(Discurso de Enrique Huerta Berríos* a la Juventud Ancashina (Huaraz, 16-Feb-2011)
La nación es más fuerte por la unidad de sus
hijos y
los
miembros de la familia que por su poderío militar.
Abraham Lincoln (1809-1865)
Jóvenes
ancashinos, en principio, permítanme saludarlos fraternalmente a todos y cada
uno de ustedes, como ciudadano ancashino y como profesor de la Universidad
Nacional Santiago Antúnez de Mayolo. Los hallo a todos, varones y mujeres, llenos
de vigor, erguidos y con la mirada en alto, y más que la lozanía que hoy lucen,
representan la gran esperanza de nuestro pueblo que empieza a verse en todas
partes de Ancash y del Perú.
En
la última década del Siglo XX y al iniciar la primera década de éste, muchos de
Ustedes no podían ser conscientes de lo que estaba ocurriendo en el Perú de
esos años, pues eran niños aun o todavía no nacían, por lo que no podían percibir
las circunstancias difíciles que vivía nuestro pueblo. Pasamos de sufrir la
peor crisis hiperinflacionaria y recesiva de nuestra historia, agravada por la
corrupción y creciente violencia sociopolítica, durante el régimen apro-alanista,
a una cruel dictadura, autoritarismo y cleptocracia fujimontesinista que se
adueño del Perú y enajenó su patrimonio sin control social alguno.
Sin
duda, fue una etapa larga, oscura y dolorosa que marcó la vida de la gran mayoría
de peruanos. Hoy, una década después, creo que ustedes ya saben lo que pasó. Es
por eso que hemos venido a esta reunión fraterna y reflexiva, no sólo a recordar
esos fatídicos momentos, sino a entenderlos.
Vengo
con dos intenciones: en primer lugar, para que sepan que la generación que les
precede –de la que soy parte, como vuestros padres– desplegó una lucha valerosa
por las libertades y la democracia decapitadas por el abominable régimen fujimontesinista.
El accionar de nuestro pueblo y de sus líderes fue responsable en el renacimiento
de la democracia, la abolición de la dictadura, pero también a favor de la
reconciliación entre peruanos luego de una etapa de violencia fratricida que causó
la muerte de 69 mil compatriotas.
La
estabilidad democrática que hoy disfrutamos en el Perú es aun precaria e
imperfecta, pero se la debemos a esa generación sacrificada que precede a la de
ustedes. Sin embargo, el hecho de que no hayan tenido que luchar por conseguirla,
no significa que no la valoren. Precisamente éste es el segundo y mayor propósito
por el que he venido: intentar responder a esta cuestión: ¿Cuál es el compromiso generacional de los jóvenes ancashinos con la
democracia y el desarrollo?
Jóvenes,
se les acusa de ser una generación apática, conformista y poco comprometida. Algunos,
inclusive, la catalogan como la “generación perdida”. Creo que estas
acusaciones son erróneas; la realidad es otra. Los jóvenes, por naturaleza, son
dinámicos y pujantes. Sólo necesitan saber con certeza qué es lo que quieren.
Sabiendo eso, estarán dispuestos a trabajar indesmayablemente para lograr lo que
quieren.
Precisamente
para contribuir a definir eso que quieren, los
de mi generación queremos que las
jóvenes y los jóvenes de nuestra patria beban espiritualmente todo aquello que
anhelamos para Ancash y para el Perú:
¡Queremos
ser un pueblo digno y respetado en el mundo y, a través de ustedes, llegar a
ser ese ideal de pueblo!
¡Queremos
una sociedad sin rangos sociales, sin castas y sin exclusiones. Ustedes no deben
permitir que esos perniciosos males tengan lugar en vuestras mentes o corazones!
¡Queremos
una sociedad que dé la cara por las mujeres, niños y niñas excluidas y que
acabe con los malos tratos que se les da. Una sociedad que luche contra el
racismo y contra la lacra que supone cualquier tipo de violencia y
discriminación por razones de sexo, raza, edad, religión u orientación sexual.
Nuestra
sociedad no puede quedarse impasible ante las agresiones que sufre el pueblo
bajo el disfraz de la defensa de unos supuestos valores tradicionales,
económicos o de cualquier tipo, agresiones que generan exclusión social y
explotación humana. La violación de los derechos básicos exige denuncias y pronunciamientos
valientes. Frente a ello garanticemos una convivencia armónica y duradera, y apostemos
por la diversidad, el entendimiento, la tolerancia, el respeto y la solidaridad
como valores básicos y pilares de nuestra sociedad.
¡Queremos una democracia de ciudadanos peruanos en la que, con los mismos
derechos y las mismas obligaciones, convivamos sin exclusión; una democracia en
la que todos los colectivos se vean representados. De no ser así, jóvenes, ustedes
tienen la obligación generacional de cuestionar el Modelo Social imperante y
proponer otro alternativo, pero solidario, justo y equilibrado.
Jóvenes ancashinos y peruanos: el grado de madurez de una democracia no se
mide por la cantidad de votantes y menos por la cantidad de partidos políticos.
Se mide por el grado de participación de
sus ciudadanos en la vida social; y según las reglas del juego democrático,
todos los peruanos debemos tener las mismas oportunidades de participar y
defender nuestras ideas. La participación es garantía de futuro y de
regeneración política de la sociedad y de sus instituciones.
La Democracia, jóvenes, a pesar de su imperfección, es
uno de los mejores inventos de la sociedad moderna y para preservarlo, no es
suficiente asumir sus valores y ser consecuentes con ello. En circunstancias
especiales es un deber patriótico defenderla de aquellos que amenazan imponer
su voluntad personal o de grupo en contra de la mayoría y cuestionar la
convivencia pacífica en un Estado de derecho. En esa línea, hay que enfrentar al
autoritarismo, totalitarismo, caudillismo y fascismo y elegir el camino del diálogo
y la paz.
¡Por eso queremos que los jóvenes reivindiquen el derecho a participar, a
protagonizar la política real y positiva, entendida en el sentido más amplio de
la palabra, que involucra las dimensiones económicas, sociales y culturales.
¡Queremos
que nuestro pueblo sea amante de la paz, pero que a la vez, sea valiente!, tal como
lo fueron nuestros ancestros de Pumacayán y de las culturas Sechín, Chavín, Recuay
e Inca, cuyas sangres corren milenariamente por nuestras venas.
¡Queremos
que el pueblo peruano no se ablande nunca ante la tiranía o ante cualquier amenaza,
y más bien que sea duro e indestructible! Por eso jóvenes, ustedes deben
templar vuestros espíritus durante la juventud, como se tiempla el acero en el
fuego. Incluso asumir el sacrificio si se trata de luchar por una causa noble o
justa; pero nunca tener los pies de barro ni practicar la felonía, porque esas
debilidades derrumbarían a nuestro pueblo.
¡Queremos,
en suma, ver un Perú digno, libre y desarrollado; un Ancash próspero y ético;
sin embargo, eso pasa por aprender a vencer la pobreza, el atraso, la exclusión
y la corrupción! Por eso ansiamos desde
el fondo del alma que se eduquen e instruyan intensa y eficazmente para
guiar a nuestro pueblo hacia el bienestar. Ansiamos que cultiven la verdad, que
sean justos, honestos y disciplinados por ustedes mismos.
En el
futuro, poco o nada importará lo que hicieron nuestros antepasados y lo que mi
generación esté haciendo ahora. Los hechos pasarán al olvido, pero en ustedes
seguirá latiendo Ancash y el Perú, y cuando los de mi generación ya no podamos
seguir alzando nuestra bandera, lloraremos en el más allá, pero ustedes deberán
cogerla en vuestros puños, alzarla firmemente y seguir marchando hacia adelante.
Ese es el compromiso que debemos asumir
conjuntamente, la generación precedente y la de ustedes, jóvenes ancashinos y
peruanos, porque son la sangre de nuestra sangre y el ser de nuestro ser! El espíritu
que mueve a vuestros padres y movió a vuestros abuelos, es el mismo que se está
enraizando en vuestras almas. Por eso estamos seguros que cuando alguien
amenace a nuestra patria o región en el presente o en el futuro, ustedes sabrán
cerrar filas y defenderla.
Jóvenes, ha llegado el momento de asumir ese compromiso social, sin ambigüedades ni dilaciones. Es la hora
de salir de la impasibilidad, de la parálisis política y adoptar un
protagonismo responsable y constructivo. ¡Fortalezcamos la democracia y
construyamos el desarrollo!
Ancash y el Perú son nuestros. Ancash y el Perú viven dentro de nosotros. Ancash y el Perú marcharán con nosotros! ¡Este es nuestro compromiso histórico y, a la vez, nuestro mayor reto! Sólo nos queda asumirlo.
¡Ha llegado la hora de la acción!
Gracias.
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(*)Decano de la Facultad de Economía y Contabilidad y Past Rector de la UNASAM.