Por Enrique Huerta Berríos
¡Vivan sus padres, hermanos y su novia Andrea!
¡Viva nuestra familia unida!
Hay jóvenes como Robert que, a pesar del vigor, la alegría y la
esperanza que les da la juventud, parten muy temprano al más allá dejándonos
sumidos en el dolor y la angustia más profunda.
Una muerte temprana y repentina es una pérdida grande no sólo para la
familia que tanto lo amó, sino también para la sociedad entera, porque ella también
se verá privada de sus aportes en la constante lucha por alcanzar la felicidad.
Pero la inexorable muerte nos llega a todos por igual: a chicos y
grandes, a varones y mujeres, a ricos y pobres. Sólo que esta vez le tocó a Robert
coger la delantera, cuando aún tenía mucho que hacer en esta vida terrenal:
formar una nueva familia, tener sus hijos y seguir alegrando nuestros corazones
con su jovial figura.
Se fue y ahora está en la eternidad y desde allá tal vez nos quiera explicar
por qué partió sin decirnos nada; o quizás nos esté preguntando qué hacer en
adelante para estar unidos aún sin su presencia. Creo que esta pérdida debe
servir para reflexionar sobre la unión de nuestra familia en el futuro. Pero, a
pesar de todo, la vida continúa y debemos resignarnos, ser fuertes y seguir
adelante.
Antes de terminar este breve mensaje, quiero compartir algo, a nombre
de Robert, lo que él podría habernos dicho de haber tenido suficiente tiempo antes
de partir. Intentaré hacerlo con una poesía que he titulado Llegó el final y dice así:
LLEGÓ EL FINAL
A
la memoria de Robert Mena Tuya
El
final llegó hasta mí
Sin
avisar, tempranamente.
Jamás
lo presentí.
Me
sorprendió calladamente.
Partí
sin protestar
Con
el señor de nuestra muerte.
Me
fui sin reclamar
Ni reprochar
mi mala suerte.
Viví
siempre al azar
Sin
conocer jamás fronteras.
Alce
la bicolor sin desmayar
De
mil maneras.
Sentí
un día el amor
Que
para mí fue importante.
También
cogí la flor
De la
amistad como galante.
Viajé y trabajé
Dando
de mí completamente.
En
todas me la jugué
Enteramente.
Soñé
vivir, soñé amar,
Soñé
reír, soñé triunfar.
Quizás
gané, quizás perdí.
Si
hice feliz y fui feliz,
Si
disfruté o si lloré,
Mi
vida fue hasta el final
Tan
solo mía.
Hay
que saber que un hombre es
El
constructor de su vivir.
No
hay qué hablar, ni maldecir,
Ni reprochar,
menos fingir.
Llegué
al final y aquí estoy
Tempranamente.
Llegué
al final y ya me voy,
Serenamente.
Huaraz 22 de marzo de 2012.