Laurene Powell Jobs no heredará su gran fortuna a
sus hijos por considerar injusta la acumulación de grandes riquezas por una
persona o pocas, equivalente a la de miles de millones de personas.
En una
entrevista concedida a The New York Times, la viuda y esposa del creador de la Corporación Apple,
Steve Jobs, ha dicho que está en contra de que personas tengan este tipo de
fortunas y que sus hijos no recibirán nada del dinero que se acumuló gracias al
trabajo de su esposo.
Powell Jobs
tiene ahora una fortuna de USD 27.500 millones y está entre las 40 personas más
ricas del mundo. Ella heredó las acciones de Apple y Disney que hoy tendrían un valor cercano a
dicha cifra, según el índice de multimillonarios de Bloomberg.
La
milmillonaria dijo: “No está bien que las personas
acumulen grandes riquezas equivalentes a las de millones y millones de personas
juntas. No hay nada
de justo en eso", afirmó. Dicha práctica era común a principios de los
siglos XIX y XX en la familia Rockefeller, los Carnegie, los Mellon y los Ford.
Sin embargo destacó que el mundo ha cambiado y que esta acumulación de riqueza es
peligrosa para la sociedad, y no debería existir.
La
mujer dijo que su objetivo es destinar toda su riqueza a obras benéficas con
las que pueda ayudar a las personas a tener una vida mejor, de modo que no le
interesa acumular dinero. Esta idea partió de la postura de su esposo, quien siempre
manifestó que su fortuna era poco importante para él. "No me interesa la
construcción de patrimonio heredado, y mis hijos lo saben. Steve no estaba
interesado en eso, Si vivo lo suficiente, [el patrimonio] termina conmigo, agregó la ejemplar mujer.
Se sabe que gran parte de la fortuna de Powell Jobs se destina a la fundación
Emerson Collective, creada en 2004, que es una organización de cambio social
centrado en la educación, la reforma migratoria, el medio ambiente, los medios
y el periodismo y la salud. Además de ello, la viuda de Steve Jobs trabaja en
causas como el control de armas y ha cedido varios millones de dólares a
campañas políticas.
La
iniciativa de Powell Jobs es muy rara, sin duda, pero se trata de una gran lección
de desprendimiento capitalista que deberían imitar los magnates de las grandes
corporaciones transnacionales del mundo, antes de que la incesante acumulación patrimonial
y de ingresos en unas pocas manos complique todavía más la vida de una sociedad
cada vez más inequitativa e injusta sino también peligrosa por su alto
potencial de protestas sociopolíticas que podrían llevar a grandes desencuentros
y enfrentamientos entre grupos humanos y naciones, incluso a una tercera guerra
mundial como bien nos ha anticipado el prestigiado economista francés Thomas
Piketty en su libro “El capital en el siglo XXI”.
La desigualdad económica en el mundo está
fuera de control, denuncia un reciente informe publicado por OXFAM y que se
basa en los datos que indican que 2.153 multimillonarios poseen más riqueza que
4.600 millones de personas en el mundo. Esta desigualdad es abismal y sumamente grande.
En dicho contexto se denuncia que casi
la mitad de la población trata de sobrevivir con 5,5 dólares al día o menos, lo
que los pone al filo de la simple supervivencia, señala el informe.
Incluso una buena porción de la población mundial
que tiene ingresos algo mayores a esa magra cifra puede caer en la miseria de
un momento a otro, pues basta una enfermedad o una mala cosecha para desbarrancarse
a la indigencia.
Es ineludible pensar en aminorar la grave
desigualdad introduciendo políticas tributarias que graven unos puntos
porcentuales a los grandes patrimonios capitalistas y, con esa recaudación
expandir los gastos públicos a favor de los más necesitados, especialmente en
la generación de puestos de trabajo productivos, salud, educación y desarrollo de
habilidades técnicas y profesionales de los trabajadores.
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