La economía Peruana
creció en el mes de julio pasado 4,5% interanual, según informaciones oficiales
del Banco Central de Reserva del Perú (1), cifra muy por debajo del 7,6%
registrado en julio del año 2012, y la tendencia sigue a la baja desde junio de
2010 cuando se alcanzó el máximo crecimiento mensual del 12%. La caída de las
exportaciones por la disminución de los precios internacionales de los metales
y el deterioro de los e inversiones privadas parecen indicar que la
desaceleración habrá de continuar en los siguientes meses.
El ritmo
de crecimiento logrado en julio es menor de lo previsto por los analistas que
esperaban supere el 4,8% debido a la moderada expansión registrada por los
sectores manufacturero y minero y la recuperación de la industria de la
construcción. El gobierno de turno ha revisado sus previsiones de crecimiento
para este año, la que ha bajado a un 5,7 % desde el 6,5% que se esperaba a
inicios del año, cifras bastante optimistas comparadas con las previsiones
ajustadas por el Fondo Monetario Internacional al 4.6% para la Economía
Latinoamericana (2).
Evidentemente
la desaceleración económica China y de otros países emergentes y desarrollados está
motivando la caída de los precios internaciones de los metales desde hace más
de un año, entre ellos del oro, plata, cobre y zinc.
Realistamente
hablando, las perspectivas de la actividad económica peruana en el corto plazo no
son halagüeñas, y probablemente el ritmo de crecimiento mensual siga decayendo
-muy a nuestro pesar- de continuar la caída de los precios de los principales commodities
que acostumbra exportar el Perú
Urge que
las autoridades monetarias y fiscales de la Economía Peruana adopten políticas
económicas contracíclicas para evitar el impacto negativo del shock externo y agravamiento
de esta indeseable situación económica, que al parecer ya no es meramente
coyuntural, sino estructural y pasa sobre todo por emprender decididamente un
cambio drástico en la estrategia de desarrollo nacional basado en la
industrialización, la economía del conocimiento y fortalecimiento de la
agricultura con miras a una mayor seguridad alimentaria nacional.
La Edad de
Piedra no terminó por falta de piedras. La Era de la Minería también
puede terminar (o decaer drásticamente) y no por falta de minerales. Es
hora de hacer un viraje anticipado y necesario.
Fuente:
(1) BCRP: Estadísticas Económicas.