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miércoles, marzo 13, 2019

PERÚ: DE LA DISMINUCIÓN DE LA POBREZA 2007-2016 AL RECRUDECIMIENTO EN 2017


En el año 2017, el 21,7% del total de la población peruana, vale decir en cifras absolutas casi 7 millones de personas, se encontraban en situación de pobreza. Al comparar estos resultados con los de 2016, se encuentra que la pobreza aumentó en 1,0 %, mejor dicho en 375 mil nuevos pobres. La pobreza reinició su crecimiento en 2017 luego de descender durante el decenio 2007-2016 y, tal como va la economía, política y la moral actual del país, parece que seguirá creciendo en 2018. Se trata de un hecho que llama la atención y es de por sí preocupante. Merece conocerlo de cerca e intentar la búsqueda de explicaciones objetivas y el planteamiento de estrategias y políticas a fin de cambiar la realidad social y superar este crucial problema cuanto antes y duraderamente.



Medición de la pobreza en el Perú (1)

En el Perú, la pobreza se mide bajo el enfoque monetario y se utiliza el gasto como indicador del bienestar de las personas.

Para medir la pobreza, según el enfoque monetario, es necesario contar con datos sobre el valor de la canasta mínima alimentaria y no alimentaria, valor conocido como Línea de Pobreza y cuyo costo al año 2017 ascendió a S/ 338 por persona y, por hogar promedio de cuatro miembros, a S/ 1,352.

Una persona cuyo gasto per cápita es menor a la Línea de Pobreza es considerada pobre; y, por su parte, un pobre extremo es aquella persona que no cubre siquiera el valor de la canasta alimentaria que asciende para el año 2017 a S/ 183 per cápita o S/ 732 por hogar.

Evolución de la pobreza reciente

En el año 2017, la pobreza monetaria afectó al 21,7% de la población del país, según el informe de Resultados de la Pobreza Monetaria en el Perú 2017 informado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática, INEI que, además informó que en el decenio 2007-2017 la pobreza disminuyó en 5 millones 180 mil personas y, específicamente en el quinquenio 2013-2017 lo hizo en 872 mil personas. De modo que la pobreza monetaria se redujo en 20,7 % en la última década y 4,1 % en los últimos cinco años.

Sin embargo, el INEI también acotó que, según la Encuesta Nacional de Hogares, ENAHO,  en el año 2017 la pobreza se incrementó en 375 mil personas, es decir, 1,0 % más que el año 2016 y afectó en total a 6 millones 906 mil personas de nuestra patria.

Cambios en el gasto real

En el año 2017, el gasto real promedio per cápita mensual fue de S/ 732 y en comparación con el nivel de gasto del año 2016, disminuyó en 0,2%. En tanto, en los últimos cinco años aumentó en 4,9%, al pasar de S/ 698 a S/ 732 en el año 2017.

Asimismo, el gasto real per cápita mensual disminuyó en la mayoría de estratos de la población, excepto en el quinto quintil (20% más rico de la población), donde se incrementó en 0,8 %.

Cambios en el ingreso real

En el año 2017, el ingreso real promedio mensual por persona se situó en S/ 962 y respecto al año 2016 disminuyó en 1,5%. En los últimos cinco años, el ingreso real promedio per cápita aumentó en 3,8%.

De igual modo, el ingreso real per cápita mensual disminuyó del segundo al quinto quintil. Por otro lado, el primer quintil (20% más pobre) se mantuvo en el mismo nivel del año 2016.

La pobreza es más rural que urbana, pero ésta crece más rápidamente

Es de destacar que, por área de residencia de las personas, la pobreza afectó al 44,4% de su población rural, frente al 15,1 % encontrado para el área urbana, o sea que por cada 3 campesinos pobres existe un poblador urbano pobre. Definitivamente, la pobreza está embalsada en el área rural ¿No es acaso esta situación una consecuencia del prolongado abandono de la pequeña agricultura –fuente de vida principal de este enorme sector poblacional- por haber elegido políticamente, en su lugar, a la minería como el principal motor del desarrollo? ¿y que hay de la tambien postergada economía campesina?

De otro lado, en comparación a lo registrado en el año 2016, la pobreza aumentó en 1,2 % en el área urbana, mientras que en el área rural, 0,6 %, lo que quiere decir que la velocidad de crecimiento de la pobreza ha sido mayor en las ciudades que en el campo. ¿Reflejan estos datos, acaso, la extendida informalidad urbana y la situación marginal de las numerosas MYPES del país? ¿y qué hay del estancamiento de los gastos sociales en la lucha contra la pobreza y la presencia negativa de la mega corrupción?



En el Perú hay muchos pobres y muy pocos ricos billonarios

Frente a los casi siete millones de pobres del país, los billonarios más ricos de nuestra patria (con más de mil millones de dólares de riqueza acumulada por cada uno) son apenas seis y con nombre propio, según Oxfam -que señala como fuente informativa a Forbes- Ellos son, ordenados de mayor a menor riqueza: Carlos Rodríguez Pastor, Vito Rodríguez, Ana María Brescia Cafferata, Eduardo Belmont Anderson, Eduardo Hochschildt y Jorge Rodríguez Rodríguez (2). Estas personas figuran también en la lista de los más ricos del mundo identificados por Forbes.

Evidentemente, la brecha de la desigualdad entre los pocos ricos y los muchos pobres es enorme y está creciendo desmesuradamente, situación que explica, de por sí, injusticia social y los males asociados a éste como la violencia social, los homicidios, tráfico de drogas, prostitución, etc. Y no es que la riqueza sea mala, pues todos debemos aspirar a ser más ricos para aumentar nuestro bienestar, sino que lo malo está en que se halla  desigualmente distribuida entre los peruanos. Este mal también se repite en toda América Latina, pues no en vano es catalogado como el continente de mayor inequidad en el mundo.

El PBI del Perú creció en promedio por encima de 6% al año durante largos años; sin embargo el salario real de los trabajadores no subió en el mismo ritmo sino apenas en 2%. Esta situación determinó que los ingresos de los trabajadores, como proporción del PBI, descendieron casi 10% al cabo de dos décadas, mientras los excedentes de explotación (o sea las ganancias empresariales), aumentaron en 12% en esas mismas dos décadas. Observe la información de la figura 3.



¿Qué hacer contra la pobreza y la desigualdad?


Luchar contra la pobreza y la desigualdad no es nada fácil. Implica grandes reformas, determinaciones estratégicas, políticas y enormes sacrificios sociales. El propósito esencial de todo ello apunta a mejorar el bienestar no sólo de la inmensidad de pobres, sino también de la clase media hoy marginada siguiendo las pautas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidas por las Naciones Unidas; un cambio que el mercado no puede acometer por sí solo, sino con el accionar estratégico y político del Estado. Para eso, obviamente, se requiere de mayores recursos públicos.

Tener sistemas tributarios inadecuados e injustos, así como la presencia de la evasión y elusión de impuestos, cuestan al Perú, miles de millones de dólares en ingresos tributarios impagados, unas cantidades que podrían y deberían invertirse en luchar contra la pobreza y la desigualdad. Se requiere, por tanto, de una reforma tributaria y también de una reasignación progresiva del gasto público desde los bienes y servicios no sociales a los bienes y servicios sociales, en la ruta de formar y consolidar rápidamente un stock de capital social y humano que activaría el dinamismo de una economía social de mercado orientado a las grandes masas de población pobre y de mediano ingreso (3).


El incremento de los ingresos tributarios es clave para la inversión pública en la reducción de algunas de las brechas históricas del país, como el acceso marcadamente segregado a bienes públicos de calidad en el ámbito de la salud, educación, el transporte y la infraestructura social y productiva. En tal sentido, urge que el Estado Peruano defina de una vez por todas las reformas sociales necesarias y las políticas integrales de desarrollo y, particularmente de lucha contra la pobreza y la desigualdad social, implementando, entre otra medidas, las siguientes:

·  La aplicación de mayores impuestos a las ganancias de las grandes empresas extranjeras y nacionales y a las grandes riquezas acumuladas por los contados dueños del Perú, viejos y nuevos.

·    La cobranza de las grandes deudas de las corporaciones privadas al Estado y corte de los subsidios y transferencias a las mismas y la eliminación o drástica rebaja de la evasión y elusión tributaria.

·   La recuperación de los enormes fondos públicos robados por los altos funcionarios del Estado y los agentes del sector privado, nacionales y extranjeros bajo los esquemas de la mega corrupción y la erradicación de este mal social.

·  La disminución drástica de los sueldos dorados y estipendios de los altos funcionarios del Estado hasta niveles razonables y justos.

Esas mayores recursos logrados con los cambios tributarios y no tributarios, bien pueden ser invertidas decididamente en lo siguiente:

·    Aumentar y mejorar la calidad de las inversiones en la salud de la población pobre y de la clase media, priorizando a los niños y mujeres en gestación y lactación y en situación de anemia.

·    Aumentar y mejorar la calidad de la educación en todos los niveles y modalidades de la gente pobre y de clase media, principalmente de los niños y jóvenes, a fin de elevar la productividad laboral en el futuro.

· Impulsar el desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación dirigida a potenciar las actividades productivas estratégicas, la capitalización social y humana, incluyendo la formación y fortalecimiento del espíritu emprendedor de la gente del pueblo e ingresar con pie derecho a la era del conocimiento y la información.

· Diversificar estratégicamente las actividades económicas del país, priorizando la modernización de la pequeña agricultura y la economía campesina ligándola al mercado a través de corredores viales y la organización de conglomerados económicos orientados a los mercados interior y exterior; asimismo impulsar la industria de bienes de consumo, intermedio y de bienes de capital, del turismo nacional y extranjero a mayor escala, así como de otras actividades de servicio competitivo y, a partir de ello, generar para los desocupados y subocupados, de hoy principalmente jóvenes sin oportunidades, nuevos empleos productivos y de ingresos dignos que se eleven al compás del aumento de la productividad laboral.


Perú requiere dar ese viraje estratégico en su desenvolvimiento y salir del marasmo que le impone la primarización económica derivada del consenso de Washington de los 90s. Esta es la hora  del cambio y la lucha por el bienestar y la equidad. 

Basta ya de aceptar fácilmente propuestas mentirosas como los llamados "sobrecostos laborales", el recorte de los derechos laborales ganados históricamente y con sacrificio, los despidos intempestivos y abusivos de los trabajadores, tal como proponen y abanderan los grandes empresarios que sólo buscan ganar más y más a costa de sus humildes servidores, hoy desprotegidos por sus gremios y por el propio Estado. 

Debe considerarse que los salarios y sueldos reales de los trabajadores en el Perú no sólo son bajos, sino que crecen insuficientemente desde hace tiempo en comparación de las ganancias de las enormes corporaciones. Otra muestra de ello es la evidente brecha entre los ingresos urbanos y rurales, sino también el estancamiento de los ingresos de los trabajadores agrícolas desde el año 2011, tal como se ilustra en la  figura 3, lo cual evidencia la pobreza existente en el país.


En consecuencia, por justicia y equidad social, es preciso emprender esas y otras reformas sociales profundas, dirigidas a favorecer a todos los peruanos de hoy y del futuro, empezando por los más pobres y la siempre olvidada clase media.

El Perú es de todos y no de unos pocos ricos.

Referencias


(1)   https://www.inei.gob.pe/media/cifras_de_pobreza/informe_tecnico_pobreza_monetaria_2007-2017.pdf
(2)https://rpp.pe/economia/economia/forbes-2019-estos-son-los-seis-empresarios-mas-ricos-del-peru-ricos-peruanos-noticia-1184301
(3)https://www.cepal.org/es/publicaciones/3828-pobreza-distribucion-ingreso-america-latina-complementariedades-politica

jueves, septiembre 15, 2016

LA POBREZA EN EL PERÚ, 2015

Una persona es pobre en el Perú, según el enfoque monetario, si tiene un nivel de gasto inferior al costo de la canasta básica de consumo (compuesto esencialmente por alimentos y otros bienes y servicios no alimenticios). 21,8% de la población del país se encontró en situación de pobreza monetaria en 2015. Comparada con la de 2014, disminuyó en 1%, equivalente en número absolutos a 221 mil personas.








En los últimos cinco años, la pobreza disminuyó en 9%, equivalente a 2 millones 285 mil personas. En el área rural la pobreza alcanzó a 45,2%, menor en 0,8% que en 2014; en tanto que en el área urbana alcanzó 14,5%, también menor en 0,8% al obtenido en el año anterior. Esta disminución parece obedecer al crecimiento económico y al efecto de programas sociales de reducción de la pobreza, si se tiene en cuenta que la economía peruana creció en 3,3% en el 2015 y en el último quinquenio al ritmo de 4,8% promedio anual; y en los programas sociales parece haberse mejorado la focalización y efectividad en la ejecución, además del aumento del presupuesto, conforme a lo manifestado por el Jefe del INEI, Dr. Aníbal Sánchez [1].




Es de señalar que más del 50% de la población de Cajamarca estuvo sumergida en la pobreza en el 2015, En esa misma situación estuvieron cinco departamentos en 2010, hasta que cinco años después sólo quedó aquella.

La brecha de pobreza se redujo más en la sierra (0.7%) que en la costa (al 0.3%) y selva se mantuvo. Esta brecha debe entenderse como la porción del gasto que le falta a un pobre para cubrir el costo de la canasta básica de consumo o alcanzar la línea de pobreza, cifra que viene reduciéndose de manera sostenida en los últimos años.  

La pobreza monetaria extrema también disminuyó en 3,57 puntos porcentuales de 2010 a 2015, equivalente a un poco más de 980 mil personas. empero, es de notar que en los dos últimos años esa reducción fue muy pequeña, lo que nos permite decir que se está haciendo más difícil la lucha contra la pobreza extrema.




Por consiguiente, es posible afirmar que, al salir de la pobreza una cantidad significativa de peruanos, éstos vienen experimentando una mejora en las condiciones de vida, Sin embargo, un segmento importante de pobres aún queda por salir de esa indeseable situación.



[1] En https://www.inei.gob.pe/media/cifras_de_pobreza/nota-de-prensa-n074_2016-inei.pdf

LA POBREZA EN EL PERÚ AL 2015

Una persona es pobre en el Perú, según el enfoque monetario, si tiene un nivel de gasto inferior al costo de la canasta básica de consumo (compuesto esencialmente por alimentos y otros bienes y servicios no alimenticios). 21,8% de la población del país se encontró en situación de pobreza monetaria en 2015. Comparada con la de 2014, disminuyó en 1%, equivalente en número absolutos a 221 mil personas.



En los últimos cinco años, la pobreza disminuyó en 9%, equivalente a 2 millones 285 mil personas. En el área rural la pobreza alcanzó a 45,2%, menor en 0,8% que en 2014; en tanto que en el área urbana alcanzó 14,5%, también menor en 0,8% al obtenido en el año anterior. Esta disminución parece obedecer al crecimiento económico y al efecto de programas sociales de reducción de la pobreza, si se tiene en cuenta que la economía peruana creció en 3,3% en el 2015 y en el último quinquenio al ritmo de 4,8% promedio anual; y en los programas sociales parece haberse mejorado la focalización y efectividad en la ejecución, además del aumento del presupuesto, conforme a lo manifestado por el Jefe del INEI, Dr. Aníbal Sánchez [1].

La brecha de pobreza se redujo más en la sierra (0.7%) que en la costa (al 0.3%) y selva se mantuvo. Esta brecha debe entenderse como la porción del gasto que le falta a un pobre para cubrir el costo de la canasta básica de consumo o alcanzar la línea de pobreza, cifra que viene reduciéndose de manera sostenida en los últimos años.  

Por consiguiente, es posible afirmar que, al salir de la pobreza una cantidad significativa de peruanos, éstos vienen experimentando una mejora en las condiciones de vida, aunque un segmento importante aún queda por lograrlo.



[1] En https://www.inei.gob.pe/media/cifras_de_pobreza/nota-de-prensa-n074_2016-inei.pdf

martes, marzo 08, 2016

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Hoy es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, un día especial para saludar  a mi madre, hijas, esposa, hermanas, primas, amigas de hoy, ayer y siempre y, por supuesto, a todas la mujeres del mundo que a la fecha suman 3, 662´ 450, 000 y representan el 49.6% de la población mundial ascendente a 7,388´880,000 habitantes[1].



Es también un día para  celebrar los sorprendentes éxitos logrados por las mujeres en las décadas finales del siglo XXI y en lo que va del nuevo siglo. Talvez lo más saltante es que una gran proporción se ha incorporado a la fuerza laboral del mundo; algunas de ellas son profesionales, técnicas, obreras del campo y la ciudad, otras han emergido al nivel de ministras de estado, legisladoras y ejecutivas; aunque, según la OIT, perciban todavía una remuneración promedio 23% menor que el promedio vigente para los varones.

Pero hoy también es propicio para inquirir a las autoridades públicas y privadas, empresarios y, en general a todos los ciudadanos, que todavía existen muchas mujeres que están a la espera de una oportunidad laboral para contribuir en beneficio de la sociedad, de su familia y de sí mismas. El desempleo y subempleo son males que se deben superar con prioridad, además de las diferentes inequidades de genero cuyos indicadores, para Perú, los tiene registrados el INEI[2].


La mujer peruana


Perú tiene a la fecha 31´488, 625 habitantes, según datos del INEI[3] y de ellos 49,9% es femenina, conforme a lo también corroborado por el Banco Mundial[4]. La PEA femenina asciende a 7´290,000, y de ella, 6´940,000 es parte de la fuerza laboral, de lo cual, 75% trabaja en el mundo de las microempresas, que es el principal hábitat laboral femenino.

Acorde a los datos de la Autoridad Nacional del Servicio Civil, la participación de la mujer en la administración pública de Perú se ha elevado de 43 a 46% entre 2004 y 2014. Es más, 72% de las mujeres que trabaja en la administración pública cuenta con estudios superiores, lo cual, evidentemente es parte del ascenso social femenino. Pero no todo es color de rosa.
Temas pendientes
En el Perú y gran parte del mundo todavía hay temas pendientes y que generan controversia sobre la situación de la mujer, que merecen incluirse en la agenda social y política, entre ellas:
  • La violencia contra la mujer: según datos recientes del Ministerio de la Mujer, en 2015 se registraron 65 feminicidios y en el año anterior, 135,874 denuncias por violencia familiar, de las cuales casi el 90% correspondió a casos de agresiones o maltratos contra ellas.
  • La mortalidad materna: según el Ministerio de Salud, en 2015 se registraron 402 muertes maternas.
  • La maternidad temprana: hay muchas mujeres que se hacen madres a corta edad.
  • El menor acceso a la educación: sobre todo en el sector rural.
  • Los menores sueldos y salarios equivalentes o superiores a los percibidos por los varones,
  • La menor participación política y ubicación en los últimos lugares de las listas electorales. Según el Jurado Nacional de Elecciones, en los comicios regionales y municipales de 2014, se eligieron 12,500 autoridades y de éstas solo 3,070 (25%) fueron mujeres, es decir, 1 de cada 4 autoridades electas.
  • Son temas de mucha controversia: la despenalización del aborto, la esterilización inducida, la unión civil, entre otros.




[1] Reloj de la Población Mundial. En http://countrymeters.info/es/World
[2] INEI. En https://www.inei.gob.pe/estadisticas/indice-tematico/brechas-de-genero-7913/
[3] INEI. En https://www.inei.gob.pe/
[4] Banco Mundial. En http://datos.bancomundial.org/indicador/SP.POP.TOTL.FE.ZS

viernes, febrero 26, 2016

¿CÓMO SACAR A LA ECONOMÍA PERUANA DEL ESTANCAMIENTO Y HACERLA FUNCIONAR?

La Economía Peruana necesita, ahora más que nunca, emprender un Gran Cambio en democracia, si quiere salir del estancamiento y evitar el riesgo de la recesión, de continuar insistiendo en el tradicional e inequitativo sistema primario-exportador. El Cambio debe apuntar al bienestar humano de todos los peruanos o, al menos, de las clases medias y pobres aún postergadas y engañadas, cuyo status social corre peligro de disminuir en el primer caso, o agravarse en el segundo, en el marco de esta difícil situación.

El sistema está fallando
La actual circunstancia socioeconómica nacional y mundial es preocupante, sobre todo para las poblaciones mayoritarias que sufren sus consecuencias. Como lo dice Stiglitz, el sistema imperante está fallando, se mire por donde se mire y, de persistir su aplicación, seguirá complicando los males que, por su naturaleza genera, esto es: desigualdad, pobreza, corrupción, desempleo, delincuencia, inseguridad y más y más conflictos sociales.
El panorama actual

La Economía Peruana, pese al pequeño “rebote” del 2015, se halla en una situación de estancamiento, tal como se demuestra en el gráfico inicial, y ya son perceptibles sus secuelas de quiebra y cierre de empresas, desempleo y subempleo laboral (sobre todo de la fuerza laboral joven). 

De ahondarse la situación es de esperar el recrudecimiento de la pobreza cuya proporción es aún alta tanto en el área rural como en el urbano marginal. 

La desigualdad, que se venía reduciendo ligeramente, también sigue en niveles elevados a lo largo y ancho del país y también podría agravarse y desencadenar graves conflictos laborales, sociales y ambientales.
Al acentuarse la desaceleración económica ocasionada por la crisis financiera internacional de 2008 que se inició en los Estados Unidos y se expandió a otros países desarrollados, ahora está llegando con efecto retardado a los países emergentes y en vías de desarrollo, como el Perú y otros de América Latina y Asia.

Si bien el gobierno adoptó políticas de reactivación anticíclicas, éstas fueron tardías y débiles. Se incrementó en algo el gastos público y se dieron facilidades a la gran inversión extranjera, sobre todo minera, para poner en marcha los nuevos proyectos, lo cual, objetivamente, ha permitido un leve “rebote” del crecimiento económico en el año 2015 por una mayor producción física, pero a futuro, es incierta la aceleración económica dada la persistente caída de los precios internacionales de las materias primas y las compras de China, la gran potencia industrial, pues tales factores mantienen históricamente  una relación directamente proporcional.
Sin embargo, a pesar de la desaceleración y estancamiento, la renta privada ha venido aumentando en el tiempo, pero a costa del deterioro de la renta pública; es decir, la factura de la crisis económica actual la está pagando el Estado y no así el sector privado, tal como se muestra en el siguiente gráfico basado en los datos recientes del Banco Central de Reserva.

Las políticas de reactivación económica del gobierno no están sirviendo mucho para estimular la inversión privada interna y externa (esta última se ha desplomado), tampoco del consumo interno y, mucho menos contribuyen a reducir la enormes brechas de la infraestructura productiva y social ni poner las bases de una transformación estructural con equidad, fundado en la innovación científica y tecnológica del país, acorde a las exigencias de la globalización actual liderada por la dupla EE. UU y China. En competitividad estamos rezagados y con tendencia a empeorar. 
Urge un Gran Cambio
Este es el preciso momento de adoptar un gran cambio estratégico, es decir, realizar una fuerte inversión pública en infraestructura productiva y social; en educación de calidad; en ciencia, tecnología e innovación orientados a catapultar la diversificación y especialización productiva con miras a fomentar una economía industrializada, moderna y productora de conocimientos, un sistema que funcione fluidamente y haga posible el logro del bienestar social de los peruanos, un sistema autofinanciado con una buena parte de las Reservas Internacionales que vienen derrochándose en acciones especulativas; asimismo en el aumento de impuestos progresivos a los ingresos y propiedades de los extremadamente ricos, tal como lo recomienda Thomas Piketty, a los que se complementaría el financiamiento externo, pero esta vez orientado hacia las prioridades del desarrollo nacional.
El Gran Cambio debe apuntar, insistimos, al logro del bienestar común, es decir, a disminuir drástica y decididamente la creciente corrupción (o cleptocracia), la pobreza, desigualdad, violencia, inseguridad social, el desempleo y demás problemas conexos que envilecen y desmoralizan a la gente; y, asimismo, poner las bases y el andamiaje necesarios para forjar una sociedad capaz de generar sus propios medios y alcanzar la felicidad.
Necesitamos un liderazgo democrático, innovador  y confiable

De seguir las fuerzas determinantes del estancamiento, el panorama económico para 2016 y siguientes años seguirá siendo incierto y desalentador. Por eso es urgente realizar los cambios de manera rápida, innovadora y duradera, sobre la base de un pacto social.


En esa línea, la elección presidencial 2016 es una ocasión propicia para el surgimiento y selección de un líder político confiable, de mente abierta y moralidad demostrada, capacitado para el trabajo en equipo, de probada vocación de servicio al pueblo, sobre todo de sectores de clase media y pobres, una persona capaz de concebir y abanderar ese Gran Cambio de modo democrático, propiciando las mayores adhesiones de un electorado difícil: pluricultural, multiétnico, desconfiado y disperso en el territorio nacional; un electorado donde sobresale la clase media (incluida la emergente o vulnerable), por su mayor tamaño y porque en momentos de crisis como éste, ve peligrar su frágil estatus social en relación del pobre, con quien, naturalmente, puede forjar fácilmente una alianza democrática que legitime el nuevo poder. Obsérvese estos datos.



Queda muy poco tiempo para definir la elección del líder político y los líderes regionales que encarnen el Gran Cambio. El proceso corre contra el reloj y enfrenta las vallas que se interponen e interpondrán hasta el día 10 de Abril de 2016 e incluso después, cuando ocurra la segunda vuelta, de no elegirse en la primera.

lunes, septiembre 28, 2015

DE LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO A LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE

Desde el 25 de septiembre de 2015, los países del mundo han adoptado en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible 2015, celebrado en Nueva York entre los días 25 a 27 de este mes primaveral, una nueva agenda de prosperidad basada en los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que se establecieron el año 2000 y han regido hasta ahora con importantes realizaciones. Queda por asumir el compromiso de asumir la justicia social para las grandes mayorías y una mayor acción mundial por la realización de estos ODS a favor de millones de personas en situación de pobreza y desigualdad y de nuestro planeta que está contaminándose exponencial y dramáticamente .


Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015 - 2030

Desde el 25 de septiembre último hasta el año 2030, estos serán los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS (1 y 2) que se incluirán en las agendas de todos los países del mundo integrantes de la Organización de las Naciones Unidas:

1. Erradicar la pobreza en todas sus formas en todo el mundo
2. Poner fin al hambre, conseguir la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible
3. Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos para todas las edades
4. Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos
5. Alcanzar la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas
6. Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos
7. Asegurar el acceso a energías asequibles, fiables, sostenibles y modernas para todos
8. Fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos
9. Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación
10. Reducir las desigualdades entre países y dentro de ellos
11. Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles
12. Garantizar las pautas de consumo y de producción sostenibles
13. Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (tomando nota de los acuerdos adoptados en el foro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático)
14. Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para lograr el desarrollo sostenible
15. Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bosques, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación de la tierra, y frenar la pérdida de diversidad biológica
16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles
17. Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.

Logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio

Una rápida mirada a los 15 últimos años nos permite constatar que, gracias a la orientación de los 8 ODM (3), que incluye desde reducir la pobreza extrema hasta frenar la propagación del SIDA y garantizar el acceso a una educación primaria, con un horizonte al 2015, siguió un modelo acordado por todos los países del mundo y todas las instituciones de desarrollo. Sirvió de estímulo sin precedentes para suplir las necesidades de los más pobres. La ONU trabajó conjuntamente con los gobiernos, la sociedad civil y otras organizaciones para aprovechar el impulso generado por tales objetivos, se produjeron cambios notables en la vida de millones de personas en todo el mundo. Logros importantes como estos:
  • La pobreza en el plano mundial ha disminuido ostensiblemente;
  • La tasa de asistencia de los niños a la escuela primaria e cada vez más alta;
  • La mortalidad infantil ha disminuido drásticamente;
  • El acceso de las personas al agua potable ha aumentado notablemente;
  • Millones de vidas se han salvado gracias a las inversiones para  combatir la malaria, el SIDA y la tuberculosis.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer para seguir combatiendo la pobreza, la enorme desigualdad, la creciente contaminación ambiental y cambio climático, y otros graves problemas de la humanidad. Es aquí donde encajan los nuevos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, para cuya realización es necesario asumir un fuerte liderazgo mundial y nacional, una mayor participación ciudadana, usar eficazmente los recursos nacionales y mundiales, practicar la rendición de cuentas a la ciudadanía local y global, erradicar la cleptocracia, progresos que seguramente se intentarán en la mayoría de los países del mundo.
Esta es la hora de la justicia social y de una mayor acción mundial a favor de millones de personas y de nuestro planeta, el hogar por excelencia de todos los seres humanos que languidece dramáticamente día a día por causa del sistema económico imperante.

Referencias:






jueves, septiembre 10, 2015

AMÉRICA LATINA AVANZA EN LA LUCHA CONTRA LA POBREZA

Según informe último de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, la población peruana que vivía con menos de 1.25 US$ PPA por día descendió, entre los años 1990 y 2012, de 9,84% a 2,89%; y en América Latina, de 12,63% a 4,63%. Sin duda, el avance fue positivo y alentador, pero el reto de la eliminación de este flagelo humano aún continúa.




Conforme a la evaluación practicada por la CEPAL, “Los países de la región han logrado progresos significativos en la reducción de la pobreza extrema en el transcurso de las dos últimas décadas”. Más aún, los  países de la región lograron entre 2000 y 2015 avances importantes en la reducción de la pobreza extrema, el hambre y la mortalidad infantil, la incorporación de las niñas a la educación y el acceso a agua potable.

Sin embargo, dicho organismo advirtió que se deben hacer mayores esfuerzos en la reducción de la mortalidad materna y de las emisiones de gases de efecto invernadero, entre otras áreas.

A dos semanas de que los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas aprueben en Nueva York la agenda 2030 de desarrollo sostenible, la Cepal concluyó que América Latina y el Caribe cumplió varias metas clave de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y, si bien estos tuvieron limitaciones en su formulación, sus resultados son el punto de partida para abordar los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, con un carácter más ambicioso, integral y universal.

“La nueva agenda 2030 supone un avance respecto a los ODM, al pasar a una mirada más holística, participativa, interdisciplinaria y universal, donde el desarrollo debe estar orientado al cierre de brechas estructurales con sostenibilidad ambiental, para lograr mayor igualdad”, inquirió la secretaria ejecutiva de ese organismo, Alicia Bárcena.

LA DESNUTRICIÓN EN AMÉRICA LATINA

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