Luego del megaterremoto de 8.9 grados en la escala Richter que remeció gran parte de la costa
norte de Japón,
sobre todo a las ciudades de Sendai y Miyagi, causando más
de 1900 muertos, miles de desaparecidos, heridos y destrucciones de la
infraestructura física e incluso moviendo de lugar al territorio Nipón,
sobrevino un fatídico tsunami con olas de hasta 4 metros de altura que arrasó
todo a su paso. En Tokio y el
noreste del país siguen obstruidos los servicios de transporte tanto por
carreteras, vías férreas como aéreos, y,
más un, penden las amenazas de explosión de dos reactores nucleares recalentados
y la réplica del sismo en la economía mundial.
El apocalíptico
sismo del pasado viernes 11 de marzo a
las 14:46, hora de Japón, es el quinto más fuerte entre los registrados
mundialmente en los últimos tiempos. Desde hace 300 años, ningún terremoto
mayor de 8 grados de magnitud en la escala de Richter había sacudido
frenéticamente en la zona de subducción de Japón. Hecho que relajó hasta cierto
punto las precauciones para enfrentar el fenómeno a tal nivel.
Tras el megaterremoto,
Japón todavía sigue temblando con réplicas sucesivas y permanece en alerta al
haberse detenido el funcionamiento de dos plantas nucleares (la de Miyagi y
Fukushima), por los peligros de explosión de los mismos.
El epicentro del fenómeno telúrico se ubicó en el Océano
Pacífico, a unos 130 kilómetros de la península de Ojika y a 10 kilómetros de
profundidad. Ante ello, el Instituto
Geológico de Estados Unidos, USGG (por sus siglas en inglés) afirmó que seguían
produciéndose varias réplicas de entre 6,3 y 7,1 grados y emitió una alerta por
riesgo de tsunami a todos los países aledaños al Océano Pacífico.
El megaterremoto movió
al Japón de lugar
Según datos del USGS, Japón se desplazó una distancia de
aproximadamente cuatro metros hacia el este, por lo que ahora se encuentra más
cerca de Estados Unidos y más lejos de Rusia. Asimismo, Japón es "más ancho de lo que era antes",
afirmó Ross Stein, geofísico del USGS. A lo dicho por los especialistas, este es un fenómeno frecuente cuando ocurren megaterremotos o también llamados terremotos interplaca.
Los megaterremotos ocurren en zonas de subducción, en los límites
convergentes de las placas tectónicas,
donde una se hunde para colocarse debajo de la otra. Justo en una zona como esa
ocurrió el tremendo terremoto que hoy nos ocupa. "En el caso del terremoto de Japón, la placa del Pacífico, que
converge en la costa este de la isla con la placa de América del Norte, fue
empujada y se colocó por debajo de Japón", explica el geofísico Bapti.
Como ambas placas han estado juntas durante muchos años, se acumula una gran
cantidad de energía, que se libera cuando hay una ruptura en la línea divisoria
entre las placas. "En este caso la
ruptura fue de unos 500 kilómetros de longitud, y durante los casi 200 segundos
que duró el terremoto, las placas se rozaron una con la otra, y como promedio se distanciaron unos 10 metros", agregó
(1).
Es más, según los científicos de la NASA, el megaterremoto inclinó el eje de la
Tierra en 16 centímetros, pues cuando ocurren movimientos así en la corteza
terrestre, provocan cambios en la forma como se distribuye la masa del planeta.
Al redistribuirse el peso de la Tierra, se afecta el momento de inercia y se
mueve el eje sobre el cual gira nuestro planeta, así como su velocidad de
rotación, que se redujo en 1,8 microsegundos.
Réplicas del
megaterremoto en la economía mundial
¿Cuán
difícil será reparar el daño físico sufrido, particularmente en las plantas
nucleares cuyo recalentamiento aun no se equilibra? ¿Podrán las impactantes
imágenes y noticias del fin de semana, mezclados con la incertidumbre sobre
Medio Oriente y Europa, crear un tsunami en los mercados? ¿Cómo afectará el megaterremoto en las economías de
América Latina?
Prácticamente
todas las automotrices japonesas suspendieron sus actividades, entre ellas Toyota
que cerró dos plantas; Nissan, cuatro plantas; y Honda, dos plantas. Sony
Corporation cerró seis plantas de componentes eléctricos. Kirin, Asahi y
Sapporo, que representan cerca de 40% de la producción de cerveza en Japón,
están fuera de servicio. El suministro eléctrico está interrumpido y se sienten
algunos problemas de liquidez en el sistema financiero (2).
Los
impactos inmediatos aun son difíciles de cuantificar, pero relativamente
fáciles de prever. La producción de bienes y servicios se verá afectada.
Prácticamente todas las automotrices japonesas suspendieron sus actividades.
Las firmas de componentes eléctricos cerraron sus correspondientes plantas.
Tres de las empresas cerveceras (Kirin, Asahi y Sapporo) que representan cerca
de 40% de la producción de cerveza en Japón, están fuera de servicio. El
suministro eléctrico está interrumpido.
El megaterremoto
llega a Japón en un momento social crítico: su economía se estancó hace 20 años y en 2010 fue
sobrepasada por China. Lleva muchos años con problemas graves: 1) una población
muy avejentada, 2) una baja tasa de natalidad, 3) disminución de la
productividad y 4) problemas internos (falta de liderazgo político) y externos
(no hay una definición de cuáles deben ser los aliados comerciales y de
defensa), entre otros.
Los economistas de Nomura habían pronosticado
que Japón, cuya economía siguió contrayéndose el último trimestre de 2010, "saldría de su actual letargo"
en el segundo trimestre. Sin embargo, ahora dicen que eso ocurrirá recién el
tercer o cuarto trimestre.
En general el megaterremoto de Japón, la tercera economía más poderosa del mundo,
va a tener un efecto en la economía
mundial. Contraerá casi toda su economía interna. Los ahorristas japoneses
invirtieron US$166.000 millones en otros países en 2010, según el FMI. Japón es
uno de los principales compradores de bonos del Tesoro de Estados Unidos. Si el
gobierno y las empresas japonesas repatrían sus capitales necesarios para
reconstruir su país, esos ingresos podrían bajar, lo que debilitaría al dólar e
aumentaría los costos de la deuda norteamericana en momentos en que el nivel de
deuda fiscal de ese país es un tema de preocupación global.
América Latina y Japón mantienen importantes
lazos económicos en materias de comercio, inversiones y cooperación técnica,
que se verían fuertemente afectados (3). Preocupa mucho en la región el tema de
las inversiones que efectúa Japón, pues podrían suspenderse o menguase durante
la reconstrucción; asimismo las menores compras que pudiera hacer de nuestras
exportaciones.
Empero, cuando se inicie la reconstrucción de
la zona devastada por el sismo, al promediar el tercero y cuarto trimestre de
este año, podría haber un incremento de la demanda de algunas materias primas
como el acero o el cobre y algunos otros metales que posee el Perú y los otros
países de la región, con lo cual se aliviaría gradualmente las cuentas externas
con dicho país.
A manera de reflexión final
En el Perú y en
toda América Latina deberíamos evaluar la ocurrencia de los megaterremotos en las grandes fallas
tectónicas de la Tierra, particularmente en la de Nazca, para predecir su
probable ocurrencia y evitar daños severos a la población tomando
anticipadamente las medidas más convenientes. Los terremotos de 1970 en el Perú
(Ancash con 70 mil muertos), México (35 mil muertos), Haití (más de 100 mil
muertos) y Chile, son relativamente recientes y sus consecuencias han sido
desastrosas. Deberíamos sistematizar las lecciones aprendidas en todos estos
casos y adoptar una cultura de prevención de desastres.
En lo económico y
en el corto plazo, es preciso atenuar las repercusiones negativas del megaterremoto japonés en nuestras
economías, diversificando los mercados finales de nuestros productos y tomando
medidas anticipadas para aprovechar a fin de año el probable nuevo ciclo de
recuperación de Japón que, como históricamente lo ha demostrado, se erguirá una
vez más como el ave fénix desde sus cenizas.
Finalmente, en estas horas de dolor del pueblo japonés, permitan expresar a través de estas páginas mis
condolencias y solidaridad para con todos los japoneses. Creo que el pueblo
peruano y en general latinoamericano debemos ponernos de pie para brindarle el
apoyo necesario, sobre todo moral y anímico. No olvidemos que todo esto es
reciproco.
Referencias: