Finalmente el Pueblo Peruano decidió en las urnas el
cambio en democracia. Según el conteo rápido de Transparencia, a las 8:15 de esta noche y al 100 del total de votos emitidos
en la segunda vuelta electoral, el nacionalista Ollanta Humala es el virtual ganador
de las elecciones presidenciales al haber acumulado el 51.5% de la votación, frente a su rival la
conservadora K. Fujimori que alcanzó 48,5%
de los votos.
Los primeros
resultados de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), al 78% de
actas contabilizadas difiere levemente de los antes mencionados, pues según
ésta Ollanta Humala alcanzó 50.09% del total de votos y K. Fujimori, 49.91%.
Sin embargo –la jefa de la ONPE señalo que en este conteo aún no están
considerados gran parte de las votaciones del área rural.
Los resultados
de la primera vuelta
Según el
Acta de proclamación suscrito por el Pleno del Jurado Nacional de Elecciones sobre
los resultados de la elección de
presidente y vicepresidentes de la República realizadas el domingo 10 de abril de
2010, fue la fórmula presidencial del partido Gana Perú que obtuvo el más alto porcentaje de votación (31.7%),
seguido de Fuerza 2011 (23.6%).
Ninguno de ellos logró la mitad más uno del total de votos necesarios para
ungirse en la primera magistratura de la Nación, pero ambos aseguraron su participación
en la segunda elección presidencial que se realizó hoy.
Las siguientes tres candidaturas con mayor
porcentaje de votos fueron Alianza por
el Gran Cambio (18.5%), Perú Posible (15.6%) y Alianza
Solidaridad Nacional (9.8%).
Oficialmente el número de votos válidos alcanzó a
14 millones 637 mil 805 (87.7%), mientras que los votos blancos alcanzaron a
ser 1 millón 477 mil 696 (8,8%) y nulos 584 mil 233 (3,5%).
Evidente capitalización
del descontento popular
Una primera impresión de los
resultados electorales de la primera y segunda vuelta es que una gran mayoría del pueblo peruano se siente contento
y pleno de emoción luego de haber cumplido su deber cívico y con una gran
responsabilidad de elegir su destino. Ha puesto de manifiesto en las urnas su voluntad
a favor del fortalecimiento de la democracia y, a la vez, en contra del retorno
de la dictadura y la tiranía, encarnada en la hija de Fujimori.
Parece evidente que, desde la primera vuelta, Gana Perú logró captar el descontento popular existente en el país por la caída del gasto social, el cual está por debajo de la media de América Latina, así como por la inequidad distributiva del ingreso nacional en un período en el cual el crecimiento económico se ha mostrado dinámico y elevado. Los sectores de menores ingresos económicos del pueblo peruano ya venía reclamando desde hace buen tiempo un cambio substancial en el modelo económico, pero no tuvo eco entre los gobernantes.
Por su parte Fuerza 2011 parece que ganó el segundo lugar en la primera vuelta por proyectar un partido fuertemente conservador del modelo económico vigente y que, para una buena parte de los empresarios privados nacionales y extranjeros, banqueros y funcionarios del Estado constituía una férrea garantía de continuidad del status quo, a pesar de los peligros que generaba por su historial dictatorial y destructivo de los derechos humanos, laborales y ambientales.
Una
lectura rápida de esta segunda vuelta electoral
El mundo
debe entender, en estos primeros resultados electorales, de que los peruanos quieren seguir
desarrollándose en democracia, en libertad, con justicia social y dentro de la legalidad,
desterrando para siempre la pobreza, la miseria y el subdesarrollo que tanto
agobian a los que menos tienen.
Los resultados indican que el pueblo
mayoritariamente apoya un gobierno que destierre frontalmente la cleptocracia y
la corrupción que se ha afincado en el país desde los años noventas y parece
imbatible, que desde el Estado cree oportunidades para todos, principalmente
para los jóvenes hoy desempleados y los ancianos marginados y abandonados.
El reto del gobierno de Gana Perú
Sin duda
el mensaje de fondo de estas elecciones es la responsabilidad
social que debe asumir el gobierno de Gana Perú desde el 28 de julio. El pueblo
espera que, bajo su dirección, logremos lo que tanto reclaman las mayorías
nacionales: inclusión social de los pobres en el crecimiento económico; es decir, más empleo
decoroso, mejor educación, salud y seguridad social de gente con bajos ingresos, además de mayor innovación
tecnológica, mayor diversificación y modernización productiva y desarrollo
infraestructural. Esperemos que todo esto se logre utilizando los mecanismos de
una economía social de mercado y la actuación responsable del Estado en el
marco de una real concertación política.
Creo que el Señor Ollanta Humala debe, desde ahora
mismo, demostrar la firmeza de su política económica y social escogiendo a las mejores
personalidades del país que integren su gabinete ministerial, las personas que den la señal y garantía
de un buen gobierno tanto a la opinión pública nacional como a la opinión
pública internacional.
A los que no votaron por Humala,
es prudente pedirles calma y confianza, pues ninguno de los argumentos esgrimidos contra él
se hará realidad. Esperemos que cumpla su promesa y respete y fortalezca los
poderes del Estado, a las instituciones democráticas, a la propiedad privada y
otros tipos de propiedad. Que siga promoviendo la llegada de la inversión
extranjera directa a los sectores neurálgicos del país e impulse la economía
del conocimiento, la industria, y la agricultura en el Perú, hasta hoy
descuidados.
La debacle de los partidos tradicionales
En los resultados de estos comicios, también llama la
atención la evidente “desaparición” de los partidos tradicionales como el APRA
y el PPC que, si bien estuvieron presentes en las contiendas de 2006 luchando por
el liderazgo nacional, en esta ocasión ninguno de ellos pudo proyectar un candidato
propio y, más aún, el segundo apareció diluido en la atomizada Alianza por el
Gran Cambio, cuyo caudillo fue PPK, quién luego de la primera vuelta quedó
solitario pero con la creencia de tener capacidad de endose de votos a favor de
Fuerza 2011 pero que, aparentemente resultó contraproducente.
¿Acaso los resultados de estas elecciones significan
la debacle de los partidos políticos tradicionales en el Perú o que ya terminó el
ciclo vital de éstos? ¿Qué causas explican la literal “desaparición” de estos añejos
partidos? Más aún ¿Qué suerte les aguarda a los partidos políticos en nuestro
país, de cara al futuro?
¿Algo tendrá que ver con tales problemas la
orfandad de ideas, la ausencia de liderazgos, la rigidez, inaccesibilidad y
debilidad de las organizaciones partidarias, la corrupción de sus principales
miembros, la debilitada vocación de servicio al pueblo peruano, entre otros
factores?
Estoy seguro que Usted, respetado lector, puede dar
una respuesta intuitiva a tales preguntas; pero sería mucho más conveniente
investigar a fondo las reales causas subyacentes, no sólo por la salud de la
democracia y la política en el Perú, sino sobre todo, por el bienestar duradero del
pueblo peruano.
Referencias:
Finalmente,
si el pueblo decidió por el cambio en democracia, esperemos que el nuevo
gobierno logre de una vez por todas lo que más reclaman las mayorías nacionales: inclusión social y
erradicación de la corrupción. Mucha suerte al virtual ganador.