La corrupción es uno de los flagelos más graves de la humanidad que no se ha podido erradicar hasta ahora, pese al gran avance tecnocientífico y el progreso de los pueblos. Es una calamidad presente en todas partes, pero sobre todo en los países más pobres del mundo. Perú no es una excepción y, según el informe de Transparencia Internacional, ocupa el puesto 78º en el ranking mundial y tiene una puntuación de 3.5 en el índice de corrupción 2010; además, la Sexta Encuesta Nacional sobre Corrupción de Pro Ética, elaborada por Ipsos Apoyo (1), indica que este flagelo es el mayor problema que enfrenta nuestro país. Así lo considera más de la mitad del país (51%).
¿Qué es la corrupción?
Según la Real Academia Española (2), el término corrupción viene del latín corruptĭo, que significa acción y efecto de corromper o el vicio o abuso introducido en las cosas no materiales (corrupción de costumbres). En las organizaciones, especialmente públicas, es una práctica consistente en la utilización de las funciones y los medios o recursos de aquellas en provecho económico o de otra índole de sus gestores (autoridades, funcionarios y servidores públicos).
La corrupción se entroniza en el mundo
Sin duda, los gobiernos de los distintos países del mundo destinan muchos recursos en combatir los problemas mundiales más acuciantes, como la pobreza, el desempleo, la inestabilidad de los mercados financieros, el cambio climático, el consumo de drogas y la inseguridad, pero la corrupción continúa siendo un serio obstáculo para lograr los avances necesarios en estos campos. Así se percibe en los resultados que se muestra en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2010 de Transparencia Internacional, una medición de la corrupción interna de 178 países del mundo, en el sector público, difundida recientemente (3).
La corrupción es inaceptable desde cualquier punto de vista. Son demasiadas las personas pobres y vulnerables que continúan sufriendo sus consecuencias en todo el mundo. Transparencia Internacional es una organización global de la sociedad civil que lidera la lucha contra la corrupción en el mundo. En esa línea, viene impulsando la implementación de la Convención de la ONU contra la Corrupción, como una iniciativa global que ofrece un marco para poner fin a este problema.
El IPC 2010 muestra que tres de cada cuatro países incluidos en el Índice obtuvieron una puntuación inferior a cinco en una escala de 0 (percepción de altos niveles de corrupción) a 10 (percepción de bajos niveles de corrupción), lo que indica que en el mundo existe un grave problema de corrupción, o dicho de otra manera, la corrupción se está entronizando en la mayoría de los países del mundo.
Es necesario aclarar que el IPC es un índice compuesto basado en 13 encuestas distintas a expertos y empresas. Las encuestas que se utilizaron como fuentes para el IPC 2010 se realizaron entre enero de 2009 y septiembre de 2010.
Índice de Percepción de la Corrupción (IPC): los resultados al 2010
Los más limpios
Dinamarca, Nueva Zelanda y Singapur comparten el honorable primer lugar en el IPC 2010, con una puntuación de 9,3. Les siguen Finlandia, Suecia, Canadá, Holanda, Australia, Suiza y Noruega, entre los diez primeros “más limpios”, con un puntaje entre 8.6 y 9.2. este grupo de países es digno de ser imitado por los demás.
Los más corruptos
Somalia, con 1,1 de puntaje está en el último puesto del ranking en el IPC 2010 y es la cara opuesta de Dinamarca en materia de corrupción. Afganistán y Myanmar comparten el penúltimo lugar, con una puntuación de 1,4. Casi todos estos países tienen gobiernos inestables y, en muchos casos, una heredad de conflicto.
La corrupción en el Perú
En el ranking mundial de la corrupción, Perú figura en el puesto 78º con un puntaje de 3.5 puntos, a la par con Colombia, por debajo de Chile (puesto 21º y 7.2 puntos), Uruguay (puesto 24º y 6.9 puntos), Puerto Rico, Costa Rica, República Dominicana, Brasil, Cuba, El Salvador, Panamá y Trinidad y Tobago. Sin embargo está por encima de Jamaica, Bolivia, Argentina y Paraguay, entre otros.
En el Perú, sin duda alguna, la corrupción es el principal problema que enfrenta la sociedad, y así lo considera más de la mitad del país (51%), según la VI Encuesta Nacional sobre Corrupción de Pro Ética, elaborada por Ipsos Apoyo (2). El mal está aumentando con el paso de los años al pasar de 25% en el 2003 a 56% en 2010, según la percepción del público.
Desconfianza en las instituciones corruptas
Las instituciones que los peruanos perciben como más corruptas son: el Congreso (46%), la Policía Nacional (45%) y el Poder Judicial (38%). Sin embargo esta percepción ha disminuido en comparación a la de hace dos años. El caso del Poder Judicial es lo que más llama la atención, pues luego de ser considerada en 2008 la institución más corrupta por el 61% de peruanos, en el 2010 ha disminuido en 23 puntos, según la misma fuente.
No obstante, al medir el grado de corrupción en las instituciones, el 74% de los encuestados señala que el Congreso es una institución muy corrupta o corrupta, mucho más que el Poder Judicial (70%). En cambio, más de la mitad de la población confía en la Defensoría del Pueblo (53%) en la lucha contra la corrupción. El 39% cree en la Iglesia Católica y el 20% en la Fiscalía de la Nación. Empero, casi el tercio de los encuestados no confía en ninguna institución.
Urge adoptar la tolerancia cero contra la corrupción
Ciertamente la corrupción de autoridades y funcionarios es una barrera que impide tanto el desarrollo del Perú como de otros países. Por eso urge dar una respuesta franca y contundente a nivel nacional e internacional, adoptando unitariamente la tolerancia cero contra la corrupción, dado que su agravamiento pone en riesgo los medios de subsistencia de millones de personas en situación de pobreza. Se necesitan medidas más enérgicas para fortalecer la gobernabilidad en todo el mundo y enfilar en contra de la corrupción.
También queda claro que los compromisos de los gobiernos en la lucha contra la corrupción están en cuestión, así como la transparencia de los mismos. Hace falta la práctica de la rendición de cuentas y la fiscalización permanente. Debemos asegurar una implementación más rigurosa de las normas y reglas existentes y evitar que existan refugios dentro o fuera de los países donde los corruptos puedan esconderse u ocultar sus fondos mal habidos.
Erradicar la corrupción para restablecer la confianza ciudadana
La corrupción es un problema mundial que debe ser abordado en las reformas globales sobre política. Es también un tema de de investigación muy difícil de abordar. Es comprensible que resulta sumamente complicado recoger datos fiables y de manera sistemática sobre actividades ilegales o productos de ella (4).
No obstante, es importante que se adopte como parte de las reformas nacionales compromisos férreos contra ella. Es preciso exigir una mayor fiscalización gubernamental y una transparencia pública mayor en todas las medidas adoptadas para reducir las oportunidades y los riesgos sistémicos de la corrupción y el fraude en el sector público y en el privado.
De manera que el mensaje es claro y sencillo: en todo el mundo, la transparencia y la rendición de cuentas son cruciales para restablecer la confianza y revertir el flagelo de la corrupción. Sin ellas, estarán en riesgo las soluciones políticas nacionales y globales a los otros grandes problemas de la humanidad: la pobreza, el desempleo, la inseguridad pública, el tráfico de drogas, el cambio climático y en general las diversas crisis nacionales y mundiales.
Referencias: