Luego de un prolongado, paciente y ultrasecreto trabajo de inteligencia de los estadounidenses, ayer se ejecutó un operativo militar
que duró 40 minutos en un edificio fortificado de Islamabad, capital de Pakistán que terminó con la vida de Bin Laden, el hombre más buscado a nivel
mundial por los múltiples atentados contra la vida y la propiedad. Aunque se cierra una etapa de sangre y de dolor en la nación estadounidense, se abre con ello un capítulo de incertidumbre en la relación occidente-medio oriente, de imprevisibles consecuencias.
En medio
de la noche, unos 20 soldados de élite de la Marina estadounidense (los temidos
Seals, militares de aire, mar y tierra) descendieron en helicópteros al
edificio donde habitaba Bin Laden dotados de explosivos, armas y dispositivos
de visión nocturna, para cumplir la misión de acabar con el cabecilla más
importante de Al-Caeda (1), nacido en Arabia Saudita en marzo de 1957.
El
presidente de Estados Unidos Barack Obama anunció de manera oficial la muerte de Bin Laden de un disparo en la
cabeza mientras se resistía armado al operativo realizado por comandos de ese
país (2). sin embargo fuentes de información pakistaníes dicen que el líder de Al-caeda se hallaba desarmado cuando fue atacado.
El paradero de su cadáver aún se desconoce,
aunque ciertos medios de información estadounidenses mencionan a funcionarios
que afirman que su cuerpo fue depositado en el mar, presumiblemente para evitar protestas o rencores de sus seguidores.
Por su parte fuentes oficiales paquistaníes informaron que, además de Bin Laden, otras cinco personas murieron en la operación, entre ellas una mujer que fue usada como escudo humano y un hijo del líder. Se habrían detenido asimismo a cuatro sospechosos.
El edificio
donde residía Bin Laden estaba cerca de la Academia Militar de Kakul, la
instalación de entrenamiento militar más importante de ese país y aparentemente nadie notó algo raro u sospechoso.
Desde
hace tiempo se suponía que el líder máximo de al-Qaeda se ocultaba en Pakistán;
sin embargo el servicio de inteligencia estadounidense había perdido la pista
en agosto pasado. La búsqueda comenzó con la ubicación de un mensajero y hombre
de confianza de Bin Laden, uno de los que
pudieron localizar gracias a
testimonios de detenidos interrogados por los militares estadounidenses (1).
Una larga
pesquisa llevó a identificar al personaje y la residencia donde habitaba, valorado en más de un millón de dólares, en
Abbottabad, a 100 kilómetros de Islamabad, capital de Pakistan. La propiedad
era grande y segura que los estadounidenses sospecharon que servía de refugio a
Bin Laden u otro cabecilla, alguien más importante que un mensajero.
A fines
de abril supieron con certeza que se ocultaba allí e inmediatamente Obama
dispuso el operativo final. después de casi diez años de los atentados del 11
de septiembre de 2001 en Estados Unidos, concretamente a las torres gemelas y
el Pentágono, el hombre que los planeó había sucumbido en ese lugar con un tiro
a la cabeza.
Se cierra
sí un capítulo de dolor y derramamiento de sangre de los norteamericanos, pero también se abre otro nuevo, lleno de
incertidumbre y riesgo en el largo desencuentro histórico entre los estadounidenses
y los países árabes -a quienes decía defender
y vengar el ahora extinto dirigente de Al-Caeda-, en medio de lo cual subyace el
interés por controlar el oro negro que tienen esos países y que es la mayor fuente de energía que aún mueve al
mundo.
Luego del anuncio de la muerte de Bin Laden por el presidente estadounidense, no
tardaron en caer las cotizaciones en las bolsas de valores de Nueva York, Europa y otras partes del mundo, posiblemente por los temores de represalias de Al-caeda.
Referencias:
(1) BBC
versión móvil. En http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/05/110502_bin_laden_operativo_rg.shtml
(2) Wikipedia,
la Enciclopedia libre. En http://es.wikipedia.org/wiki/Osama_bin_Laden