La corrupción y el abuso del poder a favor del beneficio privado
son los mayores obstáculos del desarrollo económico y social en todo el
mundo, y particularmente del Perú. Distorsionan los
mercados, frenan el crecimiento económico, limitan el acceso de los pobres a los servicios básicos, quiebran la esencia del desarrollo,
envilecen la democracia, socavan el imperio de la ley y degradan la moral de
los seres humanos. En el siguiente mapa se ve la extensión de la
corrupción en el mundo, al 2011, manchado de rojo, y donde penosamente figura el Perú (1).
Significado
del término Corrupción
Según el diccionario de la Real Academia Española, RAE, el término corrupción viene del latín corruptĭo,
-ōnis, y significa “acción y efecto de
corromper”, de manera que “En
las organizaciones, especialmente en las públicas, es una práctica consistente
en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico
o de otra índole, de sus gestores (2).
La corrupción genera noticias de primera plana doquiera que esté: en los países ricos o en los pobres. Si bien todos están de acuerdo en que es algo malo e indeseable, el alcance del problema aún no se identifica por completo y aparece como una desagradable sorpresa para muchos que no encuentran el remedio de este pernicioso mal.
Corrupción
enraizada, globalizada y con muchas víctimas
La corrupción sigue siendo un problema mundial de raíces profundas e intrincadas que viene desde el pasado y está creciendo más y más junto al fenómeno de la globalización, circunstancia que propicia nuevas condiciones y facilidades para su proliferación y agravamiento y, por usar infinitos disfraces, hace más complicada su identificación y erradicación.
Es importante, desde una perspectiva académica y cultural, no sólo desentrañar
las causas de la corrupción sino también
sus consecuencias y, producto de ello fortalecer la lucha contra esta lacra
mundial, particularmente en el Perú.
Cada vez más gobiernos y organizaciones están reconociendo que la corrupción no es un crimen sin víctimas - que permite y, a su vez, alienta otras formas de actividad criminal. Afecta directa e indirectamente a miles de millones de pobres en todo el mundo, sobre todo a esos que constituyen las mayorías empobrecidas de los países subdesarrollados en situación de riesgo social y económico.
La corrupción no sólo tiene un impacto en el ámbito político, por la inestabilidad que genera, sino también económico por la ineficiencia en el uso de los recursos públicos y la desaceleración del ritmo de crecimiento económico; asimismo, por su efecto negativo en la calidad y goce de los derechos humanos fundamentales, sobre todo de los sectores más pobres de la población, que siguen postergados históricamente en el mundo y en nuestro país. Ellos tienen las menores posibilidades de acceso a las diversas prestaciones de servicios público como la salud, educación, vivienda, seguridad social, administración de justicia y otros que se ven alterados y/o restringidos por las prácticas corruptas de individuos y grupos delincuenciales.
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El
Perú en la zona roja de la corrupción
El Perú está experimentando una expansión económica sin precedentes a lo largo de su historia contemporánea, con tasas de crecimiento promedio anual por encima del 6% en los últimos doce años sostenido principalmente por el auge de la minería y las mayores recaudaciones tributarias del Estado. En este contexto, los problemas que más le preocupan a la ciudadanía son la corrupción en el Sector Público y la inseguridad ciudadana, así como la persistente desigualdad y pobreza.
Cuando se ordena a las instituciones estatales del Perú por incidencia de coimas y menores tasas de éxito en los trámites, se encuentra que son la Policía, el Poder Judicial y las aduanas-migraciones las que se repiten entre los tres peores lugares en estas dimensiones. Estos resultados coinciden plenamente con la percepción ciudadana que las considera como las instituciones de atención directa al ciudadano menos confiables del país (4).
Sin embargo, según el ranking y el mapa del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional, Perú ocupa en el año 2011 el vergonzoso puesto 80º en la escala mundial, junto a Colombia, El Salvador y Grecia, y muy lejos de otros países latinoamericanos como Chile o Uruguay (éste último en el puesto 25º). En dicho mapa mundial Perú aparece manchado de rojo junto a varios países, lo cual significa que la corrupción es una lacra extendida y grave en nuestro país, y que muchos funcionarios públicos peruanos son de los más corruptos del mundo.
También es conocido que los gestores del gasto público como los órganos
de planificación, adquisiciones y
logística, y construcción de edificaciones son el principal foco donde se
concentran los mayores casos de corrupción
y manejos turbios de los recursos del Estado. Muchas autoridades destinan a
estos cargos al denominado "personal de confianza", a pesar de que no
posean los requisitos mínimos para ocupar los cargos y, obviamente, para robar
asociativamente manejando a su antojo los turbios e interesados procesos de
adquisición de obras, bienes de capital y corrientes con dinero del Estado de
todos los peruanos.
Es increíble ver cómo los funcionarios y servidores públicos, los
profesionales independientes que ni siquiera llegan los 35 o 40 años de edad,
poseen propiedades y bienes que largamente superan sus ingresos económicos, y cuyo
origen se encuentra indudablemente en la corrupción.
En el Perú, la corrupción alcanza
a todos los niveles públicos, a las altas jerarquías de los poderes del Estado,
a las autoridades públicas y servidores, e incluso se han visto varios casos
donde magistrados del Poder Judicial liberan a delincuentes prontuarios,
apegándose a los vacíos legales o buscando argucias que les permite "pagar
o romper la mano" por su liberación y seguir robando al Estado. Se trata
de una justicia corrupta en extremo.
Más aún, en los últimos tiempos los corruptos han comprendido que,
además de apropiarse de los fondos públicos a través del llamado “diezmo” o delitos
de peculado y otros de la administración pública, el Poder Político es un verdadero
botín que les permite continuar y dinamizar sus deleznables actos en contra del
pueblo y acrecentar los hurtos en contra del Estado; es así que postulan y
alcanzan a puestos jerárquicos en base de argollas, dádivas, uso de
testaferros, del “toma y daca” y tantas acciones inmorales que les permite
liberarse de la presión de la justicia y aprovecharse de ella para asegurar y posicionar
mejor sus intereses delincuenciales y fortalecer la creciente cleptocracia. Esto ocurre, sobre todo, con
los altos funcionarios del Estado cuyas denuncias de corrupción se han visto en los canales de televisión y los
periódicos peruanos; pero al final, “no pasa nada”, ni en la policía ni en el
Poder Judicial y salen ilesos de toda denuncia. Este tipo de hechos es común y
corriente en el Perú; aunque también se nota la infiltración del narcotráfico en las altas jerarquías
gubernamentales, lo que hace peligrar la endeble estabilidad de la democracia.
El
costo de la corrupción el mundo, en Latinoamérica y el Perú
La corrupción y el abuso del poder a favor del beneficio privado roban a las poblaciones locales y regionales, especialmente en los países en desarrollo como el Perú, los escasos recursos para generar la prosperidad. Las estimaciones aproximativas muestran que el costo de la corrupción equivale a más del 5% del Producto Bruto Interno mundial. Sólo en los EE.UU. asciende a US $ 2,6 billones, lo cual incluye más de US $ 1 billón pagados en sobornos cada año, un impacto sobre el costo de hacer negocios y constituye un enorme obstáculo al desarrollo socioeconómico por causar pérdidas de negocios reflejados en los elevados índices de criminalidad y el grave sufrimiento social(1).
El costo de la corrupción en la economía de los países de
Latinoamérica podría estar alcanzando al 58% del PBI per cápita, según lo
estima Robert Klitgaard, consultor internacional y catedrático de la Claremont
Graduate University (EE.UU.), pues al afectar los sistemas de
contrataciones, judicial o financiero aleja las inversiones, crea un sistema
económico paralelo y dilapida los recursos públicos. Según el especialista, el
estudio “Corrupción en el mundo:
evidencia de un modelo estructural”, realizado por Axel Dreher, prueba que
la corrupción también incentiva a que las empresas operen en un mercado negro,
para evitar así el ‘costo’ de ingresar a la economía formal, lo que a su vez
deriva en menores ingresos para el Estado. Considerando que el Fondo Monetario
Internacional, FMI, estimó para el Perú un PBI per cápita de US$ 4,950 en
el año 2010 y a ello aplicásemos el cálculo de Dreher, el PBI per cápita
peruano pudiera ser de US$7,821.
De otra parte, la Contraloría General de la República afirma que
las auditorías revelan pérdidas de hasta S/. 9,000 millones. Tras comentar que
tal cifra es alarmante, el contralor Fuad Khoury precisó que los primeros
indicios del impacto de la corrupción
en nuestro país apuntan un daño que equivale entre 10% al 15% del presupuesto
nacional destinado a compras e inversiones (¿“El diezmo”?). Es decir, las
pérdidas estarían entre los S/. 6,000 y S/. 9,000 millones en los últimos 18
meses analizados.
El cálculo de la Contraloría se basa en las auditorías realizadas por la
actual gestión a diferentes entidades del Estado, que revelaron que las
pérdidas por corrupción ascendieron
a S/. 3,000 millones. Pero “si extrapolamos esta cifra a todo el Estado,
llegamos al cálculo inicial”, asegura Khoury. A todo ello, concluye el contralor,
hay que sumarle la cadena de ineficiencias en las que cae el Estado, variable que
todavía no ha sido medida (5).
La corrupción se ha
exacerbado por la creciente complejidad y opacidad de las cadenas de suministro
globales y la burocracia estatal no se ha desarrollado a la par; y el comercio
ilícito está inextricablemente entrelazado con la corrupción, por cuanto lo
activa y genera un dinero sucio y mal habido.
¿Es
posible luchar exitosamente contra la corrupción?
Creo que es posible luchar exitosamente contra la corrupción, siempre que los gobernantes, las organizaciones sociales y ciudadanos tengan la voluntad de hacerlo y, en tal sentido adoptar las medidas más eficaces. Hay recomendaciones contra la Corrupción de numerosas organizaciones, entre ellas de aquellas que participaron en el último Foro Económico Mundial, donde se centraron en los siguientes seis temas manifestando que son susceptibles de alcanzarse entre el corto a mediano plazo:
1) Realizar contrataciones públicas más
transparentes, razonables y honestas;
2) Promover y ampliar las iniciativas contra la
corrupción a todo nivel;
3) Participación del sector privado en la
Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción;
4) Diseñar y poner en marcha en cada país o
región oportunidades de creación de capacidades en la lucha contra la
corrupción tanto en los sectores público y privado;
5) Incentivar tanto a las organizaciones públicas
y privadas como a los gremios de profesionales a que adopten códigos de
conducta contra la corrupción; y
6) Fortalecer el marco jurídico y normativo
interno y externo sobre la lucha contra la corrupción persiguiendo a los
corruptos de por vida, estén donde estén, y promoviendo sanciones más severas a
funcionarios públicos que cometen actos de corrupción, tales como penas de
prisión efectiva e inhabilitación permanente del ejercicio de la función
pública.
Asimismo, es preciso racionalizar el quehacer del gobierno contra la corrupción, lo cual pasa por la implementación de sistemas electrónicos que mejoren la transparencia y reduzcan al mínimo los incentivos de corrupción.
También se debe fortalecer instancias de control de la gestión pública tales como la hoy debilitada Contraloría General de la República, el Ministerio Público, el cuestionado Poder Judicial y la Defensoría del Pueblo, entidades que deberían cultivar una moral alta, coordinar más estrechamente sus acciones y establecer alianzas con los organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación responsables para una labor más efectiva en la erradicación de la corrupción, teniendo en cuenta que la prosperidad puede coexistir con un gobierno transparente. Por ejemplo Singapur se erige como un referente. Cuenta con un Estado relativamente libre de corrupción y, además, es altamente competitivo.
Actores
Clave contra la corrupción
Es evidente que la prensa informativa y de negocios juega un papel importante en la lucha contra la corrupción, al aumentar la transparencia en la sociedad. Sin embargo, es también cierto que existe una prensa servil y reptante (“mermelera”) e incluso otra asociada umbilicalmente a la corrupción a la que debe tenerse cuidado y enfrentarla.
Son partes interesadas, tanto los gobiernos en todas sus instancias,
como las empresas y organizaciones privadas en la lucha contra la corrupción
-pues podrían tener foros donde se debatan la implementación de las mejores
prácticas y las medidas más eficaces contra dicho flagelo.
Los denunciantes de irregularidades dentro de las instituciones del Estado, de las empresas necesitan operar con total independencia y en entornos de confianza y fiabilidad, y estar a salvo de represalias de los corruptos.
Es necesario impulsar la creación y funcionamiento de una organización, a escala nacional, regional y local para la lucha contra la corrupción, así como la protección de los reveladores de la corrupción y de los corruptos.
Es
hora de indignarse contra la corrupción
Mientras los peruanos permitamos la existencia del "dinero fácil" y del abuso del poder público y de las leyes para generar ingresos negros y ensangrentados, sacándole la vuelta a las mismas, definitivamente continuaremos entre los territorios rojos más peligrosos del mundo. Mientras haya alguien dispuesto a sobornar y otro en aceptarlo, entonces habrá corrupción.
Hay muchísimas razones para indignarse en la vida, máxime si tenemos un compromiso para con el bienestar de la sociedad. Somos responsables en tanto individuos, personas humanas y ciudadanos que buscamos históricamente la libertad; esa libertad que progresa paso a paso pero con mucha dificultad y es producto del sacrificio de muchos y, a la vez, es hermana de la justicia.
Señoras y señores: ya es hora de indignarse contra la corrupción y salir
de la pasividad; pero de indignarse decidida, unificada e inteligentemente para
acabar con este flagelo social y sus practicantes. Es hora de defender la
prosperidad de los pueblos empobrecidos de nuestro país en esta época de
bonanza económica. De lo contrario, será una oportunidad perdida.
Referencias:
(4) Yamada, Gustavo y Montero,
Ricardo. “Doble a triple castigo: Burocracia, corrupción e inequidad en los
servicios públicos en el Perú.
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