jueves, marzo 03, 2016

CRECIMIENTO Y DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA EN EL MUNDO: PROBLEMÁTICA Y SOLUCIONES

La actual circunstancia de la Economía Mundial preocupa. El sistema imperante está fallando y, de persistir sus determinantes, seguirá fallando más y más, y por consiguiente, ahondando los males que por su naturaleza genera: desigualdad, pobreza, corrupción, desempleo, delincuencia, inseguridad y más y más conflictos sociales, los cuales repercuten en la vida de las poblaciones mayoritarias del mundo.

Crecimiento económico mundial y perspectivas

Objetivamente, no hay nada nuevo que haga presagiar a futuro el repunte del crecimiento económico mundial, ni en los países desarrollados ni en las emergentes y en transición. Desde la crisis financiera internacional que se desató en 2007-2008, la tendencia hasta 2015 ha sido, primero, la desaceleración, después, el estancamiento, salvo contados caso de la economías desarrolladas (EE.UU, Alemania, Inglaterra) que muestran un ligero recupero, conforme el informe de las Naciones Unidas sobre la Situación económica mundial y sus perspectivas, 2016 (1).
Joseph Stiglitz (2), Premio Nobel de Economía de 2001, señala en Project Syndicate que “la tasa media de crecimiento en los países desarrollados se ha contraído en 54% desde que se desató la crisis; se estima que unos 44 millones de trabajadores están sin empleo, casi 12 millones más que en 2007”, y afirma que "ni la política monetaria ni el sector financiero están haciendo lo que se supuso que iban a hacer (…) las olas de liquidez se han dirigido de forma desproporcionada hacia la creación de riqueza financiera inflando burbujas de activos, más que a fortalecer la economía (…) El riesgo de una nueva crisis financiera no puede ser ignorado.” Frente a ello aclara que “Hay otras políticas que mantienen la promesa de restaurar el crecimiento sostenible e integrador (…) que comienzan con la reinvención de reglas para la economía de mercado con el propósito de garantizar una mayor igualdad, más pensamiento a largo plazo y la aplicación de controles al mercado financiero mediante una regulación eficaz y estructuras de incentivos que sean apropiadas.”

El reparto desigual de la riqueza mundial
Por su parte, Thomas Piketti (3), autor francés del best seller El capital en el siglo XXI, destaca que nunca como en esta época la situación de la desigualdad en el mundo se ha tornado grave y polarizado, pues señala que “en Francia el 1 % más rico posee el 22 % del patrimonio total del país. En el Reino Unido, posee el 30 %, en Suecia el 20 % y en Estados Unidos, el 32 %”. Esto le permite decir que “el 1% de la población mundial es, digamos, la clase capitalista y concentra una parte impresionante del patrimonio”. Piketty hacer notar, también, que si se incluyera la parte de la riqueza escondida en los paraísos fiscales o bajo otras formas, el porcentaje aumentaría al menos en 2 o 3 puntos. En el caso de los ingresos (salarios, dividendos, rentas, intereses, pensiones, transferencias) la desigualdad es también grave. 

Sustancialmente, Piketty señala que, en los últimos dos siglos y medio pasados, la tasa de rentabilidad del capital (r) fue estable alrededor del 5 %, mientras que la tasa de crecimiento económico (g) fue menor y osciló entre el 1 y 1,5 %, salvo el crecimiento de 3 y 5 % logrado durante las tres décadas siguientes a la segunda guerra mundial.


Se trata, pues, de un sistema social asimétrico, polarizado e injusto que demuestra lo siguiente:

1. La riqueza mundial está desigual y pésimamente distribuida a nivel planetario entre los países y dentro de los países;
2.   La concentración de la riqueza mundial parece estar relacionada con la desaceleración y el estancamiento del crecimiento mundial, sobre todo después de la crisis financiera mundial de 2008;
3. Un gobierno nacional elegido democrática y legítimamente, bien podría hacerse de ingentes recursos  apelando a la justicia tributaria para financiar el desarrollo humano llevando a cabo políticas de cambios estructurales e innovación que apunten a una economía de bienestar a favor de la enorme masa de población hoy marginada; y
4. La lucha contra la inequidad y la pobreza mundial requieren de políticas y trabajos coordinados entre las naciones del mundo, a fin de evitar la fuga de capitales o desplazamiento de ingresos y riquezas a los paraísos fiscales o naciones permisibles de la desigualdad y pobreza injusta.

Referencias


viernes, febrero 26, 2016

¿CÓMO SACAR A LA ECONOMÍA PERUANA DEL ESTANCAMIENTO Y HACERLA FUNCIONAR?

La Economía Peruana necesita, ahora más que nunca, emprender un Gran Cambio en democracia, si quiere salir del estancamiento y evitar el riesgo de la recesión, de continuar insistiendo en el tradicional e inequitativo sistema primario-exportador. El Cambio debe apuntar al bienestar humano de todos los peruanos o, al menos, de las clases medias y pobres aún postergadas y engañadas, cuyo status social corre peligro de disminuir en el primer caso, o agravarse en el segundo, en el marco de esta difícil situación.

El sistema está fallando
La actual circunstancia socioeconómica nacional y mundial es preocupante, sobre todo para las poblaciones mayoritarias que sufren sus consecuencias. Como lo dice Stiglitz, el sistema imperante está fallando, se mire por donde se mire y, de persistir su aplicación, seguirá complicando los males que, por su naturaleza genera, esto es: desigualdad, pobreza, corrupción, desempleo, delincuencia, inseguridad y más y más conflictos sociales.
El panorama actual

La Economía Peruana, pese al pequeño “rebote” del 2015, se halla en una situación de estancamiento, tal como se demuestra en el gráfico inicial, y ya son perceptibles sus secuelas de quiebra y cierre de empresas, desempleo y subempleo laboral (sobre todo de la fuerza laboral joven). 

De ahondarse la situación es de esperar el recrudecimiento de la pobreza cuya proporción es aún alta tanto en el área rural como en el urbano marginal. 

La desigualdad, que se venía reduciendo ligeramente, también sigue en niveles elevados a lo largo y ancho del país y también podría agravarse y desencadenar graves conflictos laborales, sociales y ambientales.
Al acentuarse la desaceleración económica ocasionada por la crisis financiera internacional de 2008 que se inició en los Estados Unidos y se expandió a otros países desarrollados, ahora está llegando con efecto retardado a los países emergentes y en vías de desarrollo, como el Perú y otros de América Latina y Asia.

Si bien el gobierno adoptó políticas de reactivación anticíclicas, éstas fueron tardías y débiles. Se incrementó en algo el gastos público y se dieron facilidades a la gran inversión extranjera, sobre todo minera, para poner en marcha los nuevos proyectos, lo cual, objetivamente, ha permitido un leve “rebote” del crecimiento económico en el año 2015 por una mayor producción física, pero a futuro, es incierta la aceleración económica dada la persistente caída de los precios internacionales de las materias primas y las compras de China, la gran potencia industrial, pues tales factores mantienen históricamente  una relación directamente proporcional.
Sin embargo, a pesar de la desaceleración y estancamiento, la renta privada ha venido aumentando en el tiempo, pero a costa del deterioro de la renta pública; es decir, la factura de la crisis económica actual la está pagando el Estado y no así el sector privado, tal como se muestra en el siguiente gráfico basado en los datos recientes del Banco Central de Reserva.

Las políticas de reactivación económica del gobierno no están sirviendo mucho para estimular la inversión privada interna y externa (esta última se ha desplomado), tampoco del consumo interno y, mucho menos contribuyen a reducir la enormes brechas de la infraestructura productiva y social ni poner las bases de una transformación estructural con equidad, fundado en la innovación científica y tecnológica del país, acorde a las exigencias de la globalización actual liderada por la dupla EE. UU y China. En competitividad estamos rezagados y con tendencia a empeorar. 
Urge un Gran Cambio
Este es el preciso momento de adoptar un gran cambio estratégico, es decir, realizar una fuerte inversión pública en infraestructura productiva y social; en educación de calidad; en ciencia, tecnología e innovación orientados a catapultar la diversificación y especialización productiva con miras a fomentar una economía industrializada, moderna y productora de conocimientos, un sistema que funcione fluidamente y haga posible el logro del bienestar social de los peruanos, un sistema autofinanciado con una buena parte de las Reservas Internacionales que vienen derrochándose en acciones especulativas; asimismo en el aumento de impuestos progresivos a los ingresos y propiedades de los extremadamente ricos, tal como lo recomienda Thomas Piketty, a los que se complementaría el financiamiento externo, pero esta vez orientado hacia las prioridades del desarrollo nacional.
El Gran Cambio debe apuntar, insistimos, al logro del bienestar común, es decir, a disminuir drástica y decididamente la creciente corrupción (o cleptocracia), la pobreza, desigualdad, violencia, inseguridad social, el desempleo y demás problemas conexos que envilecen y desmoralizan a la gente; y, asimismo, poner las bases y el andamiaje necesarios para forjar una sociedad capaz de generar sus propios medios y alcanzar la felicidad.
Necesitamos un liderazgo democrático, innovador  y confiable

De seguir las fuerzas determinantes del estancamiento, el panorama económico para 2016 y siguientes años seguirá siendo incierto y desalentador. Por eso es urgente realizar los cambios de manera rápida, innovadora y duradera, sobre la base de un pacto social.


En esa línea, la elección presidencial 2016 es una ocasión propicia para el surgimiento y selección de un líder político confiable, de mente abierta y moralidad demostrada, capacitado para el trabajo en equipo, de probada vocación de servicio al pueblo, sobre todo de sectores de clase media y pobres, una persona capaz de concebir y abanderar ese Gran Cambio de modo democrático, propiciando las mayores adhesiones de un electorado difícil: pluricultural, multiétnico, desconfiado y disperso en el territorio nacional; un electorado donde sobresale la clase media (incluida la emergente o vulnerable), por su mayor tamaño y porque en momentos de crisis como éste, ve peligrar su frágil estatus social en relación del pobre, con quien, naturalmente, puede forjar fácilmente una alianza democrática que legitime el nuevo poder. Obsérvese estos datos.



Queda muy poco tiempo para definir la elección del líder político y los líderes regionales que encarnen el Gran Cambio. El proceso corre contra el reloj y enfrenta las vallas que se interponen e interpondrán hasta el día 10 de Abril de 2016 e incluso después, cuando ocurra la segunda vuelta, de no elegirse en la primera.

jueves, diciembre 31, 2015

¿CRECIMIENTO DÉBIL O ESTANCAMIENTO ECONÓMICO DEL PERÚ EN 2016?

Según las proyecciones del Banco Mundial el Producto Bruto Interno del Perú de 2016 podría expandirse en 3.6 % y según el Fondo Monetario Internacional, en 3.3%; en los siguientes años podría subir, incluso, unas décimas adicionales, por encima de 4% ¿Hasta qué punto es posible lograr esos niveles de crecimiento futuro bajo las condiciones hostiles de la actual economía mundial todavía sumergida en la crisis, la indetenible caída de los precios de los metales, la alta volatilidad de la moneda china y de los países latinoamericanos frente al dolar y la dominante estructura productiva exportadora de materias primas que caracteriza al país?. No hay nada claro que permita decir que estaremos mejor a futuro, o algo importante que nos de pie para hacer una proyección de sólida recuperación económica; más bien, todo parece indicar que la cuestión económica en el Perú seguirá en lo mismo a corto plazo e inclusive podría complicarse mucho más si la economía de China empeora.



Impactos de la desaceleración China y del difícil entorno mundial

La economía mundial viene deteriorándose en los últimos meses por la imparable desaceleración económica de China, la mayor “fábrica del mundo”, hoy inmersa en una transformación estratégica de su economía de industrial exo dirigida y financiada por la inversiones extranjeras a otra abocada a los servicios, a los gastos y al mercado interno, cambio estratégico adoptado como consecuencia del fuerte impacto de la crisis financiera internacional que sufrió como casi todos los países avanzados y emergentes entre el 2008-2009 y cuya secuela ha generado serias incertidumbres a la marcha de la economía mundial, particularmente, de las economías latinoamericanas entre las que se cuenta al Perú.



Los precios de las materias primas han descendido a los niveles mínimos de los seis últimos años, particularmente del cobre, cuyo perfil histórico se muestra en la figura anterior; las depreciaciones de las distintas monedas de los países emergentes son notables; la volatilidad y los ajustes en los mercados bursátiles del mundo se muestra en niveles jamás vistos desde la crisis griega de 2011 o la crisis de crédito sub-prime en EE.UU. durante el 2008. Todo ello ha inducido al reajuste de la proyección de crecimiento de PBI de China de 6,8% en 2015 a 6,3% en 2016, lo cual, obviamente, es contraproducente para sus socios comerciales, entre ellos los países exportadores de materias primas. 

Los síntomas de la crisis indican que los riesgos futuros para América Latina, región predominantemente exportadora de minerales y otras materias primas, están creciendo amenazadoramente, sin que se generen acciones ni reacciones de parte de los gobernantes de los países latinoamericanos para enfrentar estructural y duraderamente esta complicada realidad.




Crecimiento económico de los socios comerciales del Perú

A pesar de las condiciones adversas del entorno mundial, las proyecciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional son optimistas respecto al crecimiento económico de los socios comerciales del Perú, lo cual puede crear falsas expectativas en los agentes económicos.  

Sin embargo el propio Fondo Monetario Internacional ajustó sus proyecciones de crecimiento peruano en 2.4% en 2015 y en 3.3% en 2016, con ocasión de la presentación del Informe Perspectivas de la Economía Mundial, en la Reunión de la Junta de Gobernadores celebrada en Lima, a inicios de Octubre de 2015. El Banco Mundial, por su parte, también ajustó sus predicciones en octubre, más optimistamente: 2.79% de crecimiento en 2015 y 3.62% en 2016.



Crecimiento económico peruano


Conforme a las últimas estadísticas disponibles del Banco Central de Reserva, el crecimiento económico entre enero-octubre de 2015, medido por la variación porcentual del PBI real, fue de 2.6% y, de haberse mantenido o superado en noviembre y diciembre últimos los ritmos de 3% de setiembre y octubre, podría haberse cerrado en 2016 con una tasa de crecimiento anual de 2.7% a 2.9%, gracias al mayor desempeño de la minería (expansión de la producción física a pesar de la caída de precios de los metales), electricidad, el comercio, los servicios y la agricultura; y no obstante el revés consecutivo de la pesca, manufactura y construcción.

Como puede advertirse en la figura, el crecimiento peruano habría logrado una modesta reactivación en 2015; pero en los siguientes años, su performance sería más difícil y realistamente se ajustaría a las fuerza de los hechos internos y las tendencias del crecimiento de sus principales socios comerciales ilustrado en la imagen anterior.

El crecimiento de 2016 y de futuro mediato estará marcado por la producción y exportación de metales; la creciente volatilidad financiera impulsada desde China al resto del mundo, el debilitamiento de la de la demanda mundial general y la demanda de sus socios comerciales, caso China así como de otros países de América Latina; a ello podría sumarse el probable incremento de la tasa de interés de la FED en los EE.UU; también el posible impacto negativo del Fenómeno de El Niño que, según los pronósticos oficiales recientes podría ser fuerte y afectaría al sector primario y la infraestructura del país; y como no, el ruido político que traerán las elecciones presidenciales de 2016 que ya empieza a sonar más y más creando incertidumbres en los inversionistas y consumidores.






Otros aspectos de la Economía peruana 2015


Otro de los aspectos importantes de la Economía Peruana es la inflación, medida en este caso por el índice de precios al consumidor que, entre enero y octubre totalizó 2.2%. Al cierre de 2015 es probable que el índice no haya sobrepasado del 2.4%; sin embargo comparado con los registrados en 2013 (0.38%) y 2014 (1.83%) muestra un ligero aumento, aunque todavía en los niveles bajos. 

La Balanza Comercial probablemente siga registrando cifras deficitarias y se acerque en 2015 a -3,000 US $, por segundo año consecutivo, marcado por la caída de las exportaciones tradicionales y no tradicionales, el aumento de las importaciones -sobre todo de insumos y el deterioro de los términos de intercambio.

El aumento del tipo de cambio fue más perceptible 15% de variación durante el año. En 15 de diciembre de 2014 llegó a 2.96 nuevos soles por US $ y a fin de año de 2015 subió a 3.41 soles por US $. Siguiendo este ritmo es previsible que al final de 2016 se alcance fácilmente 3.6 soles por US $. La apreciación del dólar es un fenómeno visible a nivel mundial, conforme se viene reavivando la mayor economía del mundo.     

Por su parte, la tasa de interés de referencia establecida por el BCR, subió de 3.5% a diciembre de 2014 a 3.75% a diciembre de 2015. Empero, la Tasa Activa en Moneda Nacional (TAMN), tasa cobrada a los prestamistas, alcanzó en diciembre un 16.1%, por encima del 15.7% marcado en el 2014; en cambio la Tasa de Interés Pasiva en Moneda Nacional (TIPMN), tasa pagada a los ahorristas, alcanzó a diciembre último un 2.4%, por encima de 2.3% en 2014.  


Desafíos que asumir 

El Perú y América Latina están, en las actuales circunstancias, en una difícil encrucijada. 

Ocho millones de los habitantes del Perú aún están en situación de pobreza. Gran parte de ellos carecen de agua potable, desagüe, alcantarillado, electrificación y vivienda adecuadas; es una país con elevada desigualdad económica y social; la violencia e inseguridad de la población son elevadas y van en aumento; la cleptocracia o hiper corrupción carcome cada día más a la sociedad entera y especialmente al Estado; y la gobernabilidad se viene debilitando gradualmente. Externamente la economía internacional es incierta y poco alentadora debido a la creciente volatilidad financiera. Los nubarrones internos densificados por la violencia casi generalizada, la inseguridad social y la cada vez más precaria gobernanza, realimentados por el sombrío panorama internacional, es de pos sí situación complicada que plantea enormes desafíos a los futuros gobernantes y al pueblo, tanto a corto plazo como a largo plazo. 

Por lo demás, en Perú y en casi toda la región latinoamericana hay enormes brechas por cerrar respecto a las economías avanzadas y emergentes de Asia, tales como éstas: el desarrollo del capital humano (principalmente en educación y salud); de la infraestructura (productiva y social); la equidad de ingresos, de patrimonios, de género, y por supuesto, acometer inteligente y diligentemente la ansiada diversificación productiva, acorde a las exigencias de la globalización y el salto económico que necesita dar el país, sin los cuales sería difícil aspirar a los niveles de producción proyectados y más aún, superarlos sostenidamente a mediano y largo plazo. 





Se necesita primero crear una visión del país que queremos ser y tener y qué país pretendemos heredar a nuestros hijos, luego de ello debemos definir las estrategias y políticas de cambio más consensuados para hacer realidad esa visión y asumir nacional y regionalmente los desafíos. Particularmente creo que es posible un futuro mejor para nuestro país y sus regiones, y también para los países hermanos de Latinoamérica, siempre que se actúe inteligentemente y con mucha imaginación. 

Para aquello es necesario tomar en cuenta, a la vez, la economía de mercado y la economía del bienestar, vale decir una economía social de mercado y una política responsable; también es preciso compatibilizar el espíritu de la acumulación con la sostenibilidad y el desarrollo y, para ello, considero vital la forja de un Estado responsable y suficientemente fuerte, promotor de las inversiones interna y externas y consecuentemente del crecimiento y desarrollo sostenible y de largo plazo. 

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