Desde enero a noviembre de 2019, el déficit fiscal acumulado es de S/ 1, 830 millones, menor en S/ 4 835 millones al del mismo periodo de 2018.
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jueves, diciembre 12, 2019
PERÚ: DÉFICIT FISCAL A NOVIEMBRE DE 2019
El déficit fiscal acumulado en los últimos doce meses a noviembre de 2019 fue de 1,6% del Producto Bruto Interno, PBI, el mismo nivel que en setiembre y octubre últimos, pero menor que en febrero de 2018 cuando alcanzó al 3% del PBI. La disminución del déficit obedece al aumento de los ingresos fiscales de 18% en febrero de 2018 al 19,7% en noviembre de 2019, a pesar de la desaceleración económica. Los gastos no financieros se mantienen controlados desde fines de 2018 a la fecha en 20% del PBI.
Desde enero a noviembre de 2019, el déficit fiscal acumulado es de S/ 1, 830 millones, menor en S/ 4 835 millones al del mismo periodo de 2018.
Desde enero a noviembre de 2019, el déficit fiscal acumulado es de S/ 1, 830 millones, menor en S/ 4 835 millones al del mismo periodo de 2018.
lunes, agosto 17, 2015
LA ODISEA DE GRECIA EN EL SIGLO XXI
En 2008 se
desató, primero en Estados Unidos de Norteamérica y luego en los países
centrales de Europa, la última gran crisis financiera mundial que llevó a la desaceleración
y recesión en algunos y, en otros, la gravedad de la crisis se hizo mayor a
posteriori. Este es el caso de Grecia, una pequeña economía integrante de la
Unión Europea cuya crisis es esencialmente de sobreendeudamiento con una mezcla
de pírrica credibilidad. Durante mucho tiempo este país estuvo gastando más dinero del que producía y
financiando ese gasto a través de préstamos. La crisis está repercutiendo dramáticamente
en la vida de su población y ha puesto en riesgo al resto de los países de la euro
zona y está siendo aprovechada por los especuladores para remecer al euro y extender
el temor a otras economías debilitadas por la crisis, como la española,
irlandesa, portuguesa, italiana y francesa y, más aún, a la propia Unión Europea.
Génesis de la crisis
Aunque
la crisis griega estalló en octubre de 2009, ésta se incubó en los años
precedentes por acción política de unos irresponsables gobernantes que hicieron
uso del facilismo en el manejo de la cosa pública, al incurrir en el déficit
fiscal creciente y el aumento de la deuda pública, inclusive a hurtadillas de
las autoridades europeas. Así se constató en febrero de 2010 cuando se hizo
público que Goldman Sachs, el Banco más grande de los Estados Unidos promovió
transacciones ocultas del Gobierno griego por miles de millones de euros en
deuda a las autoridades europeas, según publicaciones del The New York Times (2).
El
drama heleno se puso de manifestó en octubre de 2009, cuando el Partido
Socialista de Grecia (PASOK) liderado por Yorgos Papandreu ganó las elecciones
legislativas anticipadas y poco después de su toma de posesión, el nuevo
Gobierno revisó al alza dos indicadores clave: el déficit público acumulado en
12,7% y la deuda pública en 113,4% del Producto Bruto Interno (PBI).
La agencia
de calificación Standard & Poor's (S&P) no tardó en colocar a Grecia
bajo vigilancia y con perspectiva negativa; asimismo la agencia Fitch Rating
que fue la primera en degradar la deuda a largo plazo de Grecia, rebajándola de
"A-" hacia "BBB+". Esto ocasionó el desplome de la Bolsa de
Atenas en 6% y la prima de riesgo sobre los bonos a 10 años, ante lo cual la
Comisión del BCE llamó la atención a Grecia por la posible repercusión de la
crisis en la zona euro, inquiriendo a Papandreu a tomar medidas. En diciembre
de ese año se aprobó el Presupuesto del Estado para 2010 y es ahí donde se
muestra la intención de reducir el déficit público a 9,1%.
Desenvolvimiento y complicación de la crisis
A
inicios de 2010 el gobierno heleno adoptó la decisión de acelerar el
crecimiento económico y reducir el déficit fiscal a 3% del PBI en tres años,
asumiendo un pacto de estabilidad. Sin embargo, un informe de la Comisión
Europea acusó a Grecia de irregularidades sistemáticas en el envío de datos
fiscales a Bruselas, hecho que motivó la actuación de una misión de expertos
del Fondo Monetario Internacional (FMI) para estudiar una eventual asistencia
técnica al país. Considerando los resultados, el Ejecutivo de Papandreu
presentó en Bruselas un programa de austeridad que se proponía reducir el
déficit público de 12,7% a 2% del PBI.
Seguidamente
el gobierno realizó la primera emisión de deuda de 2010 (bonos a 5 años) y
atrajo una demanda cinco veces mayor a la esperada (25.000 millones de euros
para una oferta de 5.000 millones). En suma anual, debió refinanciar una pesada
deuda de 54.000 millones de euros.
La
Comisión Europea, por su parte, aprobó el plan de austeridad griego con
indicaciones de recorte de salarios y un anuncio de cerrada vigilancia para su
cumplimiento. La aplicación del plan llevó a los trabajadores a la huelga y esto,
a su vez, la promesa de “ayudar a Grecia en caso necesario” por parte de la
Unión Europea.
A
partir de entonces las autoridades helenas reiteraron las medidas de
refinanciación o rescate de la deuda. En total, los socios europeos y el
Fondo Monetario Internacional han proveído a Grecia en los sucesivos
rescates desde 2010, alrededor de 230,700 millones de euros, suma en la que no
se incluye la ayuda del Banco Central Europeo (BCE).
En
2013 la deuda griega ascendía a 125% de su PBI, pero a mediados de 2015 la
cifra alcanzó a 176% del PBI, equivalente a 315,509 millones de euros y las
cuotas a pagar se hicieron enormes en comparación de los años precedentes,
según ELstat. La deuda, evidentemente es enorme y prácticamente impagable, bajo
las condiciones actuales.
Los
acreedores son mayoritariamente los países europeos: Alemania (con 72,720
millones de euros, esto es, el 28,3% del total), Francia (55.209 millones), Italia (48.380
millones) y España (32.744 millones). A estos le siguen otros con menor cuantía
como Holanda, Bélgica, Austria y Finlandia (3)
Situación dramática de la población
Según
datos del Banco Mundial (1), la población de Grecia al 2014 fue de 10,96
millones de residentes, independientemente de su estado legal o de ciudadanía,
y su PBI ascendió a 237,3 mil millones de US $ actuales, vale decir cada
habitante con un PBI de 21,651 US $; pero también, conforme a los datos de
ELStat, a la par que el PBI ha retrocedido en 25% en cinco años ha crecido la
desigualdad y la pobreza: el 30% de la población helénica vive en la miseria,
mientras el 20% padece de hambre; las compras de alimentos han caído en 29%, a
pesar de ello la troika quiere subir el impuesto a las ventas de los alimentos;
el desempleo se aproxima al 26%, e incluso se aproxima al 60% entre los más
jóvenes; más de un millón de personas han perdido sus puestos de trabajo en los
cinco años de vía crucis; la tasa de suicidios ha aumentado en 45%. En resumen,
la población griega está sufriendo las arremetidas de la crisis.
Mientras
tanto, las medidas de austeridad del gobierno aconsejadas por la Troika se
han endurecido cada vez más, ajustando
sobre todo los derechos laborales como el empleo, las condiciones laborales y
la seguridad social, lo cual ha generado como consecuencia el aumento de las
protestas laborales y en general ciudadanas.
Frente
a esta cruda situación, el primer ministro griego Alexis Tsipras prometió en
campaña renegociar la deuda, pero rompió unilateralmente el trato con sus
acreedores y llevó al pueblo griego a un referéndum por aceptar o no las difíciles
condiciones de la Troika. El domingo 5 de julio último un 61% de los electores
griegos expresaron un rotundo “No” a los ajustes exigidos por la Troika y su
respaldo al gobierno de Tsipras mediante referéndum. El resultado revela una Grecia políticamente más unida de lo que se suponía hasta ahora y pone en claro que la posición del resto de la eurozona no es monolítica. El
primer ministro Alexis Tsipras, valoró el resultado como un “fortalecimiento”
de su capacidad para negociar y llamó a la formación de un "fuerte frente
nacional" para seguir con las negociaciones y buscar una solución
inmediata para el país.
Interrogantes acerca del futuro
La
BBC Mundo (4) ha informado que el gobierno griego propuso a sus acreedores
internacionales un plan de recortes que incluye una fuerte subida de impuestos
y recortes de pensiones para asegurar un nuevo rescate financiero de más de
53.000 millones de euros, propuesta que ha sido sometida a una cumbre de
la Unión Europea después del rechazo en referendo a las exigencias de la Troika
conformada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la
Comisión Europea. Tras varios días de conversaciones con sus socios de la
eurozona, el gobierno de Alexis Tsipras ha cedido finalmente a las exigencias
de la troika, pero la drasticidad de las medidas de ajuste abre muchas
incertidumbres sobre el devenir de la crisis, sobre todo en el sector laboral.
En
medio de la álgida situación surgen dos preguntas: ¿puede Grecia hacer frente
al pago de su deuda con una economía que se ha desmoronado en 25% del PBI en
cinco años? ¿Deben los acreedores europeos perdonar el total de la
deuda helena o en parte?. Las
respuestas son difíciles de dar, pero si se miran las cifras macroeconómicas de
la deuda y producción nos hay una fácil ni rápida solución. Las posibles
medidas pasan por emprender la condonación total o parcial de la deuda pública o
mínimo la renegociación de la misma en términos más “blandos” siguiendo los
antecedentes de Alemania, después de la Segunda Guerra Mundial, a pesar que este
país se muestra inflexible; y, de otro lado, viabilizar la recuperación
económica desde adentro y de afuera.
En
suma, transcurrido cinco años de grave crisis, de ajustones más ajustones, de
dimes y diretes entre los gobernantes de Grecia y los acreedores de la Troika encarnadas
en Merkel y Lagardé, la crisis griega es mucho más grave que al inicio y, lo
que es peor, todavía no se han hallado ventanas de salida (5). La situación
griega está que arde como antes ardió la antigua Troya: con llamas destructoras
que hacen peligrar no sólo a Grecia, al euro como una moneda común, sino la
propia integridad de la Unión Europea si el efecto dominó de esta crisis toma suficiente
fuerza. El tiempo dirá sobre el desenlace.
Referencias
(4)
http://www.bbc.com/mundo/noticias/cluster_crisis_economica_euro_europa_grecia
jueves, diciembre 27, 2012
¿VA ESTADOS UNIDOS HACIA EL "ABISMO FISCAL"?
El “abismo fiscal” es una especie de bomba
de tiempo que si no se desactiva en estos días (antes del 1 de enero de 2013) podría
ocasionar un fuerte retroceso de la primera potencia económica mundial e
incluso si se prolonga durante algunos meses, podría desencadenar una
recesión económica a escala mundial. El parlamento norteamericano tiene la palabra.
De las elecciones en EE.UU al “abismo fiscal”
Las elecciones de noviembre definieron solo la mitad
de la incógnita sobre el rumbo de la primera economía mundial. Esas elecciones constituyen
un evento político con trascendental proyección mundial. No es lo mismo imaginar
el 2013 a Barack Obama en la Casa Blanca que a Mitt Romney. El primero representa
una alternativa más cercana al neokeynesianismo, con énfasis en la inversión
fiscal y la redistribución de ingresos, mientras que Romney hubiera inclinado
la balanza hacia la austeridad fiscal y el recorte impositivo a los ricos, tal
como lo propugnan los neoliberales (1).
Sin embargo, no se terminaba de celebrar la victoria
de Obama cuando la atención giró al llamado “abismo fiscal”, una especie de bomba de tiempo para los Estados
Unidos, a estallar desde el primer día del año nuevo.
¿Qué es el “abismo fiscal”?
Es una subida generalizada de impuestos que iría
acompañada de fuertes recortes del gasto público autorizados en la era Bush en
áreas tan fundamentales como Defensa y ayudas al empleo. Estas medidas de
política económica entrarían automáticamente en vigor si no se llega a un
acuerdo entre Demócratas y Republicanos antes del 1 de enero de 2013.
Si el desacuerdo se prolonga en la primera quincena de
enero se teme alguna turbulencia en los mercados bursátiles. Si el desacuerdo
persiste durante meses, el impacto sería mucho más grave y se teme inclusive
una recesión a escala mundial.
Se calcula que el “abismo
fiscal” tendría un impacto de 550 mil millones de dólares que dejarían de
circular en la economía norteamericana, equivalente a 3,5 % del PBI anual de Estados
Unidos (2).
Impacto del “abismo fiscal” en la economía mundial
Todo lo que ocurre en la economía de Estados Unidos
tiene una repercusión automática sobre la economía mundial. El temido “abismo fiscal” hace presagiar el fin
de la débil recuperación económica experimentada por ese país después de la
crisis económica del 2007-2008 que,
además, podría tener consecuencias negativas sobre el resto del mundo. En las
primeras semanas de enero de 2013 puede que el impacto sea más limitado, pero a
medida que se prolongue la crisis, tanto mayor será la amenaza sobre el
crecimiento de todos los países del mundo. Si el desacuerdo se alarga durante
meses, Estados Unidos podría entrar en recesión y, consecuentemente, arrastraría
en su caída a China, principal socio comercial de dicha potencia y segunda
potencia económica mundial, e intensificaría las tendencias recesivas de Japón,
la segunda economía del mundo, de la eurozona y también golpearía duramente a
América Latina vía la reducción de los precios del petróleo y los minerales
ante una caída de la demanda agregada de los países desarrollados.
Urge lograr compromiso entre Demócratas y Republicanos
El Congreso de EE.UU. tiene el reto de acordar en
estos días un presupuesto para 2013 que evite o minimice el mentado “abismo
fiscal”. El comité bipartidista que se formó en agosto pasado tiene como fin
alcanzar un compromiso entre los Demócratas y Republicanos.
Sin embargo, en las recientes fiestas quedó en claro
que el presunto espíritu navideño de la reconciliación todavía no había llegado
al Congreso. Más aun, el Partido Republicano desautorizó abiertamente una
oferta de su propio líder en las negociaciones, y el mundo entero temió lo peor.
Ante ello, el propio presidente de los EE. UU Barack Obama decidió interrumpir
sus vacaciones en Hawai para regresar a Washington en esta semana a fin de intentar
un acuerdo y evitar un "infeliz comienzo de 2013”.
Ahora que faltan menos de 100 horas para terminar el
año viejo, las bolsas de valores se han desplomado por cuarta vez consecutiva y
sólo se espera un “milagro” que permita entrar la luz y terminar con la
incertidumbre que aqueja a los agentes económicos y toda la población
norteamericana ante el desacuerdo entre políticos de las dos vertientes.
Pero aún se logra evitar el “abismo fiscal”, hay suficientes temores como la posible cesación
de pagos y la inestabilidad político-social de países de la eurozona y una
debacle de instituciones financieras como para dormir tranquilo y mantener la
marcha de la economía global cuya situación sigue siendo álgida e imprevisible el
final de la crisis.
Referencias:
miércoles, diciembre 19, 2012
LIBERAL SHINZO ABE GANA ELECCIONES EN JAPÓN, SUMIDO EN LA MALDICIÓN ECONÓMICA
Shinzo
Abe, del Partido Liberal, ha sido electo primer ministro de Japón. Ganó en las
elecciones parlamentarias del domingo último y asume el gobierno de un país que,
desde 1990 cuando reventó la burbuja inmobiliaria, está sumida en una profunda
crisis económica y parece haber caído en la trampa de la maldición económica.
Es un país donde los gobiernos cambian con frecuencia y ayer celebraron una
nueva elección que lo vuelve a instalar en el poder. ¿Podrá el nuevo gobierno dominar la crisis?
Del milagro japonés a la
maldición económica
El milagro japonés convirtió a una nación
arrasada por la segunda guerra mundial en rival de Estados Unidos, la mayor potencia
del mundo. Fue por largos años envidiada por su espectacular renacimiento y su exitoso
modelo laboral-empresarial.
Sin
embargo, la maldición económica
llegó con el estallido de una burbuja inmobiliaria-financiera en 1990. Desde
entonces, Japón ha vivido un largo estancamiento económico con un espiral
deflacionario (caída persistente de precios que termina en bancarrotas o "economías zombis") y seis
recesiones sucesivas, la última declarada poco antes de las elecciones de este
domingo para la elección del Primer Ministro, y fue el tema dominante de la
campaña electoral (1).
Shinzo Abe ganó por
amplia mayoría el pasado domingo 16 de diciembre de 2012 las elecciones
legislativas en Japón, que así vuelve a girar a la derecha con la mayoría
conseguida por el PLD, con 294 de los 480 escaños de la Cámara Baja del
Parlamento, mientras que el Partido Democrático del saliente premier Yoshihiko Noda redujo a
57 sus asientos frente a los 308 que obtuvo en el 2009 (2).
Sucesivos
gobiernos intentaron salir sin éxito de la maldición económica apelando a
medidas distintas. Desde las inversiones en infraestructura hasta las reformas
estructurales; desde el rescate masivo de los bancos hasta la baja de las tasas
de interés para estimular al consumo. Empero, no ha habido receta que logre terminar
con el estancamiento.
Hace
poco Richard Koo, economista de
Nomura y experto en la Economía Japonesa, estuvo en el Perú atendiendo una
invitación del Consorcio de Investigación Económica y Social, CIES y sostuvo
que hay nuevos caminos en la comprensión de la naturaleza única de las
recesiones de balance que padece Japón, caracterizadas por el agresivo pago de
la deuda del sector privado. Aseveró que la política monetaria tiene poco
efecto en este tipo de recesión y, en su lugar, lo que se requiere es un
estímulo fiscal agresivo que contrarreste la reducción de la deuda del sector
privado asumiendo la deuda pública. En la crisis de Japón, dijo, han sido
los períodos de ajuste fiscal prematuro lo que se han traducido en una mayor pérdida
económica.
Por
su parte, David Rea, también especialista
en economía japonesa de la consultora británica Capital Economics, ha dicho
recientemente que "En un contexto
mundial complicado y con 20 años en las espaldas, el gobierno va a necesitar
una política monetaria relajada, con baja tasas de interés y un política fiscal
más activa. El nuevo gobierno va a tener que cruzar los dedos, además, para que
la suerte los acompañe y puedan romper con el estancamiento”.
Japón
camina de tumbo en tumbo
Japón
es la tercera economía mundial, líder global en productos electrónicos, tercera
a nivel de la industria automotriz, número 12 en términos de desarrollo humano
y, a pesar de la crisis de 1990, sus exportaciones se triplicaron desde ese año
hasta 2006.
En
otras palabras, conviene poner la maldición japonesa en perspectiva: muchas
naciones anhelarían caer bajo un encantamiento tan benigno; pero
no cabe duda de que el estallido financiero de 2007-2008 y la consiguiente
recesión global -prolongada hoy con la crisis de la deuda soberana- han
complicado la salida del laberinto que creó la burbuja inmobiliaria-financiera
de 1990.
El
sector exportador japonés se vio duramente golpeado por los problemas de la
eurozona. La poderosa industria automotriz sufrió el impacto de la disputa
territorial con China, principal socio comercial de Japón.
A
esto se sumaron catástrofes impredecibles como el tsunami de 2011. La economía
se contrajo un 0,03% entre abril y junio, y un 0,9% entre julio y septiembre de
este año. A fines de noviembre, el gobierno saliente anunció un estímulo fiscal
superior a US$10.000 millones. “La inversión
fiscal ha terminado generando una relación de dependencia con el resto de la
actividad económica. La economía da señales de recuperación hasta que se agota
el impacto del estímulo fiscal y vuelve a la recesión", sostiene David Rea.
El
problema es que este tipo de inyección estatal forma parte del restringido menú
de medidas ensayadas en las dos últimas décadas: cada anuncio parece una
versión del anterior. "La inversión
fiscal ha terminado generando una relación de dependencia con el resto de la
actividad económica. La economía da señales de recuperación hasta que se agota
el impacto del estímulo fiscal y vuelve a la recesión. A esto se suma que estos
programas fiscales han generado un terrible endeudamiento económico. Japón está
destinando cada vez más parte de sus ingresos a pagar los intereses de esta
deuda", dice Rea. Obsérvese los ilustrativos gráficos de Richard Koo (3).
En efecto, en 2011 la deuda pública japonesa excedía
el 200% de su Producto Interno Bruto (PIB), solo superada a nivel mundial por
la de Zimbabue.
Los fantasmas
de la economía mundial
La
raíz de la crisis japonesa -una burbuja inmobiliaria-financiera-, el pavoroso
endeudamiento y las infructuosas medidas adoptadas en los últimos 20 años han
creado un fantasma que obsesiona tanto a China como a muchas economías
desarrolladas. El punto de partida es similar. Estados Unidos, la Unión Europea
(UE) y China fueron víctimas en los últimos años de una burbuja inmobiliaria
financiera.
En el
caso de China, el fantasma se acentúa por las predicciones que se hacían en la
década de los años 80 de que Japón superaría muy pronto a Estados Unidos. Hoy,
uno de los deportes favoritos de los futurólogos es precisar en qué fecha China
se convertirá en la primera economía mundial: 2020 y 2030 son las favoritas.
El
Partido Comunista recuerda que China es una nación en desarrollo y saca todas
las enseñanzas que puede del desliz japonés para no caer en la misma trampa.
En el
caso de Estados Unidos y la UE el temor es que muchos paquetes de estímulo
después de la crisis de 2008, con tasas de interés por el suelo y con políticas
de masiva emisión de dinero electrónico de sus bancos centrales, las economías
no terminan de salir del pantano.
¿Es
el Japón de 1990-2012 el espejo de lo que va a ocurrir en esta década con los
países de la eurozona, Reino Unido o Estados Unidos?
Desde
el premio Nobel Paul Krugman hasta
el ministro de Empresas británico, Vince
Cable, son muchos los políticos y economistas que han alertado sobre este
peligro. Según David Rea, el
paralelo es aceptable pero hay diferencias entre ambos casos. "El nivel de la deuda pública o
la necesidad de los consumidores y las compañías de desendeudarse son los
elementos en común que autorizan a trazar un paralelo. Pero al mismo tiempo, en
la Unión Europea o Estados Unidos se reaccionó rápidamente a la crisis. En
Japón tardaron casi diez años en formular una política para los préstamos
incobrables que tenían los bancos", explicó.
Japón
está todavía pagando el precio de ese error. El primer ministro electo, Shinzo Abe, es el último político de
una larga lista que tendrá que lidiar con ese legado; pero esta diferencia no
quiere decir que la UE o Estados Unidos hayan escapado de la maldición
japonesa. Otros rasgos estructurales pueden producir el mismo "encantamiento".
En la
Unión Europea, la eurozona tiene el chaleco de fuerza de la moneda única: Japón podía
devaluar, los países que componen el euro no pueden hacerlo. En Estados Unidos
el llamado abismo fiscal -un masivo
ajuste que entrará automáticamente en vigencia si no hay acuerdo en el Congreso
este 31 de diciembre- podría convertirse en el equivalente del letargo
gubernamental japonés de principios de los años noventa.
Referencias:
(1) Extraído
textualmente de Marcelo Justo. BBC Mundo
(2) Gráficos
de Richard Koo. http://www.businessinsider.com/fiscal-cliff-understanding-the-significance-through-richard-koo-2012-11?op=1
(3) Casa
Asia. http://www.casaasia.es/noticia/detalle?id=208874
domingo, noviembre 25, 2012
RICHARD KOO NO DESCARTA QUE BURBUJA INMOBILIARIA PUEDA INCUBARSE EN PERÚ
Invitado por el CIES al Seminario
Anual 2012 que acaba de desarrollarse en Lima, el prestigiado economista jefe
del Instituto Nomura Research Institute alertó que un descontrol en la política
crediticia de los bancos podría incubar una crisis hipotecaria similar a
la de Japón, EE.UU. y Europa, economías que intentan detener la crisis erróneamente
con la austeridad fiscal.
De la crisis japonesa a
la crisis de los EE.UU y de la Zona Euro
Richard Koo, el invitado especial
del Consorcio de Investigación Económica y Social al Seminario Anual 2012 “Economía Global, Crecimiento e Industrias
Extractivas” afirmó que hace 20 años la Economía japonesa entró en una severa crisis cuyo
parecido con la que padecen ahora los EE. UU. y la eurozona, especialmente España,
es preocupante. Japón venía de una época descollante conocida como “El Milagro Japonés”.
Sin embargo la economía incubaba una burbuja inmobiliaria y de crédito, que terminó
de explotar en 1990. Desde entonces, sus políticos han intentado aplicar todo
tipo de curas sin mayor éxito. "El diagnóstico fue equivocado",
explicó en Lima el influyente Richard Koo, economista jefe del banco de
inversión Nomura. "No supimos ver que el país estaba aquejado de una rara
enfermedad económica que se da una vez en un siglo, muy parecida a la que
afronta ahora casi todo el Atlántico Norte, cuyas autoridades demuestran que no
han aprendido nada de la experiencia japonesa. La consecuencia para Japón
fueron dos décadas perdidas. De manera que si EE. UU. y Europa persisten en su equivocada
gestión anticrisis, les aguarda por delante una década y media de crisis",
pronosticó el prestigiado economista japonés.
El diagnóstico erróneo, en Europa, es
pensar que esta es una crisis fiscal. Pero esto es falso: la crisis empezó en
el sector inmobiliario estadounidense y se convirtió en una avalancha financiera
global. Y continúa siendo una crisis bancaria que ha terminado contagiando a la
economía en su conjunto, hasta el punto que el corte del crédito determinó el
desempleo y la recesión; y a las cuentas públicas (castigadas por las ayudas financieras
a la banca y los costos del Estado de bienestar en pleno desplome económico) se
agravaron.
La crisis ha contagiado al sistema económico norteamericano y europeo,
que se ve incapcez de avizorar soluciones a pesar de los rescates diseñados más
para salvar a los bancos que para ayudar a los países con problemas. Las
entidades financieras, en especial las alemanas, están cargadas de activos
tóxicos (y de deuda pública, que va camino de alcanzar ese estatus). En España,
la toxicidad procede de un empacho de ladrillo. Pero Berlín y
Bruselas están convencidos de que la crisis es esencialmente fiscal, y que el
remedio es una sobredosis de ajustes vía BCE, FMI, reformas constitucionales,
lo que sea. "Es un completo disparate", ataca Koo.
Porque esa cura no funciona para el virus europeo, según la tesis de
Koo. Especialmente en España. "Imaginemos un país con una enorme burbuja:
al estallar, las empresas y familias se quedan cargadas de deudas, y por mucho
que los tipos de interés bajen a los noveles mínimos la gente se olvida de
gastar y las empresas de invertir, al estar ensimismadas {estas de reducir sus deudas.
Lo mismo les pasa a los bancos que no prestan, y más bien se dedican a disminuir
sus deudas, tal como ocurrió en Japón y ahora está sucediendo en Occidente. Esa
extraña enfermedad se llama recesión de balance".
En tales condiciones, cuando la demanda privada es débil, cuando hay una
sequedad de crédito, solo el sector público puede alentar el gasto para evitar
la agonía. Así lo hizo Japón en los noventa, y el mundo entero tras la quiebra
de Lehman. "Esa reacción suele ser automática. Luego llega lo difícil, el
momento del pánico: en 1997 Japón cometió un error fatal, se asustó del
abultado déficit en un país envejecido, estancado, sobreendeudado. Entonces
puso en marcha un duro plan de austeridad y subió los impuestos, lo cual dio
paso a una recesión profunda y al colapso de la banca.
La austeridad que
receta Alemania es contraproducente
Koo sostiene que EE.UU aún no se ha asustado tanto. La Reserva Federal
de EE.UU. ha concordado y tomado las medidas para no caer en el llamado abismo
fiscal, pues si lo hace, no habrá forma de que el sistema monetario lo respalde.
Empero, Europa es otra historia. Las curas de austeridad que receta Alemania
son contraproducentes. Si quieren reducir el déficit, van a tener lo contrario:
una recesión como la que viene es la mejor manera de que la crisis fiscal
empeore. Sin estímulos, a Europa le espera una larga temporada de atonía y a
España dos décadas perdidas a la japonesa".
El mensaje de Koo es incisivo. Asevera que en Europa no hay margen para
gastar y que la deuda japonesa está en el 200% del PBI, la estadounidense y
británica en los niveles máximos, y que los intereses que pagan esos países son
bajísimos. Hay una razón para ello: los ciudadanos tienen miedo, ahorran más y
compran deuda pública: por eso los intereses son mínimos y aún hay margen para
el estímulo. Europa y su crisis fiscal parecen una excepción. Koo cuestiona
haciendo notar que la única diferencia es que al compartir el euro, el ahorro
de los españoles vuela a Alemania, un país más seguro y sin riesgo de tipo de
cambio. Gran parte del ahorro europeo va a los bonos alemanes, que pagan
intereses muy bajos. ¿Qué hace Alemania con ese dinero? Nada de nada. Pero
quizá eso cambie: la recesión les va a golpear y van a tener que gastar. Europa
está aprendiendo que hay una recesión de balance, está pagando sus deudas pero no
está generando crecimiento.
Koo afirma que la lluvia de liquidez sobre la banca no sirve: la
política monetaria es inútil. Hay que volver a los estímulos fiscales. Anunciar
que se va a impedir, en el plazo de unos años, que los ciudadanos de un país
inviertan en la deuda de otro país europeo. De esa manera la deuda de cada país
será proporcional al ahorro interno y eso impedirá cosas raras.
Koo reclama también ayudas sin condiciones para los bancos: "Hay
que darles tiempo y dinero para que se quiten la basura de los balances y no
cierren el crédito". Pero Trichet dice que la ciudadanía no está preparada
para aceptar una segunda ronda de ayudas a la banca. "Pues ese era su
trabajo: convencer a la gente de que eso es imprescindible. Trichet debió ser
despedido por no hacer su trabajo", dispara.
El caso de España: una
recesión dura con alto desempleo
Respecto de España dijo que si el próximo Gobierno sigue con los
recortes la recesión será muy dura, el paro crecerá y el déficit aumentará.
Mirar solo las cuentas públicas no es suficiente: hay que ver lo que sucede en
el sector privado, que está tratando de reducir deuda a toda costa. Si el
sector público también lo hace, la cosa se complica. La respuesta está en una
Europa menos atrapada por los prejuicios. Hay que suavizar los ajustes,
arreglar los bancos y hacer que quienes tienen margen estimulen su economía.
Alemania se benefició durante años de la política económica europea.
Cuando peor le iba, la eclosión de sus exportaciones no se dirigió hacia Asia
ni EE UU, sino hacia la propia Europa. Es el momento de que los alemanes
devuelvan a los demás europeos el favor que les hicieron cuando las cosas les
iban mal, cuando disfrutaron de tipos bajos y de la flexibilidad que ahora
ellos no quieren conceder a sus socios.
El realismo de China
para enfrentar el problema
Para Koo los chinos son los que han comprendido los problemas mejor que
nadie. En 2009 pusieron en marcha uno de los paquetes de estímulo más ambicioso
y mejor orientado del mundo. Luego siguieron con ellos: son una dictadura,
gracias a ello se lo pueden permitir. Mientras Europa y EE UU discuten el
riesgo moral, de Keynes y Hayek, de estímulos y austeridad cargados de dogmas, China
está a otra cosa. A quienes advierten de una burbuja hay que decirles que los
chinos nos pueden dar lecciones de realismo. A la Europa contemporánea
construida con esa extraña mezcla de creencias cristianas y dudas griegas, que
decía Polanyi, hay que añadirle ahora ciertas dosis de realismo chino y las
enseñanzas de la experiencia japonesa para recuperar el aliento. Al menos, así
lo ve Richard Koo.
El riesgo de la burbuja
inmobiliaria en el Perú
En cuanto a las economía emergentes como la del Perú, Koo dijo que si un
país emergente tuviera una burbuja inmobiliaria –es decir, si los precios
de sus activos empezaran a aumentar siendo financiados por los bancos–, ello lo
empujaría a una crisis parecida a la que viven Japón, Estados Unidos o la Unión Europea. El riesgo
es para cualquier país emergente que tenga un alza constante en los
precios del sector inmobiliario. Puede darse en el Perú si la mayoría de
personas se hace préstamos de los bancos para comprar casas.
Dijo que no es fácil predecir esa burbuja. Pero desde las políticas
públicas debe asegurarse que la gente no tome préstamos excesivos para la vivienda
y tampoco que los bancos lo estén presionando. El peor caso que se podría dar
es que demasiadas personas compren viviendas y a la vez muchos bancos entren a
participar con los créditos. De ocurrir algo así, para minimizar los riesgos, el
Banco Central de Reserva debe supervisar permanentemente el sistema. Debe
estar atento si los bancos prestan demasiado y ver que sean rigurosos en otorgarlos.
También hay ratios sobre cuánto debe cubrir el banco y cuánto el propietario.
Además, debe regular que el costo de la vivienda no salga todo del banco.
El encaje bancario es una herramienta para evitar el sobrecalentamiento.
Si los bancos están enfrentando una crisis, el Gobierno Central puede subir o
bajarlo, según la circunstancia. Para alertar de una posible burbuja hay que
revisar todo, incluido el flujo de caja que proviene del costo de las
viviendas, y eso tendría que ser justificado por el valor de la tasa o el del
alquiler. Otro elemento podría ser el precio. Si uno ve que se ha excedido,
allí debería reaccionar. Hay que ver la evolución de los precios de la vivienda
por muchos años. Hay que observar la tendencia histórica.
Hoy se dice que el Perú tiene la menor inflación y que su crecimiento es
el más alto. La gente podría pensar que es el mejor momento para comprar
vivienda y los inversionistas, de vender. Si son muchas los que lo hacen, ello
podría generar una burbuja inmobiliaria. Aprecie a continuación las cifras recientes del sector inmobiliario peruano:
A lo dicho por Koo, es necesario acotar que los créditos
hipotecarios se incrementaron en 167% en los últimos cinco años
y representan el 4% del PBI, cuando hasta hace unos años no sobrepasaban al 2%.
Hay, asimismo, 165 mil créditos hipotecarios vigentes con niveles de morosidad
de 1%, los cuales se suelen pagar anticipadamente entre 13 y 14 años. El
gerente de negocios inmobiliarios del BBVA reveló que en setiembre colocó unos
950 créditos, el récord histórico del banco. El BCP, el mayor colocador de
préstamos, no quiso dar sus cifras. Por estos motivos, las unidades vendidas
aumentaron en 11,8% del 2009 al 2010 y en 38,2% del 2010 al 2011 (21.599 unidades),
según Tinsa. Para el 2012, se espera vender unas 25.000 viviendas. Además, la
velocidad de ventas también ha ido en aumento, de 1.134 unidades por mes a
1.189 entre el 2008 y el 2011 (2).
Referencias:
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