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lunes, agosto 17, 2015

LA ODISEA DE GRECIA EN EL SIGLO XXI

En 2008 se desató, primero en Estados Unidos de Norteamérica y luego en los países centrales de Europa, la última gran crisis financiera mundial que llevó a la desaceleración y recesión en algunos y, en otros, la gravedad de la crisis se hizo mayor a posteriori. Este es el caso de Grecia, una pequeña economía integrante de la Unión Europea cuya crisis es esencialmente de sobreendeudamiento con una mezcla de pírrica credibilidad. Durante mucho tiempo este país estuvo gastando más dinero del que producía y financiando ese gasto a través de préstamos. La crisis está repercutiendo dramáticamente en la vida de su población y ha puesto en riesgo al resto de los países de la euro zona y está siendo aprovechada por los especuladores para remecer al euro y extender el temor a otras economías debilitadas por la crisis, como la española, irlandesa, portuguesa, italiana y francesa y, más aún, a  la propia Unión Europea.


Génesis de la crisis


Aunque la crisis griega estalló en octubre de 2009, ésta se incubó en los años precedentes por acción política de unos irresponsables gobernantes que hicieron uso del facilismo en el manejo de la cosa pública, al incurrir en el déficit fiscal creciente y el aumento de la deuda pública, inclusive a hurtadillas de las autoridades europeas. Así se constató en febrero de 2010 cuando se hizo público que Goldman Sachs, el Banco más grande de los Estados Unidos promovió transacciones ocultas del Gobierno griego por miles de millones de euros en deuda a las autoridades europeas, según publicaciones del The New York Times (2).

El drama heleno se puso de manifestó en octubre de 2009, cuando el Partido Socialista de Grecia (PASOK) liderado por Yorgos Papandreu ganó las elecciones legislativas anticipadas y poco después de su toma de posesión, el nuevo Gobierno revisó al alza dos indicadores clave: el déficit público acumulado en 12,7% y la deuda pública en 113,4% del Producto Bruto Interno (PBI). 

La agencia de calificación Standard & Poor's (S&P) no tardó en colocar a Grecia bajo vigilancia y con perspectiva negativa; asimismo la agencia Fitch Rating que fue la primera en degradar la deuda a largo plazo de Grecia, rebajándola de "A-" hacia "BBB+". Esto ocasionó el desplome de la Bolsa de Atenas en 6% y la prima de riesgo sobre los bonos a 10 años, ante lo cual la Comisión del BCE llamó la atención a Grecia por la posible repercusión de la crisis en la zona euro, inquiriendo a Papandreu a tomar medidas. En diciembre de ese año se aprobó el Presupuesto del Estado para 2010 y es ahí donde se muestra la intención de reducir el déficit público a 9,1%.


Desenvolvimiento y complicación de la crisis

A inicios de 2010 el gobierno heleno adoptó la decisión de acelerar el crecimiento económico y reducir el déficit fiscal a 3% del PBI en tres años, asumiendo un pacto de estabilidad. Sin embargo, un informe de la Comisión Europea acusó a Grecia de irregularidades sistemáticas en el envío de datos fiscales a Bruselas, hecho que motivó la actuación de una misión de expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para estudiar una eventual asistencia técnica al país. Considerando los resultados, el Ejecutivo de Papandreu presentó en Bruselas un programa de austeridad que se proponía reducir el déficit público de 12,7% a 2% del PBI.

Seguidamente el gobierno realizó la primera emisión de deuda de 2010 (bonos a 5 años) y atrajo una demanda cinco veces mayor a la esperada (25.000 millones de euros para una oferta de 5.000 millones). En suma anual, debió refinanciar una pesada deuda de 54.000 millones de euros.

La Comisión Europea, por su parte, aprobó el plan de austeridad griego con indicaciones de recorte de salarios y un anuncio de cerrada vigilancia para su cumplimiento. La aplicación del plan llevó a los trabajadores a la huelga y esto, a su vez, la promesa de “ayudar a Grecia en caso necesario” por parte de la Unión Europea.

A partir de entonces las autoridades helenas reiteraron las medidas de refinanciación o rescate de la deuda. En total, los socios europeos y el Fondo Monetario Internacional han proveído a Grecia en los sucesivos rescates desde 2010, alrededor de 230,700 millones de euros, suma en la que no se incluye la ayuda del Banco Central Europeo (BCE).



En 2013 la deuda griega ascendía a 125% de su PBI, pero a mediados de 2015 la cifra alcanzó a 176% del PBI, equivalente a 315,509 millones de euros y las cuotas a pagar se hicieron enormes en comparación de los años precedentes, según ELstat. La deuda, evidentemente es enorme y prácticamente impagable, bajo las condiciones actuales.

Los acreedores son mayoritariamente los países europeos: Alemania (con 72,720 millones de euros, esto es, el 28,3% del total), Francia (55.209 millones), Italia (48.380 millones) y España (32.744 millones). A estos le siguen otros con menor cuantía como Holanda, Bélgica, Austria y Finlandia (3)

Situación dramática de la población

Según datos del Banco Mundial (1), la población de Grecia al 2014 fue de 10,96 millones de residentes, independientemente de su estado legal o de ciudadanía, y su PBI ascendió a 237,3 mil millones de US $ actuales, vale decir cada habitante con un PBI de 21,651 US $; pero también, conforme a los datos de ELStat, a la par que el PBI ha retrocedido en 25% en cinco años ha crecido la desigualdad y la pobreza: el 30% de la población helénica vive en la miseria, mientras el 20% padece de hambre; las compras de alimentos han caído en 29%, a pesar de ello la troika quiere subir el impuesto a las ventas de los alimentos; el desempleo se aproxima al 26%, e incluso se aproxima al 60% entre los más jóvenes; más de un millón de personas han perdido sus puestos de trabajo en los cinco años de vía crucis; la tasa de suicidios ha aumentado en 45%. En resumen, la población griega está sufriendo las arremetidas de la crisis.

Mientras tanto, las medidas de austeridad del gobierno aconsejadas por la Troika se han  endurecido cada vez más, ajustando sobre todo los derechos laborales como el empleo, las condiciones laborales y la seguridad social, lo cual ha generado como consecuencia el aumento de las protestas laborales y en general ciudadanas.



Frente a esta cruda situación, el primer ministro griego Alexis Tsipras prometió en campaña renegociar la deuda, pero rompió unilateralmente el trato con sus acreedores y llevó al pueblo griego a un referéndum por aceptar o no las difíciles condiciones de la Troika. El domingo 5 de julio último un 61% de los electores griegos expresaron un rotundo “No” a los ajustes exigidos por la Troika y su respaldo al gobierno de Tsipras mediante referéndum. El resultado revela una Grecia políticamente más unida de lo que se suponía hasta ahora y pone en claro que la posición del resto de la eurozona no es monolítica. El primer ministro Alexis Tsipras, valoró el resultado como un “fortalecimiento” de su capacidad para negociar y llamó a la formación de un "fuerte frente nacional" para seguir con las negociaciones y buscar una solución inmediata para el país.

Interrogantes acerca del futuro

La BBC Mundo (4) ha informado que el gobierno griego propuso a sus acreedores internacionales un plan de recortes que incluye una fuerte subida de impuestos y recortes de pensiones para asegurar un nuevo rescate financiero de más de 53.000 millones de euros, propuesta que ha sido sometida a una cumbre de la Unión Europea después del rechazo en referendo a las exigencias de la Troika conformada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. Tras varios días de conversaciones con sus socios de la eurozona, el gobierno de Alexis Tsipras ha cedido finalmente a las exigencias de la troika, pero la drasticidad de las medidas de ajuste abre muchas incertidumbres sobre el devenir de la crisis, sobre todo en el sector laboral.

En medio de la álgida situación surgen dos preguntas: ¿puede Grecia hacer frente al pago de su deuda con una economía que se ha desmoronado en 25% del PBI en cinco años? ¿Deben los acreedores europeos perdonar el total de la deuda helena o en parte?. Las respuestas son difíciles de dar, pero si se miran las cifras macroeconómicas de la deuda y producción nos hay una fácil ni rápida solución. Las posibles medidas pasan por emprender la condonación total o parcial de la deuda pública o mínimo la renegociación de la misma en términos más “blandos” siguiendo los antecedentes de Alemania, después de la Segunda Guerra Mundial, a pesar que este país se muestra inflexible; y, de otro lado, viabilizar la recuperación económica desde adentro y de afuera. 



En suma, transcurrido cinco años de grave crisis, de ajustones más ajustones, de dimes y diretes entre los gobernantes de Grecia y los acreedores de la Troika encarnadas en Merkel y Lagardé, la crisis griega es mucho más grave que al inicio y, lo que es peor, todavía no se han hallado ventanas de salida (5). La situación griega está que arde como antes ardió la antigua Troya: con llamas destructoras que hacen peligrar no sólo a Grecia, al euro como una moneda común, sino la propia integridad de la Unión Europea si el efecto dominó de esta crisis toma suficiente fuerza. El tiempo dirá sobre el desenlace.

Referencias

(4)            http://www.bbc.com/mundo/noticias/cluster_crisis_economica_euro_europa_grecia


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