El precio del dólar sigue cayendo frenéticamente, en relación al nuevo sol peruano, pese a los denodados esfuerzos del Banco Central de Reserva del Perú (BCR) por contener la caída de la moneda verde. Al 12 de Febrero, el Tipo de Cambio Interbancario registró, en promedio, 2.90 nuevos soles por dólar, mostrando una caída del 9% en los últimos doce meses, alcanzando un valor semejante al que tuvo hace diez años, en julio de 1998, según datos del ente emisor. Dada las circunstancias nebulosas de la economía mundial y el "efecto contagio" a la economía peruana, probablemente siga esa tendencia negativa, al menos en los próximos días.
Aunque la depreciación del dólar en nuestro país era recurrente desde hace meses, el más abrupto derrumbe de la moneda norteamericana se inicio técnicamente el 21 de Agosto del 2007, cuando registró un tipo de cambio de S/. 3.168 por dólar (1). Todo indica que la presión a la baja habrá de continuar, no obstante la intervención del Banco Central de Reserva mediante operaciones de compra de la alicaída moneda verde, las cuales son conocidas como “esterilizaciones” y están resultando infructuosas.
El año pasado el BCR adquirió 10,306 millones de dólares en el mercado cambiario para evitar la abrupta baja del tipo de cambio y en lo que va del 2008 ya compró 3,573 millones de dólares, equivalente al tercio de las compras del año precedente y posiblemente esto se intensifique aún más en el futuro próximo. Sin embargo, la frenética caída del dólar sigue imparable explicado probablemente por los terribles efectos de la innegable crisis recesiva de la economía norteamericana, de origen financiero, unido al escepticismo de los agentes económicos de ese país ante el plan fiscal del gobierno de los Estados Unidos; y, asimismo, por el exceso de oferta de la moneda verde en nuestro país, las reiteradas caídas del mercado bursátil limeño y el aumento de los precios de los bienes y servicos, que el INEI ha vaticinado que crecerá casi en 5% en el presente año, lo cual es realtivamente alto y afectará los modestos bolsillos del pueblo.
Sin embargo, la depreciación del dólar no es solo un problema del Perú, por cuanto su perfil negativo es mundial. En el año 2007 se verifica una tendencia negativa en relación a las monedas de otros países del mundo, como Turquía, 18%; Brasil, 17%; La India, 11%; Perú, 6.3%; entre otros. El dólar apenas ha logrado apreciarse ante las monedas de Argentina, México y Corea, según los recientes datos de Bloomberg (2), firma especializada en los registros macroeconómicos internacionales.
Los efectos de la caída del dólar ya se están dejando sentir entre los consumidores y empresarios, principalmente entre los relacionados con la economía internacional, por cuanto los exportadores, por ejemplo, financian los costos de producción de sus productos en moneda nacional, la cual viene apreciándose y encareciéndose por la inflación, y recaudan sus ingresos por exportaciones en dólares, cada vez más depreciados. Las proyecciones del BCR (2) muestran que la Balanza Comercial disminuirá de 8.4% de superávit en el 2007 a 5.2% en el 2008, cual avivará la preocupación ciudadana.
Desde su lado, el representante de ADEX (3) afirmó ayer que en las últimas semanas son muchas las empresas que ya empezaron a sentir las consecuencias de la depreciación de la divisa verde y agregó que hay compañías que se han visto obligadas a reducir su personal porque no pueden sostener su planilla debido a que ahora reciben menos ingresos que antes", aseveró.
Además de las "esterilizaciones", que están resultando de poca efectividad en el control del exceso de oferta de dólares y de lo cual se vienen aprovechando los especuladores financieros, urge que las autoridades monetarias y fiscales del país adopten otras medidas cuanto antes, para contrarrestar, o al menos menguar, la peligrosa caída de la moneda norteamericana y su nefasto impacto en toda la economía nacional. No debe descartarse la aplicación, previa evaluación, del llamado Impuesto Tobin para enfrentar el ataque de los especuladores financieros ("capitales golondrinos"). Recuérdese que hace casi cuarenta años, James Tobin, Premio Nobel de Economía de 1981, hizo pública su célebre planteo de cobrar un impuesto del 1% sobre todas las transacciones de divisas que se realizaran en el mundo, con intención de reducir las fluctuaciones cambiarias o ataques especutativos; aunque a largo plazo dijo que la mejor vía para afrontar estos problemas consistiría en en ir "hacia una moneda común, una política monetaria y fiscal común y a la integración económica", que él llamó "el ideal de un mundo", tal como nos recuerda la cita de Jurgen Schuldt en su último artículo (4).
Asimismo, no debe dejarse de evaluar la conveniencia de aminorar los aranceles y, posiblemente acoger el pedido de los propios exportadores de pagar sus impuestos en dólares. Esta es la hora de la creatividad en política económica y del compromiso unitario para con nuestro país y salir adelante.
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