La Cepal proyectó un crecimiento de 1.1% para la actividad
económica de América Latina y el Caribe en el 2017, tras dos años consecutivos
de contracción, gracias a un contexto internacional, que pese a los riesgos
geopolíticos, muestra mejores expectativas de crecimiento.
Entre los países
que encabezarán el crecimiento en América Latina y el Caribe se encuentran
Panamá (5.6%), República Dominicana (5.3%), Antigua y Barbuda (5%) y Nicaragua
(4.7%).
El informe indica
que para retomar el crecimiento de mediano y largo plazo se requiere contar con
políticas anticíclicas que no solo se centren en reducir las fluctuaciones del
ciclo, sino también en modificar aquellas características específicas que
influyen negativamente en el crecimiento y en la estructura productiva de los
países de la región. “Esto implica avanzar hacia marcos contracíclicos de la
política fiscal que defiendan y promuevan la inversión pública y privada.
Se trata de
revisar las reglas fiscales para que permanezcan como instrumentos
proestabilidad, pero que sean también proinversión”, dijo la secretaria
ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena. “Este marco fiscal deber ir acompañado
de una política financiera de estabilización del crédito y una política
monetaria que apoye el crecimiento de la inversión y que vaya más allá de
instrumentos como la tasa de interés”, agregó.
Factores positivos
El informe estima que, a diferencia del año pasado, en 2017 todos los países de
la región presentarán tasas positivas de crecimiento, con excepción de
Venezuela -cuyo PIB caería 7.2%- y dos países del Caribe (Santa Lucía y
Suriname, cuyo PIB se contraería 0.2%).
De acuerdo con la
Cepal, entre los factores que afectarán positivamente el desempeño económico de
la región este año se encuentran la moderada recuperación de la economía
mundial, que cerraría 2017 con un crecimiento de 2.7%, tres décimas más alto
que el de 2016.
También favorecerán un leve repunte del
volumen del comercio mundial (2.4%) y un mayor nivel de precios de los
productos básicos, que serían en promedio un 12% más altos que el 2016.
Además, desde la
perspectiva del gasto se observa una ligera mejora de la inversión y un mayor
dinamismo del consumo privado.