Si los gobiernos nacional, regional y municipales, la sociedad civil y
la propia población
ancashina no extirpan el cáncer de
la corrupción; si no
llegan a cuajar una visión de
desarrollo común y de
largo plazo; si no acometen los grandes desafíos; si no
reorientan su accionar y el uso de los abundantes recursos del canon minero y
demás fondos públicos en
cristalizar esa visión, el futuro que depara a la Región Áncash es sombrío.
Los grandes problemas de Áncash
Lamentablemente, así se ve de gris el futuro de Áncash, por cuanto los gobernantes no se han puesto a examinar los grandes problemas que aquejan la región, tales como: la enorme pobreza rural, la desigualdad de ingresos y de riqueza, la pésima calidad de la educación, el desempleo de los jóvenes el subempleo de la población rural y agropecuaria, la informalidad urbana, una salud cada vez más privatizada y excluyente, el acelerado cambio climático, la contaminación ambiental, el desorden y caos urbano, etc., con los cuales se hallan íntimamente asociadas la violencia social, la delincuencia callejera, el pulpo de la corrupción in crescendo (mejor llamarla cleptocracia, por su enorme poder y extensión) y el narcotráfico reptante.
Jamás como ahora Áncash fue tan mal vista y ultrajada públicamente, al punto de llenar de sangre, muertes y extorsiones los titulares y primeras planas de los periódicos, noticiarios de radio y
televisión tanto a nivel nacional como internacional. Se propagan las peores calamidades morales de sus autoridades y empresarios, e incluso de la gente común y corriente. El mundo ha puesto su mirada en Áncash, ¿Es que siente pena por lo que está pasando o es que se imagina que todavía habrán lacras peores?. Dios no coja confesados.
Autoridades “creídas y con plata”
Muchas autoridades se creen poderosas porque las instituciones que
representan reciben grandes sumas de dinero transferidos en forma de canon por
el gobierno central y porque tienen escaso control social y público. Hacen lo que les viene en gana. No reparan que tales fondos provienen de la explotación de nuestros minerales -recursos finitos,
no renovables y que pertenecen a todos los peruanos, incluso a las generaciones
futuras por quienes nadie habla ni reclama, recursos que tienen la finanlidad de financiar la solución de los grandes problemas de la región, de impulsar el desarrollo social y económico de sus habitantes y hacer que logren el bienestar integral.
Tampoco se han puesto a observar por un pequeño instante sobre la nueva dinámica de la economía
mundial. Si bien el Producto Bruto Interno regional está creciendo, su nivel es de los más bajos en el país y, más aún, que ese crecimiento no es resultado de la buena labor de las autoridades regionales,
municipales y tampoco de los gobernantes centrales. Es el resultado de la buena suerte, del azar.
Hasta ahora nuestros gobernantes sólo han demostrado tener los bolsillos
grandes y las uñas largas; también han demostrado tener el cerebro resecado y los ojos tuertos.
Creen que sembrando fierro y cemento o construyendo plazas, veredas y monumentos van a solucionar aquellos grandes problemas regionales
y alcanzar la modernidad. De ninguna manera. Áncash está rezagada entre
las últimas del país no sólo en crecimiento, sino en competitividad, institucionalidad y, en suma, en bienestar. La pobreza en vez de bajar ha aumentado en 2013, según informaciones del
INEI. Hay mucho dinero, pocos logros y grandes retrocesos, sobre todo en lo moral.
Los altos precios de los minerales y la “suerte” de tener canon
El crecimiento económico de Áncash y en gran parte del Perú es tan sólo una dinámica activada por el alza
de los precios internacionales de los minerales y el auge Chino, los cuales
vienen ofreciendo oportunidades de negocio a las Empresas Transnacionales con ganancias
extraordinarias basada en la minería. La Economía Regional sigue siendo
primarizada y exportadora de minerales al exterior, prima el extractivismo tradicional. Prácticamente no hay una diversificación productiva orgánica y equilibrada. La agricultura está cayendo en plomada, abandonada a su suerte; el turismo y la pesca, en franco retroceso.
Sin embargo, si aguzamos la mirada ¿qué pasaría si los precios
de los minerales se desploman, como ya ocurrió tantas veces en nuestra
historia? ¿Qué sucedería si la desaceleración china se agrava en los próximos meses o años?, es decir, ¿Qué pasaría si ya no hay más canon minero?
Tengamos en cuenta que desde hace un año y medio los precios
de los minerales están a la baja y todo parece indicar que esa
tendencia habrá de continuar a futuro, por cuanto el principal comprador, China, ya no demanda minerales como antes en vista de las crisis económicas de Estados Unidos y Europa. Es el llamado "deterioro de los términos de intercambio".
No debemos olvidar que, a diferencia del agro y los servicios, las
grandes empresas mineras utilizan tecnologías de punta y no tienen
vocación generadora de empleo por ser intensas en el uso del capital y tener
como objetivo la maximización de la ganancia y no el desarrollo del país. Sólo el 1% de la fuerza laboral de Áncash trabaja en este sector. Además, la gran minería es esencialmente una economía de enclave en los países subdesarrollados.
De otro lado, a pesar de los ingentes recursos del canon minero recibido
por Áncash (cerca de 12 mil millones de nuevos soles en seis años), en términos prácticos, la pobreza sigue en niveles todavía elevados y, lo que es peor, está creciendo en los últimos meses. Si esa pobreza se mide con el enfoque de la pobreza multidimensional su magnitud es tanto mayor, tal como lo han demostrado los estudio de la Universidad Pacífico. Ultimamente la
desnutrición y la anemia infantil están rebrotando tanto en Huaylas como en Conchucos, según las estadísticas de la Dirección Regional de Salud y nadie dice nada. Es acas una muestra de la llamada maldición de los recursos naturales?
Hacia el cambio en democracia y desarrollo en libertad
Por todo ello el pueblo ancashino debe demandar al gobierno regional, a los gobiernos municipales, a las universidades e inclusive al gobierno central -que se ha mantenido ciego y sordo a nuestros problemas- un rápido y objetivo diagnóstico de la realidad regional, desentrañar las causas subyacentes de los problemas y sus consecuencias. Luego será demasiado tarde.
Es la hora de erradicar decididamente la corrupción y la violencia; pero también es la hora de priorizar la formación del capital humano mediante la creación de una educación de calidad, de una salud y seguridad social dignas, apostar por el fortalecimiento de capacidades de la población y crear imaginativamente nuevas fuentes de empleo en la industria, agroindustria, en la propia agricultura, en la economía de la información. Seguimos en la era tradicional y extractiva cuando el mundo ya está pasando por la era post industrial. Hay que dar saltos obligados en nuestro desarrollo, implantar la diversificación, más que la especialización.
Los habitantes de Áncash y en general del Perú tenemos que seguir el ejemplo de los países del sudeste asiático, del BRIC (China, India, Rusia y Brasil) y otros países como Finlandia, Noruega e incluso Uruguay y Costa Rica, que inteligentemente y con mucha imaginación están saliendo de la pobreza y desigualdad, abriéndose paso hacia un desarrollo de largo plazo en busca de la felicidad.
Áncash también tiene que mirar lo bien que están avanzando regiones hermanas como Cuzco, Ica o Tacna y salir del marasmo en
el que está postrada desde hace varias décadas. Gran parte de la responsabilidad
de esa postración y atraso está en la actuación de sus autoridades; pero
también está en la propia desidia de la población que eligió a sus dirigentes sin conciencia ni moral. Todo esto debe cambiar definitivamente, y ésta es la hora de la reflexión y del me culpa.
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