Es preocupante que el desempleo en Lima Metropolitana, principal mercado laboral del Perú, esté subiendo gradualmente desde 2013, cuando en el trimestre enero-marzo de aquel año registró una tasa de 6,4% y en el mismo trimestre de 2018, cinco años después, alcanzó una tasa de 8,1%. Este fenómeno, ligado a la caída de la inversiones y la desaceleración económica viene atacando más y más a los jóvenes y, desde el punto de vista del género, a las mujeres más que a los varones, según los datos oficiales del INEI.
En cifras absolutas, el INEI estimó que existen 318,800 personas que buscan un empleo activamente en Lima Metropolitana. Del total de personas desempleadas, el 41% son hombres (130,400 personas) y el 59% mujeres (188,400 personas).
Dicha institución precisó que la tasa de desempleo femenino en la gran ciudad se ubicó en 7.8% en el trimestre móvil junio-julio-agosto, siendo 3.2% más que la de los hombres (4.6%), lo que significa que el desempleo afecta más a la mujeres que a los varones.
Sin duda, este fenómeno está relacionado con la caída tanto de la inversión privada como pública, lo cual viene contribuyendo a la desaceleración económica del país, situación a la que se suma la incertidumbre y el desánimo que ocasiona la incontrolada megacorrupción y el indetenible ruido político que asola el país, hechos que abordamos con cierto detalle en unos artículos precedentes a éste en econoblognet.
El desempleo juvenil es uno de los problemas recurrentes que enfrenta el país. Urge impulsar la formación para el trabajo, abordando la inadecuación ocupacional entre la oferta y la demanda. Es también preciso trabajar en la dotación de mecanismos para facilitar la inserción de los jóvenes en el mundo laboral, particularmente de los jóvenes que no estudian ni trabajan (NiNis), en este caso, a partir de la generación de información que les permita tomar decisiones y hacer más exitoso su tránsito de la escuela al trabajo.
El desempleo juvenil es uno de los problemas recurrentes que enfrenta el país. Urge impulsar la formación para el trabajo, abordando la inadecuación ocupacional entre la oferta y la demanda. Es también preciso trabajar en la dotación de mecanismos para facilitar la inserción de los jóvenes en el mundo laboral, particularmente de los jóvenes que no estudian ni trabajan (NiNis), en este caso, a partir de la generación de información que les permita tomar decisiones y hacer más exitoso su tránsito de la escuela al trabajo.
Por tanto, es prioritario que las autoridades gubernamentales focalicen la atención en este álgido problema y adopten las medidas más pertinentes para controlar el fenómeno antes que se agrave todavía más a lo largo y ancho del país, con las secuelas negativas de la ampliación y profundización de la informalidad, la violencia social, el trabajo infantil, la delincuencia, prostitución, drogadicción, las extorsiones y otros males sociales que resquebrajan las bases de la sociedad peruana.