europeas, y también
de divisas de los mercados emergentes. Esto lo reseñó el diario inglés
Financial Times, además de otros medios informativos, lo cual ha dado lugar a una
mayor demanda de los bonos de gobierno más seguros como los de Estados Unidos y
Alemania, el oro y el franco suizo que es una divisa más estable.
Sin
embargo, la depreciación del yuan es negativa para las empresas que exportan a
China, dado que sus productos serán más costosos para el consumidor de ese país,
o si compiten contra las empresas chinas favorecidas por el yuan depreciado.
A pesar de
todo, China seguirá siendo el motor principal de la economía mundial, pero lo
será en menor medida que en años anteriores y pasará a ser ayudado, en buena
medida, por EE.UU. que está en etapa de recuperación; asimismo, el menor
crecimiento del PBI chino se traducirá en una menor demanda de materias primas
energéticas y no energéticas, especialmente de metales industriales y de productos
manufacturados intermedios; y la menor importancia de las exportaciones
supondrá una menor acumulación de reservas en divisas y eventualmente una posición
más débil en las intervenciones en el mercado cambiario ante la apreciación del dólar
norteamericano.
Probablemente
la solución de los problemas de los países emergentes, muy particularmente de Perú
y los demás de América Latina, pase por ajustarse al frenazo del gigante asiático,
marcar sus pasos en el corto plazo y, en el largo plazo, diversificar y/o modernizar
su estructura productiva para ganar grados de libertad frente a las crisis
cíclicas de los mercados de materias primas, muy particularmente de la minería.
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