La alegoría griega de Filoctetes, de Sófocles, es la tragedia de un hombre llevado hasta el límite de su propia condición humana en medio de un total abandono. En las actuales circunstancias, algo de eso está ocurriendo en el mundo real, particularmente en Perú, pues muchas personas están abandonadas en la soledad debido al aislamiento en sus casas sin ver a amigos ni familiares ante las prolongadas cuarentenas que la pandemia del coronavirus ha obligado adoptar para no contagiarse. El problema es obvio, pero nadie hace algo para enfrentarlo y menos prestar ayuda a los solitarios.
Según Santiago Eslava-Bejarano (2019), autores como Ingvild Sælid (2006),
Richard Buxton (2009) y Chiara Thumiger (2014b) se han ocupado de la
metamorfosis en la literatura griega concebida como un cambio drástico y
corporal de un ser humano que pierde su figura y se convierte, literalmente, en
un animal distinto. Empero, es posible pensar en un sentido más amplio de
metamorfosis que abarque también los cambios profundos en el carácter de la persona,
en la medida que pierden parcialmente atributos humanos en arrebatos de locura
y éxtasis producidos por algo. Estos cambios suceden en situaciones extremas en
las que esa persona es llevada hasta los límites de su propia condición humana.
También es posible distinguir entre transformaciones exógenas (ocasionados por
causas exteriores) y endógenas (por causas internas o cambios que tienen lugar
cuando un personaje es llevado hasta el límite sin intervención directa de
ningún agente sobrehumano).
Algo de eso está ocurriendo en las circunstancias actuales del mundo real.
La más notable de estas situaciones extremas en la tragedia es el aislamiento
en el que se encuentran muchos de las personas mayores de edad e inclusive
jóvenes ante el imperio de las cuarentenas para evitar los contagios con el
coronavirus. Aquí es posible identificar una relación estrecha entre el proceso
de deshumanización de las personas y su progresiva pérdida de vínculos sociales.
Simplemente, la soledad se ha agravado con las cuarentenas del COVID-19 que han
obligado a la gente a aislarse en sus casas, sin ver a amigos ni familiares, lo
cual es, definitivamente, un serio problema social.
Según la Administración de Recursos y Servicios de Salud de los Estados
Unidos, la soledad es tan letal como fumar quince cigarrillos al día, y que la
falta de relaciones personales está asociada con un aumento del 29% en las
enfermedades cardíacas.
En el Reino Unido se ha
creado el Ministerio de la Soledad, luego de que una comisión parlamentaria concluyera
que nueve millones de británicos se sentían solos y que esto le estaba costando
una fortuna al país en gastos de salud. La cartera está encabezada por la
baronesa Diana Barran que no ha creado grandes burocracias para combatir
la soledad. Su oficina apenas tiene “menos de diez” empleados de tiempo completo.
En febrero último, Japón también
creó su propio ministerio de la soledad.
Por otra parte, un estudio
reciente de la Brookings Institution en Washington D.C. recomendó al gobierno
estadounidense crear un grupo de trabajo interministerial para combatir la
soledad.
¿Cómo combatir la soledad? Una forma económica en estas +épocas de carencia
de recursos, podría ser el voluntariado. Así lo considera Barran, que
recomienda encontrar formas de combatir la soledad a través de proyectos de
voluntariado. Las personas que hacen trabajo voluntario no solo que ayudan a
otros, sino que se ayudan a sí mismas a estar menos solas.
Por cierto, es que en la mayoría de nuestros países aun no se ha investigado
al respecto no obstante que la existencia de este problema parece obvia, dadas las
circunstancias similares que ahora vivimos enfrentando a la pandemia. Unos
poquísimos países en el mundo han iniciado acciones para combatir la soledad de
su gente; sin embargo, en el Perú y en Huaraz, por ejemplo, no se está haciendo
nada al respecto. ¿Es humana, razonable y responsable esa actitud?
Probablemente algunos de nuestros familiares y amigos podrían estar afectados
por la invasiva soledad. Sin embargo, no estamos haciendo nada para combatir la
soledad a nivel nacional y tampoco local que es donde están las verdaderas
soluciones. ¿No creen que ya es hora de empezar este trabajo humano?
Referencias
Eslava-Bejarano
(2019). El Arco y la bestia. En https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7331056
Hoppenheimer, Andrés. En https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-es/article253480584.html