Jornada de las 8 horas: una reivindicación básica del trabajador mundial
Una de las reivindicaciones esenciales
de los trabajadores del mundo era la jornada de 8 horas, lo cual significaba hacer
valer la máxima de 8 horas para el trabajo, 8 horas para el sueño y 8 horas
para la casa, todo un ideal humano. En este contexto se suscitaron varios movimientos en el mundo. En
1829, por ejemplo, se formó un movimiento para solicitar la jornada de 8 horas a
la legislatura de Nueva York, por cuanto hasta entonces existía una ley que
prohibía trabajar más de 18 horas, salvo casos de necesidad, con lo cual la jornada
laboral se extendía todavía más.
La mayoría de los obreros norteamericanos estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía
más preponderancia la American Federation of Labor, Federación Estadounidense
del Trabajo -en español-, de origen anarquista. Esta entidad, en su cuarto
congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, había resuelto que desde el 1 de
mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de 8 horas.
En caso de no obtener respuesta a este reclamo, se iría a una huelga. Para el
efecto recomendaba a todas las uniones sindicales a tratar de hacer promulgar
leyes con ese contenido en todas sus jurisdicciones.
La indicada resolución
despertó el interés de todas las organizaciones laborales, esperanzados en que
la jornada de 8 horas posibilitaría obtener mayor cantidad de puestos de
trabajo en circunstancias que cundía la desocupación. Esos dos años se acentuaron
el sentimiento de solidaridad y se acrecentó la combatividad de los
trabajadores en general para lograr la gran reinvindicación.
Ante semejante presión, en
1886, el presidente de los Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada
Ley Ingersoll estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Al poco tiempo, 19
estados de la unión sancionaron leyes que permitían trabajar jornadas máximas
de 8 y 10 horas; pero siempre con cláusulas que permitían hacer trabajar a los
obreros entre 14 y 18 horas. Las insoportables condiciones de trabajo siguieron
siendo casi similares, al igual que las difíciles condiciones de vida que
seguían sufriendo los trabajadores.
Las luchas por conseguir la
jornada laboral de las 8 horas siguieron hasta que culminaron en la huelga del
1º de mayo de 1886 en los Estados Unidos de Norteamérica, en donde murieron los
Mártires de Chicago tras el ajusticiamiento por sus justas y humanas reclamaciones.
Precisamente este hecho marca el origen de la celebración internacional en esa
fecha, cuando se instituyó en homenaje póstumo a los caídos en la lucha.
Conquista de la Jornada de 8 horas en Perú
En nuestra patria, la
conquista de las 8 horas de jornada laboral se logró, recién, después de 33
años de lo ocurrido en Chicago, y fue producto de las luchas internas libradas
exitosamente por los trabajadores de nuestro país.
El 4 de enero de 1919 ya se
contaban 3 días de huelga de los panaderos quienes reclamaban al Gobierno bajar
la jornada laboral imperante de 16 horas. El lunes 13 de enero, los obreros
reunidos en la Biblioteca Ricardo Palma del parque de la Exposición dieron vida
a la Asamblea de Sociedades Unidas y presentaron una moción: la declaratoria del paro general de 48
horas. La huelga fue impulsada por los gremios clave de ese entonces: panaderos,
tejedores, tranvieros, carroceros y herreros con el apoyo de la Federación de
Estudiantes del Perú. Entre otras medidas de lucha, los huelguistas impidieron
el tráfico en la ciudad capital, los tranvías fueron apedreados y la línea
férrea interceptada.
El 15 de enero, los
representantes del Comité de Reclamaciones de los sindicatos fueron recibidos
en el Ministerio de Fomento y Obras Públicas por el ministro Manuel Vinelli. El
16 de enero se publicó en El Peruano el histórico decreto de las 8 horas de
jornada laboral firmado por el presidente civilista José Pardo.
Primeros 100 años de las ocho horas de jornada en Perú
Esta importante conquista social no fue un milagro ni cayó del cielo, por el contrario, sobrevino como consecuencia de una serie de luchas sacrificadas que realizaron los trabajadores peruanos desde las postrimerías del siglo XIX e inicios del siglo XX. Prácticamente 1919 fue el año culminante. En esa difícil coyuntura, es importante destacar el apoyo decisivo del movimiento estudiantil dirigido por la Federación de Estudiantes del Perú, así como de otros sectores populares identificados con el sector laboral. Un antecedente determinante de este logro también lo fue la conquista de las 8 horas por parte de los trabajadores del muelle Dársena del Callao en el año 1913.
Esta importante conquista social no fue un milagro ni cayó del cielo, por el contrario, sobrevino como consecuencia de una serie de luchas sacrificadas que realizaron los trabajadores peruanos desde las postrimerías del siglo XIX e inicios del siglo XX. Prácticamente 1919 fue el año culminante. En esa difícil coyuntura, es importante destacar el apoyo decisivo del movimiento estudiantil dirigido por la Federación de Estudiantes del Perú, así como de otros sectores populares identificados con el sector laboral. Un antecedente determinante de este logro también lo fue la conquista de las 8 horas por parte de los trabajadores del muelle Dársena del Callao en el año 1913.
El hondo significado histórico y proyectivo del 1° de mayo
El 1° de mayo se trata, pues, de una heredad histórica mundial y nacional, un hecho popular valioso, memorable y proyectivo, digno de recordar y homenajear, un momento para aquilatar la gran lección que nos dieron los Mártires de Chicago y los líderes laborales que hicieron posible la jormada de 6 horas en nuestro país; una oportunidad de aprendizaje para las nuevas generaciones de peruanos y un ideal que levantar en el futuro como la bandera de lucha en el incesante trajinar por la defensa de los derechos laborales ya conquistados, crear otros nuevos e innovadores y así seguir edificando no sólo el bienestar de los trabajadores, sino también de las familias y de toda la sociedad peruana, una sociedad, por ahora, sumida en la mayor cleptocracia encabezada por sus políticos y funcionarios de más alto nivel en lo que va desde su independencia y vida republicana.
En las circunstancias actuales, la gente está repleta de miedo y desesperanza por la creciente tasa de desempleo -especialmente juvenil y de las mujeres- la violencia social y desaceleración económica nos está conduciendo a la trampa de la pobreza y desigualdad.
El 1° de mayo se trata, pues, de una heredad histórica mundial y nacional, un hecho popular valioso, memorable y proyectivo, digno de recordar y homenajear, un momento para aquilatar la gran lección que nos dieron los Mártires de Chicago y los líderes laborales que hicieron posible la jormada de 6 horas en nuestro país; una oportunidad de aprendizaje para las nuevas generaciones de peruanos y un ideal que levantar en el futuro como la bandera de lucha en el incesante trajinar por la defensa de los derechos laborales ya conquistados, crear otros nuevos e innovadores y así seguir edificando no sólo el bienestar de los trabajadores, sino también de las familias y de toda la sociedad peruana, una sociedad, por ahora, sumida en la mayor cleptocracia encabezada por sus políticos y funcionarios de más alto nivel en lo que va desde su independencia y vida republicana.
En las circunstancias actuales, la gente está repleta de miedo y desesperanza por la creciente tasa de desempleo -especialmente juvenil y de las mujeres- la violencia social y desaceleración económica nos está conduciendo a la trampa de la pobreza y desigualdad.
Compatriotas, como certeramente lo anticipó el inmortal bardo peruano César Vallejo: "hay, hermanos, mucho por hacer".
Referencia
“El
Peruano” (2019). Recuperado en https://elperuano.pe/
https://www.facebook.com/historiaestudiantil/posts/794013394011509
https://www.alteapsicologos.com/dia-internacional-del-trabajador-las-8-horas-chicago/
(4 VÍDEOS SECUENCIALES)