La gran mayoría de ciudadanos
del Perú y del mundo entero se muestran incrédulos con los políticos, porque
piensan que poco o nada les importa el bienestar del pueblo, sino satisfacer
sus propios intereses personales o de grupo, apelando inclusive a la inmoralidad.
Sin embargo, si los políticos asumieran sensata y responsablemente una serie de
deberes y demostraran que realmente tienen vocación de servicio público, podría
cambiar esta percepción negativa y hacer que los ciudadanos muestren interés
por ellos y darles los votos que requieren para ser ungidos en los cargos
representativos a los que postulan.
Las inconductas reiteradas y los malos hábitos de
la clase política constituyen un grave problema social que preocupa no sólo a
los ciudadanos peruanos, sino a los ciudadanos de todos los países del mundo, según
numerosos estudios realizados en los últimos tiempos.
Son factores subyacentes en la
devaluación de los políticos, entre otros, la corrupción generalizada, salvo
rarísimas excepciones, pues “El 56% considera (…) que la corrupción de funcionarios y
autoridades son el principal factor que impide el desarrollo del país”(1). Otro
factor es el enfrentamiento agresivo y sucio entre los rivales de partidos opositores,
e incluso entre miembros de un mismo partido; el transfuguismo, la demagogia,
el cinismo; el goce de gollerías y privilegios usando los recursos públicos;
etc.
En el caso peruano, esa imagen deteriorada
se percibe fácilmente en las últimas campañas electorales entre 2010 y 2011,
cuyo efecto se observa en los rápidos y drásticos cambios en las preferencias
electorales de los ciudadanos a favor de un candidato y en contra de otro, tal
como se constata en las tendencias. Las sorpresas electorales se adueñan de la
situación y reina la incertidumbre a la hora de elegir tanto a un candidato a
la Presidencia de la República, como a una curul parlamentaria o, incluso, a
una alcaldía.
¿Es posible mejorar esa ingrata
percepción en el electorado?
Según los expertos en campañas
electorales Steven Jarding y Klaus Schüler (2) es posible revertir esa mala percepción aplicando una
serie de medidas concretas y destacando la necesidad de profesionalizar la
política y, por ende, la gestión pública.
Jarding ha trabajado 33 años
en campañas electorales y conseguido ganar elecciones que se daban por
perdidas. Schüler, por su parte, es
conocido en Alemania por el éxito de la campaña de reelección del canciller Angela
Merkel en 2009. Ambos expertos consideran que los políticos deberían seguir una
serie de reglas si quieren ser tenidos en cuenta por los electores. Aquí
presentamos apretadamente esas magníficas ideas y aconsejamos cumplirlas a los
actuales candidatos para alcanzar el éxito deseado (3 y 4).
Los 10 mandamientos del líder político
1. Entrar al corazón de
la gente. Esto es lo más importante en una campaña, pues, a través del mensaje se establece la conexión con el
elector y lo apasiona. Para ello el mensaje debe ser claro, sencillo, corto, fácil
de comprender y que responda a las necesidades y problemas de las personas. Un
slogan ayuda mucho en esta tarea y no deberían tener más de tres palabras.
3. Hablar de las personas, no del
partido político. Evitar las generalidades o las referencias del partido. Hay que tomar al
elector como una persona humana con sus derechos y no como un mero votante. En
ese sentido, cuando sea necesario, salirse de la línea convencional y entrar a ganar
votos subliminal e inteligentemente. Lo importante es ganar mutuamente.
4. Rodearse de un buen equipo.
Un personal pésimo no levanta una campaña. Es preciso reconocer que, como se dedican
muchas horas y se cobra poco, mayoritariamente la gente joven quiere trabajar
en esto. Por eso el político debe elegir primero a un buen director de campaña,
“con experiencia, motivador y que pueda enfrentarse al candidato. Evitar rodearse
de gente que dice sí a todo y necesita que de vez en cuando se le ponga en su
sitio.
Hay otros puestos clave: el jefe de
prensa o la persona que administre la agenda del candidato; el que le prepare
los discursos; otro que le conduzca el vehículo y tome los nombres de la gente
con quien conversa. Asimismo, se requiere de investigadores, un administrador
de la página web y de las redes sociales; y alguien dedicado a la financiación.
5. Utilizar el internet y las redes
sociales. El político debe utilizar todas las herramientas que tiene a su
alcance para comunicar su mensaje a los votantes. El internet, los e-mails, Faceboook,
Twitter y otras redes sociales que tienen la ventaja de que permiten dirigirse
directamente al ciudadano, sin filtro alguno. En el mismo sentido, están las
páginas web y los blogs para las campañas on-line actualizables a cada hora, a
diferencia de los diarios.
6. Desarrollar la campaña como un
negocio. Hay que planificar y organizar una campaña disciplinadamente para
evitar improvisaciones. Elaborar un plan que permita estructurar mensajes que
se quieren transmitir acorde a los objetivos pre definidos, teniendo en cuenta
el presupuesto que se cuenta, el cronograma con la agenda del candidato para “hacer
una buena gestión de su tiempo. Ejecutar las acciones previstas y evaluar los
resultados e impactos para realimentar el proceso.
7. No importa lo que se dice,
sino cómo se dice. El lenguaje corporal, el cambio de tono y volumen de la voz,
así como el énfasis de las palabras y las miradas a los ojos son cruciales para
llegar a la gente. Lo importante es transmitir el mensaje. Varios estudios han
demostrado que el 55% del mensaje es interpretado a través del lenguaje
corporal, el 38% a través de la voz y el 7% a través de las palabras. Hay que
saber desarrollar adecuadamente el mensaje. Es crucial dominar las
técnicas de cómo hablar en público. No olvidar que la gente cree más en lo que
ve que en lo que oye.
Mientras más se habla, menos recordará el votante.
8. Ser auténtico, no copiar. Todo político debe
buscar un estilo propio. Cada campaña electoral es única y el que copia es
altamente probable que pierda. Por tanto debe buscar la autenticidad y evitar
lo que dijo algún otro político a quienes les fue bien con un determinado
mensaje o una determinada estrategia.
9. Conocer cómo funcionan los
medios de comunicación. Los políticos están obligados a conocer el funcionamiento
de la prensa hablada, escrita y televisiva. Al enfrentar a una entrevista no
hay nada mejor que pensar en el titular que desea que salga mañana, o sea, tener
claro el mensaje que se quiere transmitir, pues la prensa vuelve siempre a
ellos con preguntas al político, especialmente si éste no sabe o puede responder.
10. Pedir perdón, pero jamás mentir. Algo que el
electorado no perdona es la mentira. Es fundamental que el director de campaña
conozca cualquier detalle oscuro de la vida del político u candidato (líos de
faldas, problemas con el alcohol, o las drogas e incluso con la justicia)
porque así será más fácil reaccionar a ello si se descubre. En caso de que se
descubra, reconocer el error y admitirlo.
Perfil sintético del
líder político
Por lo tanto, si un candidato quiere
ser un auténtico líder político, debe convertirse en visionario y negociante de
esperanzas y, para esto, necesita estudiar y entender el pasado, vivir
intensamente el presente e imaginar el futuro. Debe comprender que el liderazgo
político es esencialmente acción y servicio, pero nunca posición. Para apoyarse
debe buscar a las personas correctas, fuertes y preparadas y hacer a un lado a
los adulones. Ser siempre respetuoso con todos para que la gente también lo
respete. Abrir su partido a los demás, sin exclusión y especialmente a los
jóvenes. Elegir según los méritos, preparación y arraigo público a sus
acompañantes en la lid. Cumplir lo que promete, no dar excusas elusivas y dar
cuenta de sus actos con regularidad.
Aunque sólo faltan tres semanas para la
prueba mayor el 10 de Abril, siempre es tiempo de hacer lo correcto y de enmendar
errores. Nunca temer del fracaso, que es el camino del éxito.
Referencias:
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