En medio de la peor crisis política argentina desatada despues del 2002, renunció el joven Ministro de Economía Martín Lousteau, como consecuencia de haberse atrevido a implantar bajo el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández los polémicos impuestos escalonados sobre las exportaciones que habrían tenido como propósito mejorar la situación fiscal, pero que obtuvo como respuesta un paro nacional de 21 días por parte de los agroexportadores y, como no, por intentar frenar la inflación mediante el “enfriamiento de la economía”.
Desde el agravamiento del conflicto agrario con el desabastecimiento de alimentos a las principales ciudades argentinas por las medidas tributarias que tomó el Gobierno a propuesta del Lousteau, se intuía que estaba encabezando un Ministerio de Economía sin el timón bajo su control, por lo que ante una inminente decisión de relevo habría anticiapado él mismo su renuncia.
El trasfondo de la renuncia: su parecer contra la inflación
El trasfondo de la renuncia: su parecer contra la inflación
La prensa argentina refiere que el detonante de la renuncia estriba en las “grandes diferencias” de Lousteau con la presidenta Fernández y su esposo y ex mandatario, Néstor Kirchner, sobre la implementación de la política económica, principalmente sobre el control de la creciente inflación.
Como se recuerda, Lousteau asumió al cargo de ministro hace apenas cuatro meses (de lo cual comentamos en esta misma columna) y entonces halló que uno de los grandes retos era frenar la creciente inflación argentina, considerada actualmente entre las 21 más altas del mundo(1), tanto que el propio FMI reconoció un serio el problema y recomendó "controlarla con todas las herramientas posibles"(2) y lo que es más, según la prensa local habría encarecido la canasta de consumo entre el 32 a 38% en el último año y estaría impactando en las clases sociales más bajas haciendo que un millón trescientas mil personas vuelvan a vivir por debajo de la línea de la pobreza, una situación que alcanza a 11,8 millones de argentinos, es decir al 30,3 por ciento de la población, según informa terra (3).
Lousteau postulaba a la necesidad de un “enfriamiento” de la economía, pues evaluó que es preferible que el PBI del 2008 crezca moderadamente en 5% con menor inflación y no alocadamente en 9% pero con alta inflación, por ello consideró necesario un control más estricto del gasto público para frenar el alza de precios; de modo que, además de las medidas tributarias que ocasionaron el estallido agroexportador, propuso un ajuste de tarifas para frenar los subsidios a los servicios públicos para aliviar el déficit fiscal y bajar levemente las tasas de interés. Sin embargo el ex presidente Néstor Kirchner –que sus opositores señalan como “el poder detrás del trono”- rechazó abiertamente en la tarde del jueves tal idea ante los dirigentes del partido Justicialista y públicamente lo reiteró dos horas después de la renuncia de Lousteau (4).
También habría abonado la renuncia de Lousteau el enfrentamiento abierto con Guillermo Moreno, Secretario de Comercio y hombre fuerte de Kirchner, por las negociaciones practicadas con los empresarios de la carne y por los métodos empleados para modificar el índice de precios al consumidor (IPC) que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la cual está intervenida desde hace más de un año y las estimaciones que publica no resultan confiables, no obstante que propios y extraños lo reconocían como el índice con mejor metodología de cálculo en América Latina(5) y; más aún, inexplicablemente ese organismo tampoco publica las mediciones de pobreza en ese país.
Carlos Fernández será quien releve en el complicado cargo a Lousteau, es el actual titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos y hombre de confianza de Néstor Kirchner y que tendría un perfil bajo que hace pensar que, en el fondo, sería el ex presidente quien continúe ordenando lo que se hace con la Economía Argentina, tan como anticipan los analistas políticos consultados por la prensa local.
Quedan grandes interrogantes tras la renuncia
¿No es este un caso más del desencuentro que suele ocurrir entre los economistas y los políticos?¿Podrá el nuevo ministro resolver el conflicto con los productores del campo? ¿Qué hará para detener el cáncer de la inflación que está abonada por factores externos y afectando a millones de argentinos? ¿seguirá con el control del tipo de cambio? ¿Terminarán o se agravarán las tensiones políticas de la presente crisis con las medidas económicas que adopte? Por nuestros hermanos argentinos herederos del libertador San Martín y por las lecciones a aprender: ¡Que tenga buena suerte!
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Interesantes apreciaciones Estimado Prof. Huerta. Concuerdo con Ud., en que son desencuentros entre políticos y economistas, aunque los economistas le dimos a los politicos herramientas que ellos creen saber usar, como ocurre en el caso de las variables macroeconomicas.
ResponderBorrarSaludos
Jorge Pareja