Escribe: Justo Chávez Espinoza
(Artículo publicado en la edición especial número 9 del Colegio de Periodistas de Lima, por los 40 años del CPP y hoy lo reproducimos aquí, dada su importancia histórica).
El Colegio de periodistas del Perú nació el primero de octubre de 1980,
como una institución deontológica, después de larga y constante aspiración y
lucha sostenida por la Federación de Periodistas del Perú, la Asociación
Nacional de Periodistas y la Asociación de Reporteros Gráficos para que su
creación fuera un hecho. Durante 30 años los propietarios de los grandes medios
de comunicación y los colaboradores, que integraban la plana mayor de los
medios, se opusieron tenazmente en reconocer al periodismo como profesión y,
por supuesto, al surgimiento de una institución que nos representara
orgánicamente.
Requeríamos de una Colegio, como el que tenemos en la actualidad, para
garantizar y cautelar el ejercicio profesional, velar por la ética y lograr
mejores condiciones económicas en el trato a sus miembros. El Congreso y los
gobiernos de turno archivaron los diferentes proyectos presentados para
congraciarse con los propietarios de los medios de comunicación, encabezados
por la familia dueña del diario el Comercio y por los directivos del Diario La
Prensa, enemigos permanentes de la colegiatura.
Pese a que los diferentes proyectos de ley consideraban la
OBLIGATORIEDAD de la colegiatura para ejercer el periodismo, esa condición fue
suprimida, precisamente por dicha presión que, según sus defensores coactaba la
libertad de expresión y de pensamiento.
LA PROMULGACIÓN
A pesar de todos estos obstáculos, la ley fue promulgada por el Senado
de la República presidida por el Dr. Javier Alva Orlandini, el primero de
octubre de 1980.
El último día de mi mandato, como Presidente de la Federación de
Periodistas del Perú, el 30 de setiembre del mismo año, fui llamado a Palacio
de Gobierno para recibir de manos del Presidente, Fernando Belaúnde Terry,
copia de la ley que al día siguiente fue publicada en el Diario Oficial El
Peruano, dando nacimiento a nuestra institución.
Se formó una Comisión Organizadora, presidida por Ricardo Miranda
Tarrillo, para elaborar los estatutos y convocar a elecciones nacionales y
departamentales. Mario Castro Arenas, director de la Revista Siete Días del
Perú y del Mundo, resultó elegido como Primer Decano Nacional del Colegio de
Periodistas del Perú y sobre sus hombros recayó la enorme tarea de organizar y
poner en funcionamiento las filiales y el Consejo Nacional.
La directiva de Mario Castro Arenas, Adquirió una antigua casa colonial
de mil metros cuadrados en Lince, para que nos sirva de sede institucional. Ese
local, inicialmente de una sola planta, fue remozada y ampliada durante los dos
períodos consecutivos que tuve a mi cargo el decanato nacional, en los que
construimos el auditorio vigente y un edificio de cinco pisos en el interior
del local para que funcionaran varios servicios en beneficio de los colegiados.
A la directiva de Mario Castro, le sucedieron otras dos, encabezadas por
Juan Vicente Requejo y Luís Loli Roca, destacados dirigentes que consolidaron
el prestigio del Colegio de Periodistas del Perú y fortalecieron a las
filiales. Fueron años de vida democrática en el país, en los que la vigencia de
las libertades públicas y el respeto a las instituciones se dieron a plenitud.
En noviembre de l989, mi directiva fue elegida, para el primer período
en primera vuelta, entre tres candidaturas, con más del 50 por ciento de la
votación en la que participaron 3 mil 500 periodistas a nivel nacional. Con ese
fuerte respaldo electoral asumimos de inmediato nuestro compromiso y en enero
de1990 recuperamos el uno por ciento del pago de la publicidad de los medios de
comunicación.
Hasta esa fecha la mayoría de diarios, la radio ni la televisión
cumplían a cabalidad con la ley y , gracias a un convenio suscrito entre el
Colegio de Periodistas y la Asociación de Radio y Televisión del Perú,
presidida por Genaro Delgado Parker, pudimos recuperar buena parte de dichos
aportes para iniciar la construcción de diez nuevos locales institucionales en
provincias y la ampliación y modernización de la sede nacional.
Cementos Lima, donó mil bolsas de cemento y Siderperú tres mil varillas
de fierro para las paredes, columnas del local y el armado del auditorio.
Nuestro local carecía de dichas columnas para su ampliación. El amoblado del
auditorio estuvo a cargo de la ARTV , como parte del acuerdo con la directiva
de Genaro Delgado.
En Arequipa, Ucayali, Loreto, Junín, la Libertad, Ancash, Apurímac, Ica,
Cusco, Puno y otras filiales también fue posible la construcción de locales
institucionales gracias a la donación de terrenos por parte del Estado, al
aporte de las empresas y a las partidas mensuales que el Consejo Nacional
destinaba a las filiales, en estricto cumplimiento de la ley.
Durante esos dos períodos que tuve el honor de presidir el Consejo
Nacional del CPP, recibimos del CONCYTEC una donación de 13 computadoras e
impresoras y como colegio compramos otras once para todas las filiales y para
el Círculo de Periodistas Deportivos del Perú. Realizamos 14 seminarios de
capacitación en todo el Perú, con el auspicio de la Federación Iberoamericana
de Asociaciones de Periodistas, FIAP, que estaba integrada por todos los
colegios de periodistas de nuestro continente, España, Filipinas y Guinea
Ecuatorial y auspiciada por la Fundación Konrad Adenauer de Alemania.
Aquí merece párrafo aparte relatar el origen de la FIAP. Esta
organización nació en Lima, durante una asamblea continental organizada por la
FPP y auspiciada por el gobierno de Fernando Belaúnde Terry y la Asociación de
la Prensa Española, con motivo del restablecimiento de la democracia en Perú y
la devolución de los medios de comunicación a sus legítimos propietarios
después de diez años de dictadura militar.
En esa cita, los periodistas visitantes plantearon la creación de un
organismo continental de integración, acordando designar a Lima como sede
permanente y elegir una directiva presidida por el español Luís María Ansón,
Presidente de la agencia EFE y luego director del diario ABC de Madrid,
recayendo la Secretaría General Ejecutiva en mi persona.
Ejercí dicha responsabilidad continental durante doce años y tuve a mi
cargo la elaboración de un proyecto de factibilidad para proveer de fondos a la
FIAP, el mismo que fue aprobado por La Fundación Konrad Adenauer, en Alemania,
con el respaldo incondicional de nuestra Cancillería. Eran épocas en las que
contábamos con el apoyo de nuestros gobiernos para mejorar la imagen del país
en el exterior.
Nueve años después, como Colegio de Periodistas, organizamos un foro
mundial sobre Periodismo, Terrorismo y Narcotráfico, en 1989, año en que la
violencia senderista aterrorizaba al país. Asistieron más de 200 periodistas de
100 países del mundo a ese evento que tuvo repercusión mundial y el respaldo
del Presidente Alan García Pérez y la empresa privada, sin cuyos aportes
hubiera sido imposible organizar un evento internacional de esa envergadura que
nos permitió denunciar ante el mundo que vivía desinformado sobre las
atrocidades cometidas por Sendero Luminoso y por el peligroso crecimiento del
narcotráfico en el país.
Culminado el evento y en reconocimiento a la impecable organización de
ese foro mundial, el gobierno de turno nos impuso la Orden del Mérito en el
Grado de Gran Oficial por servicios distinguidos al país, presea que recibí con
orgullo en nombre del Colegio de Periodistas del Perú, en una ceremonia
especial en el Palacio de Torre Tagle, de manos del Canciller Guillermo Larco
Cox.
Otro acontecimiento digno de recordar fue la visita del Premio Nóbel de
Literatura, Camilo José Cela, invitado especialmente por el Colegio de
Periodistas del Perú, con los auspicios de la Embajada de España y la gestión
personal de un amigo mío y amigo de la infancia de Camilo José Cela, Rafael
Asencio, gallego preclaro y gran admirador de nuestro país en el que radicó
hasta el día de su muerte.
A finales de 1992 y casi al término de mi segunda gestión como Decano
Nacional, el Presidente de la República, Alberto Fujimori y su Ministro de
Economía y Finanzas, Carlos Boloña, decidieron eliminar el impuesto del uno por
ciento de la publicidad, que por derecho le correspondía al Colegio de
Periodistas del Perú, dando inicio a una etapa oscura en el destino de todos
los colegios profesionales y de los organismos gremiales de nuestra nación.
Paralelamente, surgieron nuevas directivas en el Consejo Nacional y en
las filiales departamentales del Colegio de Periodistas las mismas que sumieron
al colegio durante más de veinte años en la peor crisis de su historia , hasta
que los fundadores del CPP y una nueva generación de dirigentes encabezados por
Max Obregón, decidimos rescatar nuestra institución del poder de malos
dirigentes, cuyos nombres no vale la pena recordar.
En esta nueva etapa de resurgimiento institucional, han tenido papel
preponderante las directivas encabezadas por Max Obregón y las que en los
mismos períodos lo secundaron en las filiales regionales. Ese mismo desafío se
ha trazado el Colegio de Periodistas de Lima, que bajo la presidencia de
Ricardo Burgos, apoya a los colegiados que padecen el infortunio de la crisis
pandémica y pone la valla muy alta al resto de la dirigencia, que se ve
limitada en su acción, por la emergencia que vive el país.
Hoy, después de 40 años de existencia, podemos mirar con tranquilidad el futuro, con la aparición de una nueva generación de periodistas que están llamados a continuar con la defensa de la institucionalidad, los valores éticos de una noble profesión como la nuestra, una lucha permanente por defender el pluralismo ideológico y la libertad de prensa y expresión, como garantías de una democracia que ojalá sea duradera en el Perú.
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