El FMI calcula que la economía china creció en 24% entre 2011 y
2014 y ahora representa el 16,5% del PBI mundial, en Paridad de Poder Adquisitivo,
en contraste con la economía de Estados Unidos que creció en 7.6% en el mismo periodo y ahora
representa el 16,3% de la economía mundial y ha quedado desplazada del primer
lugar, posición que ocupó y la mantuvo desde 1872, cuando logró destronar al
Reino Unido. ¿Podrá recuperarse EE.UU. de este traspié o China se consolidará en la carrera del crecimiento, en adelante?
Según el FMI, oficialmente
la economía china es la mayor del mundo. Representa el 16,479% del PBI mundial
medido en Paridad de Poder Adquisitivo, en comparación al 16,277% de Estados
Unidos, tal como se desprende de las últimas estadísticas de la referida organización
internacional. Unos meses atrás el FMI calculó que la economía china había crecido en 24% entre los años 2011 y 2014, mientras que la de Estados Unidos en 7,6% en ese mismo período. La diferencia advertida fue considerable (1).
La medida PPA tiene
en cuenta el poder adquisitivo de la moneda de un país, más que los tipos de
cambio. Sin embargo es un cálculo hipotético que asume un nivel general de
precios para todos los países del mundo.
De otra parte, la PPA
se considera de relevancia secundaria para los propósitos de la mayoría de los
negocios y los mercados financieros, razón por la cual el instituto de
estadísticas de China ha mostrado reservas en las estadísticas, negándose a
publicar los resultados para China.
El PBI de EEUU, en PPA
asciende ahora a 17,416 billones de dólares, mientras que el PBI de China es
ahora 215,000 millones de dólares menos que el de China. Empero, en términos nominales, el PBI de EE.UU. sigue siendo casi un tercio más grande que el de China (2).
El despunte de este crecimiento será, sin
duda, objeto de mucha discusión en el mundo académico, político, de los
negocios y desde varias perspectivas. En lo económico, por ejemplo, debemos
reconocer que China ha tenido el crecimiento económico más rápido del mundo por
más de tres décadas, creciendo 17 veces en términos reales (tomando en cuenta
la inflación) desde 1980. Cabe destacar que la mayoría de este rápido crecimiento
tuvo lugar entre 1980 y 2000, mientras que al resto de las economías en
desarrollo les ocurrió lo opuesto, al implementar cambios de política
neoliberales -liberalizando el comercio y los flujos de capital de manera
indiscriminada, aumentando la independencia de los bancos centrales, políticas
fiscales y monetarias más estrictas (y típicamente pro cíclicas), y además el
abandono de estrategias para el desarrollo previamente exitosas. Por eso a la década de los ochentas se le llama en América Latina "la década perdida".
China, desde ya, no adoptó los cambios de
política antes mencionados, los cuales fueron promovidos por el Consenso de Washington a través
de instituciones como el FMI, Banco Mundial, y posteriormente por la OMC. China ni siquiera
se unió a la OMC hasta 2002. Es de destacar que la aceleración del
crecimiento de China coincidió con una gran expansión de comercio e inversión
extranjera en el mundo. Pero estos fueron fuertemente dirigidos por el Estado para asegurar
su consistencia con los objetivos de desarrollo del gobierno -precisamente
lo opuesto a lo que ha sucedido en la mayoría de otros países en desarrollo-.
Los objetivos de China incluyeron la producción para los mercados de
exportación, intensa promoción de cambios tecnológicos con el propósito de
transferir tecnología de empresas extranjeras a la economía interna China, la
contratación de residentes locales para puestos de trabajo directivos y
técnicos, y no permitir que la inversión extranjera compita directamente con determinadas
industrias de esta nación.
La economía China sigue siendo dirigida, en gran
medida, por el Estado. El gobierno controla la mayoría del sistema financiero,
el tipo de cambio, y aproximadamente el 44% de los activos de las principales
empresas industriales. Es por eso que China pudo arrasar durante la
recesión mundial, con un crecimiento del PIB de 9,8%, aun considerando la
pérdida de 3,7% del PBI debido a la caída de las exportaciones netas.
En cuanto a las implicaciones políticas e
internacionales, es de destacar que, gran parte de la discusión sobre la
ascendencia china ha sido escrita desde la perspectiva de
Washington. Desde este punto de vista, el ascenso de China es vista como
una verdadera “amenaza”, pues este este punto de visto considera que la supremacía de
Washington y sus aliados es buena para el mundo; en cambio la ascendencia de
China es vista como una amenaza para los que habitamos este planeta. Se supone que China se
convertirá en un imperio como lo es Estados Unidos, pero que no será igual de
“bonachón” como este país, tal como hoy se presenta ante sus oponentes por los medios masivos de comunicación.
Sin embargo, además de haberse convertido en la primera economía mundial y teniendo en cuenta los ritmos de crecimiento relativamente altos, a pesar de la desaceleración económica sufrida por el impacto de la última crisis mundial, asimismo, a las nuevas definiciones estratégicas realizadas por el gobierno rumbo a la economía del conocimiento y la información, China va camino a consolidarse como una verdadera superpotencia. Según un sondeo de julio pasado del Pew Research Center, en 23
de 39 países encuestados la mayoría estimó que China ya reemplazó o
eventualmente reemplazará a EE.UU. como superpotencia dominante del planeta (4). Los cambios se avizoran como grandes y a nivel planetario.
“La educación que recibas hoy, será tu economía mañana”
Andreas Schleicher
De la OCDE, Organización
para la Cooperación Económica y el Desarrollo, quien se ha convertido en uno de
los personajes más influyentes de la educación en el mundo.
Un hallazgo relevante y demoledor del último Informe PISA 2014
es que la población estudiantil joven de América Latina, en comparación a los de otros hemisferios
y continentes, resuelve pésimamente los problemas prácticos y cotidianos. Este nuevo
resultado, unido a los de años anteriores, no hace sino confirmar y hacer evidente
la crisis por la que atraviesa la educación latinoamericana, una situación
sumamente delicada que se viene agravando desde hace un buen tiempo, asociada íntimamente a la
desigualdad entre ricos y pobres dentro de los países y entre países, que no tiene visos de solución, sino
por el contrario, de complicación.
¿Qué es el informe PISA?
El
Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe
PISA (por sus siglas en inglés: Programme
for International Student Assessment) se basa en el análisis del
rendimiento de los estudiantes a partir de unos exámenes que se realizan cada tres
años en un grupo de países, con el fin de determinar la valoración internacional de la educación de
los alumnos. Es llevado a cabo por la OCDE,
Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, que se encarga de
aplicar las pruebas estandarizadas a los estudiantes de 15 años. Aunque
dicha prueba es considerada como un sistema de evaluación y comparación "objetivo”, su
formulación no está libre de críticas, por cuanto muchos lo consideran un análisis esencialmente
cuantitativo (1).
El informe presentado en marzo último es la segunda oleada de resultados del Informe PISA 2012 relativos al área
transversal de 'resolución de problemas'. Como en otras oportunidades, el
informe protagonizó las portadas de los periódicos, los informativos
televisivos y las tertulias de los académicos y ciudadanos del día a día, y no en vano, pues se trata de la mejor herramienta con la que
se cuenta hasta ahora para aproximarse al conocimiento del éxito o fracaso de
los sistemas educativos, a pesar de que muchos académicos no lo consideran del
todo confiable.
¿Quiénes rinden la prueba PISA?
En
las pruebas PISA sólo participan los países que quieren someterse voluntariamente
a la evaluación. Perú es uno de los países menos desarrollados que tuvo la valentía de someterse a la prueba, junto a un grupo de países latinoamericanos. El propósito es averiguar si los estudiantes jóvenes de 15
años están adquiriendo las habilidades y los conocimientos necesarios para
afrontar las exigencias del futuro.
La evaluación
se enfoca en los procesos cognitivos que intervienen en la resolución de problemas
prácticos; es decir, se evalúa la exploración, comprensión, representación,
formulación, planificación, ejecución y reflexión, entre otras exigencias para
resolver los problemas. Se espera que los estudiantes primero observen e
interactúen con el problema y luego formulen una hipótesis para resolverlo. El
estudiante tiene la posibilidad de simular situaciones para resolver el
problema empleando un computador.
¿Qué preguntas se hacen en la prueba PISA?
¿Qué
tarifa es la más barata combinando varias ofertas de transporte público? ¿Por
qué falla un dispositivo electrónico? ¿Cuál es la ruta más rápida entre una
serie de mapas propuestos para llegar a un destino determinado? ¿Cómo programar
un termostato para encontrar la relación más adecuada entre temperatura y
humedad?, fueron entre otras preguntas las que se hicieron en la última prueba.
De
acuerdo con el estudio, sólo uno de cada
cinco estudiantes fue capaz de
resolver problemas sencillos en entornos que le son familiares. En ese
contexto, los estudiantes latinoamericanos son capaces de decidir una ruta
entre varios itinerarios que ya aparecen establecidos, pero se verían en dificultades para encontrarla en circunstancias que
les obliguen a abstraer opciones o en las que surjan complicaciones
imprevistas. Comparativamente, los estudiantes asiáticos, europeos y norteamericanos están en mejores condiciones.
Los resultados de PISA
Los resultados divulgados en el Informe PISA de
marzo de 2014 ubican a los estudiantes de Singapur
y Corea del Sur, seguidos por los de Japón,
con la puntuación más alta, en relación a los 44 países y economías que
rindieron la prueba. Los resultados indican que el rendimiento obtenido en la resolución de problemas se relaciona
“positivamente” con el rendimiento en otras asignaturas evaluadas.
En cuanto aAmérica Latina, los
resultados indican que los estudiantes de esta región están muy a la colade
sus compañeros de los países antes mencionados que, como ya afirmamos, obtuvieron el más
altos rendimientos. Los magros resultados de los latinoamericanos, por cierto, reiteran los hallazgos de años anteriores
con pruebas similares aplicadas en materia educativa (2).
Chile, aunque muy por debajo de la media de la OCDE, se
ubica educativamente como el país “menos malo” de América Latina,
al seguir teniendo los mejores resultados, tanto en resolución de problemas
cotidianos como en comprensión lectora, matemática y científica que los
estudiantes de otros países latinoamericanos.
El informe
PISA también señala a Brasil como uno de los países de la región que más ha
avanzado en materia educativa desde 2003 y con una mejor puntuación obtenida en
la última prueba.
En comparación
con otros estudiantes de la región de parecida formación académica, tanto los
brasileros como los estadounidenses son los que mejor se desenvuelven frente a
las dificultades e inconvenientes que exigen explorar nuevos caminos y hacer
uso de la experiencia acumulada en esa exploración, sostiene el informe, cuyos resultados se muestran a continuación:.
Los resultados reflejan indiscutiblemente
las desigualdades educativas imperantes en América Latina, estrechamente unidas
o derivadas de las elevadas desigualdades de ingreso que prevalecieron en los
años ochenta durante la “década perdida” dentro de los países y entre países y,
a pesar de que en la primera década del siglo XXI, la región experimentó una
etapa caracterizada por una disminución en la pobreza (medida por ingresos) y
en otros indicadores de privación material, así como por una caída en la
desigualdad. Esta reducción estuvo vinculada con dos factores: por un lado, la
mayor parte de las economías de la región experimentaron altos niveles de
crecimiento económico, acompañados de expansiones en el empleo y en los
ingresos laborales; por otro lado, la mayoría de los países incrementaron el
gasto social y pusieron en marcha amplios sistemas de protección social, o
extendieron en forma significativa el alcance de los existentes (3); sin
embargo estos avances no se reflejan en los logros educativos de los jóvenes,
probablemente por el efecto retardado de lo ocurrido en los ochenta.
Aunque el dinero no compre
la felicidad humana, ciertamente es un medio importante para alcanzar
estándares de vida más elevados y decorosos y, por consiguiente, un mayor
bienestar. Contar con recursos económicos más altos puede mejorar el acceso a
la educación, a los servicios de salud y vivienda de calidad, además de cubrir
los gastos en alimentos, ropas, materiales educativos y vivienda para los integrantes
del hogar. Sin embargo y no obstante las mejoras descritas, los ingresos
económicos se hallan distribuidos aun desigualmente dentro de los países y
entre los países, entre los que se cuentan a los de América Latina, que es
parte integrante de la pirámide mundial distributiva. En la OCDE, el
ingreso familiar disponible neto ajustado per cápita es de casi 24
mil USD al año, y algunos países como Alemania superan incluso los 60 mil
USD al año; y en el Perú, el ingreso medio es mucho menor a 8
mil US D al año, datos que no hacen sino confirmar los recientes hallazgos de
Piketty, Thomas en “El capital en el siglo XXI” y de Stiglitzt, Joseph en "El precio de la
desigualdad".
Resultados pésimos del Perú y urgencias de
cambio
El informe PISA 2012 ubica al Perú, en el ranking mundial,
en el último lugar tanto en comprensión lectora como en conocimientos
científicos y matemáticos, situación
deplorable que refleja indiscutiblemente, por un lado, el abandono e indiferencia de las autoridades
gubernamentales tanto actuales como anteriores, y la desidia del sector privado para lograr una educación nacional de calidad y,
por otro lado, la profundidad de la pobreza y la elevada desigualdad que reina en nuestro
país pese al mentado crecimiento económico, más allá de las estadísticas oficiales triunfalistas que, de hecho, son de por si cuestionadas por las evaluaciones mundiales como PISA y de otros temas íntimamente relacionados.
A continuación, las posiciones de los países de América Latina en el ranking mundial educativo, donde Perú "brilla" por su pésima performance.
Al final de este artículos, en el cuadro anexo, se detallan los resultados generales de la evaluación PISA, por materias y según países participantes de la prueba.
¿Sirve PISA para mejorar las políticas
educativas de un país?
Los Informes PISA, además de
presentar su ya famoso “ranking”, también contienen los análisis sobre cómo
deben ser las buenas escuelas, van mucho más allá de lo que permite una
aproximación a los datos cuantitativos, ofrecen también un análisis de los sistemas
educativos, ideas para mejorar la educación. Sin embargo lo que acapara la
atención de los destinatarios del informe son los “rankigns” y pocos onadiese concentra en el resto del informe. Hasta hay quienes
consideran que ese análisis adicional es pura especulación (4 y 5).
A pesar de aquellas apreciaciones
peyorativas, no significa que los Informe PISA no sirvan para nada. Lo cierto y sensato es que sus
conclusiones no deben ser tomadas como la única forma de conocer los sistemas
educativos del mundo y sus avances. No debe olvidarse que la evaluación se concentra esencialmente
en conocimientos y competencias de los alumnos de 15 años en matemáticas,
ciencia y compresión lectora. No hace otra cosa más, no evalúa la evolución de
los estudiantes a lo largo de los años; tampoco se concentra en analizar qué
saben de otras materias o si tienen habilidades para la filosofía, la historia,
la economía, la creatividad o si cultivan los valores humanos.
Los informes PISA son ciertamente útiles
para saber la posición relativa de la educación de un país y sus cambios en el
tiempo -como es el caso crítico de los países latinoamericanos-, pero nunca
debiera tomarse como la última palabra en materia educativa integral, tal como
lo aseveran reconocidos matemáticos, pedagogos y estudiosos sociales.
¿Qué hacer?
Frente a los hechos
observados, es un imperativo planificar y organizar cuanto antes debates
participativos y responsables entre los principales actores de la
educación y los grupos de interés, ya sean académicos, empresarios y hacedores
de la política educativa y social en cada uno de los países
latinoamericanos, particularmente en el Perú, con miras a diagnosticar profundamente
el problema y crear visiones educativas posibles, probables y preferibles,
enfocados en el desarrollo de largo plazo de nuestras sociedades y, a
partir de ello, delinear estrategias y políticas que promuevan
soluciones razonables, consensuadas y sostenibles, acorde a las condiciones
particulares de cada país, considerando entre ellas las grandes metas
propuestas por la CEPAL (6) y otros importantes que deben ser alcanzados por
los gobiernos y la sociedad latinoamericana:
· Universalizar la educación inicial o preprimaria;
·Asegurar el logro universal de la educación primaria;
·Elevar al 80% o más la cobertura neta de la
educación secundaria;
·Erradicar el analfabetismo de los adultos; y
·Mejorar la calidad y pertinencia de la
educación superior y técnica.
La educación es un
factor clave del desarrollo humano que no puede seguir a la deriva como hasta
ahora, y en manos de las fuerzas de mercado que, más que
"fallos", por su naturaleza tiene sesgos interesados en la
acumulación de la riqueza, sin importarle sus consecuencias de desigualdad y
pobreza. Para emprender estos cambios es necesaria la intervención de un Estado
responsable y comprometido con la población; asimismo de la ciudadanía organizada
y la cooperación internacional a fin de superar el problema
y enrumbar la educación como un bien social prioritario y esencial para el
desarrollo humano en libertad.
Ningún país del mundo ha
podido ni puede desarrollarse sin mejorar previamente la calidad de la
educación de su gente. Está demostrado históricamente que la educación es
y ha sido una piedra angular en el progreso de los pueblos, incluso en
épocas de oscurantismo; y lo será más aún en estas épocas de globalización o
internacionalización de la economía, de la información y del conocimiento.
Es el momento oportuno para
iniciar los cambios si de veras se quiere salvar a las nuevas generaciones
de latinoamericanos –particularmente a los peruanos- que, a nuestro pesar,
hoy caminan sin rumbo, incierto y peligroso. De los resultados de la
prueba PISA se desprende que, aquellos jóvenes que carecen de aptitudes
para resolver problemas, previsiblemente se convertirán, con el paso del
tiempo, en adultos y tendrán dificultades para encontrar y
mantener un trabajo digno u eventualmente crearlo, y esto
repercutirá no sólo en su desarrollo personal, sino en la de sus hijos y
de toda la sociedad.
Los problemas de la pobreza
y la desigualdad pueden regresar por efecto de la desaceleración económica que
viene profundizándose en la región, y las secuelas de éstas pueden cernirse
como graves amenazas en el futuro de nuestros jóvenes que, por cierto,
constituyen un enorme sector de la población y son la esperanza de
nuestros pueblos. Corresponde a nuestra generación promover la superación
de la crisis educativa, cueste lo que cueste, y asumir el compromiso
social con el futuro que les debe deparar.
Aproximadamente a 50.000
millones de dólares ascienden los recursos totales necesarios para financiar antes
del año 2015 las metas educacionales fijadas en diversos acuerdos
internacionales, según la CEPAL y UNESCO. Corresponde a los gobiernos asegurar
este financiamiento y organizar una gestión más eficaz y eficiente. Invertir
mejor, para invertir más es la idea.
Ante la notable
desaceleración económica y un desempeño menor de lo esperado en América Latina en
2014, el FMI rebajará probablemente sus previsiones en países como Argentina, Brasil,
Chile, Perú y otros, así lo afirmó en Chile Alejandro Werner, director para el Hemisferio
Occidental del Fondo Monetario Internacional (1).
Escenario de desaceleración económica en la región
Durante su presentación en un
foro en Santiago de Chile,el director para el
Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Werner, afirmó que en octubre la estimación del crecimiento económico en la región sería
rebajado desde una a ctual proyección del 2,0%.
Werner señalo que “Estamos
viendo para América Latina un escenario de desaceleración muy importante en el
año 2014 que se revertirá parcialmente hacia el 2015-2016, pero aún con eso
estamos viendo un desempeño futuro para América Latina para los próximos años
sustancialmente menor a lo que vimos en la última década”, dijo el vocero del
FMI.
De manera que los
pronósticos de crecimiento del 2014 en países como Brasil, Chile, Perú,
Argentina y Venezuela probablemente serán recortados, agregó.
Fin del ciclo de altos precios de materias primas exportables
Entre las razones que
mencionó para explicar la desaceleración de las economías de la región, Werner
destacó el fin del ciclo de los altos precios de las materias primas que
exporta la región.
En esa línea, dijo que el
voraz apetito por materias primas de China ha cambiado desde una postura de
agresivas inversiones a otra más focalizada en su demanda interna (2).
Caída abrupta de la industria manufacturera china (3)
El crecimiento del enorme sector
manufacturero de China cayó desde un máximo de hace 27 meses a 51,1 en agosto
último, conforme lo mostró un estudio del gobierno chino el lunes, ubicándose debajo
de la previsión y aumentando las señales de debilidad en la economía china.
El índice de gerentes de
compras (PMI por sus siglas en inglés) de China bajó en agosto
desde 51,7 en julio, aseveró la Oficina Nacional de Estadísticas. Los
economistas esperaban un dato de 51,2. En suma, la economía china está teniendo un débil comportamiento este año. El crecimiento se sumergió en 18 meses, a 7,4% en el primer trimestre, antes de subir levemente a 7,5% en abril y junio .
Urge que gobiernos adopten políticas contra cíclicas
Bajo ese nuevo escenario, el
director del FMI adelantó que la región enfrentará un período de años
de menor crecimiento, por lo que la política contra cíclica de los gobiernos
será clave en el campo fiscal.
“Cualquier ejercicio de
contabilidad de crecimiento para América Latina le tiene que dar que, para los
próximos cinco años, el crecimiento difícilmente será cercano al 4.0% que
registramos (anteriormente) y será mucho más cercano a una tasa promedio del
3.0%”, dijo Werner.
Retorno de temas estructurales a la agenda política
En otro pasaje de su a locución, Werner señaló que los temas estructurales deberían regresar a la agenda económica
y política, de manera importante, si se quiere remontar la actual desaceleración. El Banco Mundial también coincide con el mismo diagnóstico de la desaceleración económica latinoamericana, y más aún sobre el tipo de cambio que estaría funcionando como “amortiguador”. Obsérvese la información comparativa del siguiente
gráfico por regiones selectas y "el mundoi sin vientos" de América Latina.