Las masivas marchas de los trabajadores pidiendo en las calles y plazas aumento de salarios, y los bloqueos de carreteras y redes viales realizados por los campesinos, siguen haciendo noticia a nivel nacional y mundial por la carga de violencia que llevan, hasta poner en peligro la vida y libertad humanas. Probablemente, constituyen una expresión de inconformidad y malestar popular ante las desigualdades económicas y sociales que vienen agravándose como resultado de una política distributiva de la riqueza sesgada a las ganancias del capital y abandono del trabajo tanto del actual como de los pasados regímenes de gobierno.
Crece la producción pero los salarios quedan rezagados
Los paros laborales se vienen sumando, contraproducentemente, en medio de un escenario de elevado crecimiento de la riqueza nacional, medida en términos del Producto Bruto Interno, el cual viene incrementándose desde el 2001, hasta el punto que en el año 2007 alcanzó el 8,99% (1) y destacó entre los niveles alcanzados en los demás países de América latina, y al cierre del 2008, se espera que supere el 6.5%, por todo lo cual ha merecido en la región el calificativo de experiencia exitosa.
Sin embargo, ese elevado crecimiento económico contrasta frontalmente con los pésimos salarios y sueldos de los trabajadores que figuran entre los más bajos de América Latina y se halla estancada desde hace mucho tiempo, como se puede constatar en el gráfico, en una perspectiva comparativa con los salarios de Estados Unidos. Para muestra, la Remuneración Mínima Vital, por mandato del DS Nº 022-2007-TR, es de 550 nuevos soles mensuales por trabajador, equivalente a US $ 195, al tipo de cambio compra-venta de S/. 2.825 por US$ de la fecha(2), y con jornadas de trabajo mayores de las ocho horas legales, sobre el cual nadie dice nada. Asimismo contrasta con el nivel de pobreza, que bordea el 40% de una población nacional que sobrepasa los 28 millones de habitantes.
Crece la producción pero los salarios quedan rezagados
Los paros laborales se vienen sumando, contraproducentemente, en medio de un escenario de elevado crecimiento de la riqueza nacional, medida en términos del Producto Bruto Interno, el cual viene incrementándose desde el 2001, hasta el punto que en el año 2007 alcanzó el 8,99% (1) y destacó entre los niveles alcanzados en los demás países de América latina, y al cierre del 2008, se espera que supere el 6.5%, por todo lo cual ha merecido en la región el calificativo de experiencia exitosa.
Sin embargo, ese elevado crecimiento económico contrasta frontalmente con los pésimos salarios y sueldos de los trabajadores que figuran entre los más bajos de América Latina y se halla estancada desde hace mucho tiempo, como se puede constatar en el gráfico, en una perspectiva comparativa con los salarios de Estados Unidos. Para muestra, la Remuneración Mínima Vital, por mandato del DS Nº 022-2007-TR, es de 550 nuevos soles mensuales por trabajador, equivalente a US $ 195, al tipo de cambio compra-venta de S/. 2.825 por US$ de la fecha(2), y con jornadas de trabajo mayores de las ocho horas legales, sobre el cual nadie dice nada. Asimismo contrasta con el nivel de pobreza, que bordea el 40% de una población nacional que sobrepasa los 28 millones de habitantes.
Sencillamente, la riqueza económica está creciendo en el Perú, como es deseable. Es una época de abundancia; pero a la hora de repartir esa riqueza no les llega a los trabajadores, ni a los campesinos ni a la clase media suficientemente. Por eso brotan las protestas, a veces cargadas de agresividad. Claro está que si no hay voluntad de resolver este problema de fondo, seguirán sumándose nuevas protestas, tal vez más cargadas de violencia.
A la desigual distribución del ingreso se suma la inflación.
La pírrica situación de los ingresos de los trabajadores y de los sectores populares se viene agravando todavía más, por la crecida de los precios de los alimentos y combustibles a nivel mundial. Al cierre del primer semestre del 2008, la inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor de Lima Metropolitana, fue del 3.51% y lo alcanzado en los últimos 12 meses llegó al 5.71%, según lo informado por el INEI(3), sobrepasando las proyecciones del 2.1% al año. Evidentemente, la inflación viene reduciendo el presupuesto familiar del pueblo peruano, al igual que en otras partes del mundo y está contribuyendo a generar las protestas sociales.
A la desigual distribución del ingreso se suma la inflación.
La pírrica situación de los ingresos de los trabajadores y de los sectores populares se viene agravando todavía más, por la crecida de los precios de los alimentos y combustibles a nivel mundial. Al cierre del primer semestre del 2008, la inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor de Lima Metropolitana, fue del 3.51% y lo alcanzado en los últimos 12 meses llegó al 5.71%, según lo informado por el INEI(3), sobrepasando las proyecciones del 2.1% al año. Evidentemente, la inflación viene reduciendo el presupuesto familiar del pueblo peruano, al igual que en otras partes del mundo y está contribuyendo a generar las protestas sociales.
En Estados Unidos, por ejemplo, la inflación de Junio último alcanzó al 1.1% y anualizada a 5% y prácticamente la gente se ha escandalizado y calificado como alto, no obstante ser menor que en el caso peruano (4) y los trabajadores tener un colchón grueso en salarios promedio (alrededor de 6 veces más que el salario del obrero peruano).
Es por eso que las exigencias del paro laboral, esta vez canalizada por la CGTP, Confederación de Trabajadores del Perú, han sido esencialmente el aumento de sueldos y salarios y la derogatoria de los dispositivos privatizadores, entre ellos los que promueven las inversiones en tierra de las comunidades campesinas y amazónicas o en zonas declaradas patrimonio histórico o cultural.
Es probable que el descontrol de la inflación y el acrecentamiento de las protestas por la desatención redistributiva y social sean algunas de las causas para el relevo del Sr. Luis Carranza en el Ministerio de Economía y Finanzas por otro funcionario que frene la inflación y atienda prioritariamente la agenda social, antes que se complique mucho más las insatisfacciones y protestas.
¿Es la violencia solución o complicación del problema?
Los bloqueos de carreteras se han sentido con fuerza en Puno y Arequipa y otras provincias como Ica, donde se cortó el tráfico por largas horas del interior del país. Para controlar estos hechos, el Gobierno desplegó cerca de 100 mil efectivos policiales, y con el apoyo de las Fuerzas Armadas a fin garantizar el orden durante el último paro. No obstante, se dieron los ataques de grupos violentistas a los locales estatales (entre ellos al Local del Gobierno Regional de Madre de Dios, y al del Programa Juntos en Huancavelica) y a la policía Nacional (en Madre de dios y antes en Moquegua), los cuales son condenables por afectar la integridad de la personas y la propiedad estatal.
Lamentablemente la violencia está ganando terreno en las reclamaciones de los trabajadores y, de intensificarse, podría tornarse incontrolable y hasta poner en peligro el crecimiento económico y, más aún, la frágil democracia peruana restablecida hace algunos años luego de vencer sacrificadamente la cleptocracia que se adueñó del Estado Peruano a finales de la década de los noventas. La violencia es una situación indeseable para todos por sus efectos negativos y todos debemos evitarla, mejor aún atacando sus causas más profundas que están en la desigual distribución de la riqueza social.
Urge redefinir la política redistributiva y social
Por eso es preciso que el gobierno redefina la política distributiva del ingreso y la política social y aplique las medidas necesarias, cuanto antes, para hacer que la riqueza social creada por los peruanos y con ayuda del capital nacional y extranjero, les llegue suficientemente a los trabajadores, campesinos e incluso a la clase media que, como aquellos, se están pauperizando, irónicamente, en épocas de bonanza productiva del país.
Es preciso fijar mayores sueldos y salarios, acorde al aumento de la productividad, promover nuevos empleos decorosos, ampliar los programas de lucha contra la pobreza, impulsar la seguridad alimentaria, mejorar la salud y la educación de los niños y jóvenes, ampliar la seguridad social; facilitar el acceso a la propiedad de los recursos, en fin, adoptar tantas medidas posibles.
¿Por qué permitir que gane la escasez en épocas de abundancia? Ciertamente no es justo, ni ético, ni razonable, se mire por donde se mire.
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(1) Disponible en http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-03-01/el-pbi-2007-cerro-899-segun-inei.html
(2) Disponible en http://www.mef.gob.pe/INDECO/tipo_cambio.php
(3) Disponible en http://espanol.upi.com/Economia/2008/07/01/inflacin_del_primer_semestre_en_per_lleg_a_351/1618/
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(1) Disponible en http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-03-01/el-pbi-2007-cerro-899-segun-inei.html
(2) Disponible en http://www.mef.gob.pe/INDECO/tipo_cambio.php
(3) Disponible en http://espanol.upi.com/Economia/2008/07/01/inflacin_del_primer_semestre_en_per_lleg_a_351/1618/
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